domingo, 20 de diciembre de 2009

La teatrera Cumbre de Copenhagen


Se ha montado tanto ruido con respecto a la Cumbre de Copenhagen, contra el cambio climático, tantas quejas, tantas horas de reunión para un vano acuerdo que omite la reducción de emisión de gases invernaderos y cuya mayor ambición es el recorte económico en dicho sector y del cual 5 países toman nota pero no lo aprueban. Unos 30.000 millones de dólares se destinarán a ayudar a los países subdesarrollados a adaptarse a las necesidades del Cambio Climático y posteriormente, en 2020, ha aumentar esa cifra a 100.000 millones.

Yo pienso que nada de eso importa porque toda la Cumbre es un gran teatro, se llegó a ese punto para renovar las intenciones contra el Cambio Climático, que precisamente no atraviesa su mejor momento de fiabilidad al demostrarse que varios científicos manipulaban datos para agravar ese supuesto cambio y que se ha saldado con la dimisión de algún que otro jefe.

Digo que es un gran teatro porque se vuelve a cumplir el comportamiento al que nos tienen acostumbrados los políticos: la hipocresía. Incluso antes de comenzar esa cumbre se sabía que era un teatro a escala internacional.

Su celebración ha generado más CO2 que una ciudad de 200.000 habitantes, así mismo más de 140 jets privados han pasado por el aeropuerto de la capital danesa. Todos los líderes mundiales que venían a “salvar el mundo” no han rechazado que los restaurantes se abastezcan de una carta “sostenible” (foi grass y caviar de la mejor calidad).

La señora Majken Friss Jorgensen, propietaria de la mayor empresa de limusinas del país, ha confirmado que el conjunto de empresas de limusinas han aportado más de 1.200 vehículos, de los cuales sólo 5 respetan el Medio Ambiente al ser eléctricos o híbridos.

Así mismo, el “Sindicato del Sexo en Dinamarca”, siguiendo la recomendación del Consejo de la ONU de ser “ser sostenibles, no compren sexo” ha ofrecido el servicio gratuito de sus trabajadores a todo aquel que posea un pase que le acredite como delegado de la famosa Cumbre.

La representación española acabó dando la nota, como siempre, que se materializó en el discurso de Zapatero que dijo textualmente “La Tierra no le pertenece a nadie, sólo al viento”. Entonces, Zapatero, ¿la Tierra pertenece al viento? ¿Le dirás lo mismo a Mohamed VI cuando reclame Canarias, Ceuta y Melilla? ¿Entonces el país al que malgobiernas no le pertenece a los españoles? ¿Le pertenece al viento?

Encima la frase es fea, porque si todavía dijeras que “la Tierra sólo le pertenece a Dios” o “la Tierra no le pertenece a nadie” pero ¿al viento?

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