martes, 16 de agosto de 2016

El Brexit y los referéndums

El 52% de los electores británicos ha decidido que su país debe abandonar la UE, continuando su camino en solitario. Lo que comenzó como herramienta de presión para renegociar la posición británica, ha terminado como un paso atrás en el proceso de integración europeo. El movimiento euroescéptico no ha logrado un resultado semejante en ningún otro Estado de la Unión. Dado el resultado del referéndum, el Reino Unido debe abandonar la organización internacional que más ha avanzado a nivel mundial en la integración política, económica y social de sus miembros.

Los argumentos esgrimidos a favor del Brexit, tales como la recuperación de la soberanía nacional, el control de los flujos migratorios o el propio ego británico, son los que han triunfado. Por otra parte, los argumentos de la solidaridad entre los Estados Miembros y las ventajas y beneficios económicos reportados por la Unión no han logrado convencer a la mayoría de los británicos. Las instituciones europeas han aceptado democráticamente el resultado y han manifestado que las negociaciones formales para la completa desconexión del Reino Unido deben comenzar lo antes posible.

Durante el tiempo que duren las negociaciones se mantendrá el statu quo de los ciudadanos europeos en Gran Bretaña, y a la inversa. Pero es una realidad que cuando el proceso termine, las libertades fundamentales de libre circulación de personas y bienes y servicios quedarán restringidas. Los productos británicos serán más competitivos debido a la previsible caída de la libra, pero esto también provocará que los ciudadanos tengan menor poder adquisitivo. El comercio entre el continente y la isla volverá a sufrir aranceles y aduanas, dificultando el intercambio comercial y el progreso económico. Además, las inversiones extranjeras en el país caerán previsiblemente por la enorme inseguridad jurídica que se avecina.

Las negociaciones conducirán a un acuerdo entre el Reino Unido y la UE, o en su defecto y según la materia, con cada uno de los Estados Miembros, para reconfigurar la situación del primero en el marco europeo. Los acuerdos que se alcancen probablemente mantendrán algún tipo de cooperación y facilidades económico-comerciales, pero en ningún caso podrán alcanzarse los niveles de integración de los que actualmente disfruta el país anglosajón.

El resultado ha provocado la dimisión de David Cameron. Dimisión lógica, pues no es posible que el primer ministro que ha hecho campaña a favor del remain lidere a su país en el proceso de desconexión, pues supondría gobernar contra conciencia. Cameron se ha suicidado políticamente y ha devuelto a su país al s.XIX. Su estrategia ha fracasado estrepitosamente; pensaba que el referéndum como medio de presión permitiría a Gran Bretaña negociar de manera reforzada, y sin embargo ha provocado su salida de la UE. El primer ministro británico, ante las presiones de sus colegas euroescépticos de partido, ha antepuesto su silla al futuro de los británicos.

Cameron ha sumido a su país en una profunda crisis de consecuencias desconocidas. Ha dividido la sociedad británica en bandos y ha dado el primer paso para la desintegración de su país. El hecho de que Escocia e Irlanda del Norte hayan votado por el remain, ha dado aliento a los independentistas de ambas regiones, quienes reclaman un nuevo referéndum sobre su independencia; o como mínimo, la manutención de sus vínculos con la Unión. En cualquier caso, es necesario debatir sobre dos cuestiones fundamentales: cómo entender la democracia y la validez de su manifestación más directa, el referéndum.

No es prudente confiar cualquier tipo de asunto al referéndum, pues existen cuestiones trascendentales y técnicamente complejas que no pueden decidirse de manera tan simple. La democracia directa es difícilmente practicable, y cuanto menos, este tipo de decisiones requieren una mayoría reforzada. La salida de Gran Bretaña no puede decidirse únicamente por el 52% del electorado, pues constituye una mayoría volátil que puede convertirse en minoría en pocos años, dado que los jóvenes han votado masivamente por permanecer en la Unión.


Como conclusión, los británicos deben prepararse e iniciar el proceso formal de desconexión. Reino Unido sobrevivirá porque es una gran nación, pero se avecinan tiempos turbulentos e inestables. También es tiempo de reflexión para los defensores de la Unión, pues ha quedado demostrado que el proceso de integración europeo no es irreversible, y que todavía queda mucho camino que recorrer para conseguir la completa integración.

domingo, 26 de junio de 2016

Elecciones generales de 26 de junio de 2016 (II)

Por otra parte, Podemos es quien más tiene que ganar, siendo el otro partido de reciente formación que aspira a ser segunda fuerza política y principal partido de la izquierda. Con un líder carismático y un excelente manejo de las técnicas telecomunicativas, ha aprovechado el descontento de la ciudadanía, marcándose un objetivo claro con un itinerario detalladamente calculado y exitosamente ejecutado. En este sentido, ya ha absorbido a IU y el siguiente paso será la fagocitación del PSOE, tendiendo su mano al líder socialista y asegurando que sólo pactará con él. Si la ambición de Sánchez es mayor que su prudencia, y acude a los cantos de sirena de Iglesias, el PSOE caerá en manos de los populistas.

Aunque Iglesias se reivindique como garante de la socialdemocracia y asuma posiciones más moderadas, sigue siendo de extrema izquierda. Su ideología, manifestada en sus programas y entrevistas, no puede maquillarse de un día para otro. Cualquier moderación en su discurso responde a intereses electoralistas. Iglesias no es socialdemócrata, sino bolivariano; tampoco cree en la UE, sino que aboga por salir del euro; y no sólo asesora a una dictadura de facto, sino que ha sido financiado por la misma para fomentar sus políticas en España. Es difícil que lleguemos a la situación de Venezuela, pero no porque Iglesias no esté dispuesto a aplicar ciertas políticas, sino porque nuestro país pertenece a ciertas organizaciones internacionales que dificultarían su aplicación.

Sin duda alguna, la situación más complicada es la de los socialistas, quienes siguen lastrados por la herencia de Zapatero. Tras sus casi ocho años de Gobierno, los socialistas no han logrado recuperar el electorado perdido ni con Rubalcaba ni con Sánchez, evidenciándose este hecho una y otra vez en unos cada vez peores resultados electorales. La conjugación de nefastos líderes, la falta de un marco discursivo común y la incoherencia de sus pactos electorales con las “filiales” de Podemos, han hecho del PSOE una sombra de lo que en su día fue. Es triste cómo el partido de izquierdas por excelencia en España, garante de estabilidad y con experiencia de Gobierno, naufraga de semejante manera.

Los socialistas saldrán mal parados sea cual sea la decisión que tomen. Las alternativas reales se reducen a formar un Gobierno progresista con Unidos Podemos, o bien permitir que el PP gobierne en minoría. Respecto a la primera opción, Sánchez no tiene la certeza de ser presidente del Gobierno debido al eventual sorpasso. Sánchez ambiciona el poder, pero es dudoso que esté dispuesto a alcanzarlo a cualquier precio. Pactar con Podemos supone abrazar el populismo, las políticas que han llevado a Grecia al abismo y la posibilidad de que los secesionistas consigan sus propósitos.

La segunda posibilidad pasa por pactar con el PP, formando un gobierno de coalición o permitiendo que gobiernen en minoría. Ello supondría pactar con aquellos a quienes llevan cuatro años criticando, y con quienes han “destruido” los derechos sociales. La continuidad de las políticas populares significaría la destrucción de los socialistas y su completa pérdida de credibilidad. En cualquier caso, la abstención para que gobiernen en minoría permitiría a los socialistas aguantar la posición a Podemos y a los populares, de tal manera que podrían calcular los tiempos y derribar el Gobierno conservador cuando fuera el momento oportuno.

Todas las encuestas auguran similares resultados a los de las anteriores elecciones, con algún ligero matiz. No habrá mayorías amplias que permitan formar un gobierno estable, sino más bien débil y de legislatura corta. El objetivo principal debe ser alejar a Podemos del poder, evitando que destruyan el mínimo progreso que haya podido conseguirse en los últimos cuatro años. En este sentido, será trascendental el papel que juegue el PSOE. Si consigue ser segunda fuerza política, Pedro Sánchez pretenderá formar gobierno con la abstención de Podemos. Si no lo consigue, Sánchez se abstendrá y permitirá formar gobierno a Rajoy, con tal de impedir que Iglesias sea presidente. En cualquier caso, Sánchez no tardará en ser sustituido sea cual sea el resultado.

Todas estas suposiciones ignoran ciertas variables, como el eventual apoyo de Sánchez a la formación de un frente popular, o el requisito sine qua non de que Rajoy abandone la presidencia. Teniendo en cuenta los tiempos de inestabilidad que se avecinan, los diferentes candidatos deben abandonar sus posicionamientos personalistas y anteponer el interés de España. Es evidente que la situación de desgobierno no puede prologarse por más tiempo, nuestro país necesita un Gobierno, y sobre todo políticos con visión de Estado. 

Elecciones generales de 26 de junio de 2016 (I)

El pueblo español ha sido convocado a las urnas el próximo 26 de junio, tras el fracasado intento de formar Gobierno tras las elecciones del 20 de diciembre. Aunque PSOE y C´s lograron llegar a un acuerdo de mínimos para evitar el bloqueo institucional, el mismo no convenció al resto de formaciones políticas. En consecuencia, tanto el PP como Podemos votaron en contra de la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno de España.

Lo sucedido no sorprende, claramente la época del bipartidismo ha terminado y nos encontramos ante un Parlamento enormemente fraccionado. Por tanto, la formación de Gobierno será sumamente complicada, especialmente debido a la disparidad ideológica de las cuatro principales fuerzas políticas. Resulta muy interesante la situación en que se encuentran dichas fuerzas, las cuales deben actuar prudentemente y gestionar los eventuales pactos electorales conforme a sus principios ideológicos y las necesidades de la nación.

Respecto al Partido Popular, Mariano Rajoy es el máximo responsable de todo lo ocurrido desde 2011. Entender la política en clave exclusivamente económica, la ausencia de comunicación y la corrupción sistemática son las causas de la presente situación de disgregación política. La transición entre alcanzar una mayoría absoluta aplastante y, a los cuatro años no obtener ni la sombra de dicho resultado, es un enorme fracaso. El PP tiene la suerte de ser el único situado en el centro derecha, pues de lo contrario podría haber sido víctima de un trasvase de votos aún mayor.

Los populares no conseguirán formar gobierno si no se replantean ciertos posicionamientos, aunque sean la lista más votada. En este sentido, tal vez Rajoy deba dimitir si con ello facilita la formación de un gobierno de coalición, o corregir ciertas decisiones puntuales de enorme trascendencia, como el aforamiento de la señora Barberá. Es necesaria una auténtica regeneración del PP que devuelva la confianza a la ciudadanía y sitúe a los conservadores en una posición reforzada para poder negociar la formación de gobierno.

En cuanto a C´s, una de las nuevas fuerzas políticas, las encuestas de las anteriores elecciones llegaron a situarlo en tercera posición, e incluso en segunda. Finalmente eso no ocurrió, quedando como cuarta fuerza política a cierta distancia del PSOE y Podemos, lo cual no deja de ser un buen resultado. La opinión pública y la izquierda le han acusado de ser escudero de los populares, alegando que su programa electoral constituye una copia del de aquellos, y situándolo en el espectro político de la derecha. Por otra parte, los populares han lanzado las mismas acusaciones en sentido inverso.

Las acusaciones de la izquierda no son del todo justas. Rivera ha tendido puentes con el PSOE antes que con el PP, proponiendo un modelo socio-económico distinto y defendiendo la legalización de ciertas drogas, la eutanasia y la regulación de la prostitución. De lo anterior no se desprende ningún tipo de conservadurismo. Ciudadanos puede ayudar modestamente y dentro de sus posibilidades a la formación de un Gobierno de mínimos, habiendo demostrado que apuesta por la estabilidad y unidad. Ahora bien, su insuficiente mayoría parlamentaria, la elección del socio incorrecto, la intención de agradar a todo el mundo y su excesiva moldeabilidad contribuyen a que C´s no sea una alternativa completamente creíble. 

sábado, 11 de junio de 2016

Autonomic Catalan elections on 27th September 2015

The date 27th September 2015, the last episode from the independentist challenge, will be decisive for Catalonia and Spain future. The independentists are agglutinated around a single list whereof they hope to get the enough Parliamentary majority which let them to unilaterally declare the independence and create a new State. In order to achieve that, Arthur Mas is advised by an “experts group”, building authentic State infrastructures straight from inside the Catalan Community and disposing of everything they need to take that goal.

The independentists have understood these elections as plebiscitary ones; despite the elections order did not mention anything about that with the purpose of avoiding an eventual complaint before the Constitutional Court. However, although from the juridical view are just an autonomic elections, these elections are crucial and mean a decisive battle in the dialectic war that the unionists have been losing for several decades. The massive vote, the not-independence victory and the independentists’ failure are crucial for changing the fracture tendency which has been imposed since 1980.

Mas has lost the control of the game that he began years ago, he is on a not-exit street, pressured by his partners and the independentists lobbies. The blackmail strategy has become in something dangerous which has led Catalonia to the border abysm. The President has seriously broken the Catalan society, dividing families and sowing the hate and radicalism seed. In addition, he has destroyed his own party, which is the result of a thirty years coalition. There are not politicians who had the enough legitimacy for causing that damage, skiving the attention from the really important issues in order to hide his miseries.

From an economic view, there are some doubts about the Catalonian State viability, due to the fact that many people affirm the separation from Spain would lead to the collapse and it would not be possible to pay the retirements, government officials’ wages and other essential spending. Moreover, we must take into account the difficulties due to the reestablish of customs houses and borders surveillance. However, the unionists should not focus all their arguments on the economy issue, because if the Catalan State was viable they would not be able to support their position. Although it is not the most common speech, the best reason for the not-independence must be historical, social, juridical and, specifically, the common sense.

Historically, Catalonia has never been an independent kingdom, but belonged to the Aragon kingdom. Neither, the Secession War supposed an independence war, but a civil war that was caused by an empty throne. Neither the Second Republic proclamation meant to ignore the entire Spain, but the establishment of the Catalan Republic inside to the Spanish Federal Republic. Essentially, people ignore that nationalism were born in the XIX century in the textile industry and foreign imports framework.

From the social reasoning, the independentism is inspired by the race purity and the prosecution of what is different. The race purity idea ignore the non-existence of pure Catalan people and the migratory movements from the South Spain during the XIX and XX centuries. The Catalan society is a mix from different origins and not a monolithic stone, just as some people pretend. In addition, despite the external appearance, the independentists do not constitute a social majority, since those who defend the stay of Catalonia in Spain are over the 50% and still are increasing, just as show some surveys made by the own Generalitat.

From a legal view, the secession is impossible although some people use the juridical framework for their own advantage, using distilled arguments. It does not exist the “right to secession”, despite some people try to hide it behind the opportunist “right to decide”. The Spanish Constitution recognize the Spanish Nation indissolubility and the legislation provide tools for defend it. The Mas behaviors constitute an attack against the legality and a seditionist punishable attitude. In this way, the Generalitat officials should disobey those orders which were clearly contrary to the legislation or constitute legal offence. The non-fulfillment of Constitutional Court awards in the linguistics or competences field, and the illegal summons of a consultation should have been stopped under that principle. However, the reality has been different.

From an international legal framework, the Catalan State would be out from the European Union, despite in fact it continued using the same currency. The independent Catalonia would have to apply for the entrance in the EU, which would require the unlike unanimity of all the Member States. According to that, the Mas international adventures have failed, due to the fact that the International Community has respected the principles of non-intervention on the internal affairs and the territorial integrity of a sovereign State. The responsible States reject the instability, the uncertainty and the recognition of a fact which could be qualified as “coup d´état”. That failure has happened despite the establishment of the wrong called “Catalan embassies”, and other actions.

However, rejecting the independence does not impede to debate about how Catalonia must fit in Spain. Neither to talk about the necessaries Constitutional and tax reforms. It is clear that something does not work in Catalonia, and the passive attitude from the Spanish Government does not help. Nonetheless, in order to debate about these socio-economic issues it is necessary to have enough and reliable data, checked by independent experts who confirm or refute the Catalan unbalanced budget. In any case, a best autonomic financing, the recognition of the Catalan singularity in an eventual Constitutional reform or the establishment of an asymmetric decentralized model will not satisfy the secessionist aims.

It is necessary to revise and reform the autonomic territorial, competence and financial model. In that sense, it should establish a clear competence distribution, transferring some essential competences to the Central State, such as Education. It should remove the uncertainty and duplicities, defending the territorial solidarity among the different peoples of Spain and claiming for responsibility and well management to every single governor.


Definitively, the common sense arguments are those which must be imposed: the union leads to the stronghold, and the disaggregation cause weakness. Spain is a great Nation and its diversity constitutes its best value. As big as the integrity among its peoples was, better and more effective will be the responses before the XXI century challenges. It should exist an open minded vision in a world where the borders are being blurred, the universality is growing and the ostracism does not fit.

jueves, 9 de junio de 2016

Abraham Lincoln and our time.

The North American War Secession (1865-1865) was one of the most traumatic episodes from the short History of the United States of America. It supposed a crash between two different perspectives about the State´s territorial organization, the opinion of the Founding Fathers on the slavery and the way to understand the own democracy.

The Slavery ran a different lucky in the United States, since the North expressly banned that, or at least it was observed as a social reality which would disappeared. The South maintained it due to the white superiority presumption and an economic oligopoly which understood slavery as a legitimate institution. That debate took place in a legal framework where the slavery regulation was understood as a State field, and not a Federal one. 

Those fights between two opposite conceptions and the multiple socio-legislative battles led to a civil war, in a framework of opposite economic interests. The South States decided to proclaim the independence and organized them as a confederation, pressured by a Parliament which was against slavery. These States strongly believed that was better to strengthen the power and autonomy of the States, instead the federal power. However, the tools used were away from a democratic process and supported by the population.

Abraham Lincoln, who achieved the presidency once the war had started, emerged before that extremely situation and passivity of the unionists. Lincoln, who was lawyer and politician, had suffered a lot of punches during his life: from electoral and politic defeats to the loss of his son. His arrive to the Federal Government meant an electric shock which allowed the Union to react against the independence challenge. Lincoln knew the historical importance of the war which was taking place, since the survival of the Union meant the survival of the democracy. Moreover, behind that conflict there was a moral dilemma: the slavery debate.

The President defended the men had been created as equals by God, and for that reason the slavery was condemned to disappear in the South progressively. Given that, there was not necessity to adopt legislative measures in order to eradicate it at one time. His thought obliged him to adopt measures during the war which seemed to be too soft by the radical Republicans and inacceptable for the Democrats who supported the Federal cause. His thought can be expressed as follows: “If I could save the Union without liberate any slave, I would do, and if I could save it liberating all of them I would do, and if I could save it liberating some of them and let some behind, I also would do”.

Although the war did not started well for the unionist due to the inexperience of its army and the irresolute generals who commanded it, Lincoln never gave up. Next to the presidential determination, the Union owns the industry and amount superiority. After several defeats the course of the war changed for the Union, at the same time that the possibilities of rebel international recognition were falling. The disintegration and the inexistence of a strong central power were the keys of the rebel final defeat. During the war, the Lincoln´s moral dilemma was solved for the slaves: it was effectively proclaimed the slaves emancipation in the whole national territory, including the secessionist states.

Although in the practice it had not a relevant repercussion and Lincoln had to face crossfire from two extreme positions, the President made a decision according to his faith. The decision was made according to the fundamental conviction regarding the radical equality of all men recognized by the Constitution, and which roots were in the biblical scriptures and the Christianity faith. Lincoln was strongly convinced he was complied with the Creator desires.

Ended the war and having survived the United States, against what was expected and the revenge claims, Lincoln led a peaceful policy regarding the losers. He believed that the best way to maintain the Union and cure wounds go through reincorporating the rebels to the national life, without rancor and revenge. That purpose came true by death penalty commutations, pardons, the joining of south soldiers to the US army and the strict limitation of confiscations. However, the total national reconciliation and social integration of black people were delayed until the twentieth century as consequence of the President murder.

Disappeared the major icon of national reconciliation and moderation from the slavery ending, the radical Republicans get the control of legislative and executive powers, approving acts in order to punish the rebels and using the black vote for biased purposes. As consequence of that radicalism, it beginning a system based on the favoritism and corruption, which conducted to a legal response by the south Democrats where the black people was situated in a lower juridical and social position. In addition, it took place violent acts from some radical groups. The death of Lincoln and his policy delayed almost a century what could have been achieved in a few decades.

From this chapter of the North American History we can learn universal teachings: the necessity to strongly defend the Democracy, avoiding that minorities subvert or blackmail it and setting before their particular interest from the rest of the Nation. It is also necessary to being strong before who pretend destroy what has cost effort and sacrifice. Before who attack the democratic building, its defenders should emerge firmly. Moreover, it should recognized scopes which are above the play of parliamentary majorities and the convenience of a reconciliation policy. It is necessary to achieve a Nation where everyone can be inside, fixing wounds and looking at the future.


In conclusion, despite the non-religious character of the State, it would not be harmful that politicians leaders trust in a high being who knows the destine of men and nations, just as Lincoln did. And coherently, they worked for the poorest and the downtrodden, defending the equality of opportunities. Essentially, Spain is where these ideas need to be put in practice. 

miércoles, 26 de agosto de 2015

Elecciones autonómicas catalanas de 27 de septiembre de 2015

El 27 de septiembre de 2015, último episodio del desafío soberanista, será decisivo para el futuro de Cataluña y España. Los independentistas se aglutinan en torno a una única lista con la que esperan obtener la mayoría necesaria para declarar unilateralmente la independencia y crear un Estado. Para lograrlo, Artur Mas se ha rodeado de un equipo de “expertos”, creando verdaderas estructuras de Estado en el seno de la Comunidad catalana y disponiendo de todo lo necesario para conseguir sus objetivos.

Los soberanistas han planteado las elecciones como plebiscitarias, aunque en el decreto de convocatoria no se le imprima ese carácter para evitar una posible impugnación ante el TC. No obstante, aunque jurídicamente sean unas simples autonómicas, estos comicios son esenciales y constituyen una batalla decisiva en la guerra dialéctica que los unionistas llevan décadas perdiendo. El voto masivo, la victoria del “no a la independencia” y el fracaso de la lista soberanista son fundamentales para invertir la tendencia fracturadora que se impone desde 1980.

A Mas se le ha escapado de las manos el juego iniciado hace años, encontrándose en un callejón sin salida presionado por sus socios y lobbies independentistas. La estrategia del chantaje se ha convertido en algo peligroso que ha llevado a Cataluña al borde del abismo. El presidente ha fracturado profundamente la sociedad catalana, dividiendo familias y sembrando la semilla del odio y el radicalismo. También ha conseguido destruir su propio partido, fruto de una coalición de más de treinta años. No existe político lo suficientemente legitimado para causar semejante daño, desviando la atención de los asuntos verdaderamente importantes para ocultar sus miserias.

Desde el punto de vista económico, resulta dudoso que el Estado catalán sea viable, pues muchos aseguran que la desconexión con España conduciría al colapso e incapacitaría para hacer frente al pago de pensiones, funcionarios y demás gasto esencial. A todo ello debe añadirse las dificultades que entrañaría el restablecimiento de aduanas y controles fronterizos. No obstante, los unionistas no deben apostar todo a la cuestión económica, pues nada les quedaría si finalmente el Estado catalán fuese viable. A diferencia de lo comúnmente alegado, los mejores argumentos deben ser históricos, sociales, jurídicos y especialmente los del sentido común.

Históricamente Cataluña nunca ha sido un reino independiente, sino perteneciente a la corona aragonesa. Tampoco la Guerra de Sucesión supuso un conflicto armado por la independencia de Cataluña, sino una guerra civil por la ocupación de un trono vacante. Tampoco la proclamación de la I República catalana supuso obviar al resto de España, sino la proclamación del Estado catalán dentro de una Federación. En esencia, se ignora que el nacionalismo tiene su origen fundamentalmente a finales del s.XIX en el contexto de la industria textil catalana y las importaciones extranjeras.

Respecto a los argumentos sociales, el soberanismo se inspira en la pureza de la raza y la marginación de lo diferente. La idea de la puridad catalana desconoce la inexistencia de catalanes de pura cepa y los flujos migratorios provenientes del sur de España durante los siglos XIX y XX. La sociedad catalana es un conglomerado de diversos orígenes y no un bloque monolítico como creen algunos. Además, en contraste con la apariencia externa, el soberanismo no constituye mayoría social, pues los partidarios de la permanencia en España superan el 50% y se mantienen al alza, tal y como manifiestan diversas encuestas realizadas por la propia Generalitat.

En cuanto a los argumentos jurídicos, la secesión es imposible aunque algunos utilicen el ordenamiento a su conveniencia con razonamientos alambicados y torticeros. No existe el “derecho a la secesión”, aunque se intente camuflar bajo el oportunista “derecho a decidir”. La Constitución reconoce la indisolubilidad de la Nación Española y el ordenamiento posee mecanismos para salvaguardarla. El comportamiento de Mas constituye un ataque a la legalidad y una actitud sediciosa punible; en este sentido, los propios funcionarios de la Generalitat deben desobedecer aquellas órdenes que sean abiertamente contrarias al ordenamiento o constituyan delito. El incumplimiento de las sentencias del TC en materia lingüística, competencial y la convocatoria de la consulta ilegal deberían haber sido abortadas bajo este principio, aunque la realidad ha sido distinta.

Desde el plano jurídico internacional, el Estado catalán estaría fuera de la UE aunque de facto siguiera usando la misma moneda. La Cataluña independiente tendría que formalizar una solicitud para entrar en la UE, requiriendo de la improbable unanimidad de todos los Estados Miembros. En este sentido, las aventuras internacionales de Mas han fracasado, pues la comunidad internacional ha respetado los principios de no injerencia en los asuntos internos e integridad territorial de un Estado soberano. Los países responsables rechazan la inestabilidad, incertidumbre y el reconocimiento de un hecho que puede calificarse como golpe de Estado. Dicho fracaso se ha producido a pesar del establecimiento de las mal llamadas “embajadas catalanas” y otras actuaciones.

No obstante, rechazar la independencia no impide debatir sobre el encaje de Cataluña ni las reformas constitucionales y fiscales que sean necesarias. Es evidente que algo no funciona en Cataluña y que la actitud inmovilista del Gobierno no es positiva. Sin embargo, para debatir sobre estas cuestiones socio-financieras es necesario disponer de datos fiables avalados por expertos independientes que desmientan o confirmen el supuesto desequilibrio financiero catalán. En cualquier caso, una mejor financiación autonómica, el reconocimiento de la singularidad catalana en una eventual reforma constitucional o el establecimiento de un modelo descentralizado asimétrico no calmará
las ansias secesionistas.

Es necesario revisar y reformar el modelo territorial, competencial y financiero autonómico. En este sentido, debe establecerse un claro reparto competencial, traspasando al Estado algunas competencias esenciales como la Educación. Deben eliminarse las incertidumbres y duplicidades, defendiendo la solidaridad territorial entre los distintos pueblos de España y exigiendo responsabilidad y buena administración a cada uno de sus gobernantes.

En definitiva, son los argumentos del sentido común los que deben imponerse: la unión hace la fuerza y la disgregación debilita. España es una gran nación y su diversidad constituye su mejor patrimonio. Cuanto mayor sea la integración entre sus pueblos, mejor y más eficaz será la respuesta ante los retos del s.XXI. Debe existir amplitud de miras en un mundo donde se difuminan las fronteras, se tiende a la universalidad y el ostracismo no tiene cabida.

lunes, 3 de agosto de 2015

Elecciones municipales y autonómicas 2015


Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas de 2015 ponen de manifiesto el cambio de tendencia producido en la política española. Partidos de reciente formación han alcanzado la alcaldía de grandes ciudades, acabando con la tradicional hegemonía de los partidos mayoritarios. Como ocurrió en las elecciones europeas, el resultado constata la ruptura del bipartidismo y la entrada en escena de nuevos partidos. El juego de pactos ha permitido a Carmena y Colau ser alcaldesas gracias al apoyo del PSM en Madrid y del PSC, Esquerra y CUP en Barcelona.

No obstante, a nivel autonómico los pactos han permitido la continuidad de gobiernos históricos en Andalucía, Madrid y Extremadura, de la mano de Ciudadanos y Podemos. Además, estas elecciones han confirmado el descalabro de partidos minoritarios como IU y UPyD, los cuales han desaparecido prácticamente del mapa territorial y político. En general, los resultados obtenidos deben inducir a los partidos políticos a la reflexión, especialmente aquellos que se han alternado el poder durante treinta años.

El Partido Socialista no ha logrado desvincularse de la herencia de Zapatero y jugará un papel clave en su propia decadencia. Pedro Sánchez piensa que la recuperación del partido pasa por girar a la izquierda abandonando el centro, cree que apoyar a Podemos en las municipales le permitirá situarse como alternativa de Gobierno. El líder socialista considera aliados a quienes antes tachaba de radicales y con los que aseguraba que no pactaría. Sánchez ignora que el plan de Iglesias no consiste en aliarse definitivamente con el PSOE, sino fagocitarlo y ocupar el espectro que le pertenece. El PSOE está siendo destruido por su incapacidad para articular un proyecto nacional creíble y la falta de un discurso universal aplicable a todas las CCAA.

Muchas de las propuestas de Sánchez desconocen la realidad española, por ejemplo proponer el federalismo para un país cuya organización territorial no desmerece dicho modelo. El PSOE ha logrado más poder en estas últimas elecciones, pero ha obtenido el peor resultado de su Historia. Es una lástima que el partido de izquierdas por excelencia y tradición histórica, garantía de estabilidad, se hunda de tal manera en las aguas del populismo. En este sentido, los resultados de las elecciones generales serán aún peores y forzarán al desorientado PSOE de Sánchez a formar parte de una coalición de izquierdas y no precisamente liderándola.

Respecto al Partido Popular, sus impopulares medidas y la corrupción le han pasado factura, siendo incapaz de explicar de manera comprensible sus ideas y propuestas. El PP ha abandonado la arena mediática y renuncia a defender la fundamentación y fin de las medidas tomadas, o cuanto menos lo hace inadecuada e insuficientemente. Los populares han olvidado que en la argumentación y el debate intelectual reside el núcleo de la batalla por las ideas. No obstante, resulta más lamentable que hayan entendido la política en clave netamente económica. Es cierto que la economía juega un papel fundamental en la sociedad contemporánea y España necesitaba reformas económicas, pero no todo se reduce al mercado.

El Gobierno debe plantear debates en cuestiones como la investigación, educación o búsqueda del bien común, cuestiones que no sólo se plasman en leyes y medidas económicas. Mariano Rajoy ha rehuido debatir sobre muchas cuestiones, perdiendo una oportunidad histórica y contagiándose del complejo que reina en la derecha española, que le amputa la legitimidad para plantear y tomar cualquier tipo de medida social. Si el Partido Popular no corrige esta tendencia está condenado a volver a la oposición o, en el peor de los casos, convertirse en un partido veleta como el dirigido por Pedro Sánchez.

Respecto a Ciudadanos, debe valorarse positivamente sus intenciones de renovación sin destruir lo conseguido, la disposición para llegar a acuerdos que eviten el desgobierno y la labor realizada en Cataluña en defensa de la unidad nacional. No obstante, Ciudadanos intenta contentar a todos y presenta indefiniciones que acabarán perjudicándole. Además, merece especial crítica algunas de sus propuestas: la imposición legal de primarias a todos los partidos y la supresión del régimen foral navarro. Imponer el modelo de primarias supone una intromisión intolerable en la libertad organizativa de las formaciones políticas, sin perjuicio de las consecuencias legales que se deriven de escoger un modelo u otro. Por otra parte, la supresión del fuero navarro conlleva la eliminación de uno de los elementos que conforman la identidad navarra en el conjunto de la Nación Española.

En cuanto a Podemos, ha logrado alcanzar la alcaldía de las principales ciudades y ser palanca de gobierno en alguna autonomía. No obstante, le hará perder votos su buscada vinculación con el Gobierno griego, los problemas asociados a la formación de las listas, y la simpatía por el bolivarianismo y los abertzales. Los populistas han moderado su discurso para impedirlo, a pesar de lo cual su retroceso es inevitable tal y como presagian algunas encuestas. Además, su probabilidad de éxito e influencia se reducirán a medida que mejore la situación económica y sean visibles las consecuencias de las medidas adoptadas en las alcaldías: inseguridad jurídica, inestabilidad, retroceso y división.

España afronta un reto sin precedentes, planteando un nuevo panorama las próximas elecciones generales. El bipartidismo será liquidado a nivel nacional y en el Congreso habrá cuatro partidos principales: el entendimiento y los pactos serán necesarios. Probablemente el PP gane las elecciones por la mínima y necesite apoyos para gobernar, aunque otro escenario pasa por un gran pacto de izquierdas en el cual Podemos alce a Pedro Sánchez a la Moncloa, o a la inversa, que sea el PSOE quien permita a Iglesias convertirse en Presidente del Gobierno. Ambas alternativas suponen el inicio de una etapa de inestabilidad y dificultades, requiriendo visión de Estado y consenso.

Ha llegado el momento de iniciar una nueva Transición; las instituciones deben recuperar la confianza ciudadana y desterrar la corrupción de la vida política. España debe emprender las reformas necesarias que permitan mejorar su democracia sin promover la división entre españoles por motivos de vecindad o ideología. Dichos cambios requieren respetar nuestro pasado, nuestra Constitución y no olvidar que los políticos son fiel reflejo del estado de la sociedad, por lo que los cambios requieren la revisión de algunos planteamientos sociales.

domingo, 12 de julio de 2015

Estado Islámico y libertad de expresión

El Estado Islámico controla extensos territorios de Siria e Irak, donde la guerra fratricida y debilidad estatal han posibilitado su consolidación. Los islamistas han logrado adueñarse de Mosul y Palmira, situándose a las puertas de Bagdad. Su estilo sanguinario y la debilidad de los ejércitos sirio e iraquí han contribuido a su éxito militar, permitiéndole apoderarse de vehículos militares y armamento de variada consideración. Además, este grupo no constituye una simple turba terrorista, sino que ha conseguido organizarse como un verdadero Estado.

El IS siembra el terror en los territorios que controla, aplicando de la manera más rigurosa y radical la ley islámica, perpetrando atrocidades contra su propia población y descargando cruelmente su odio contra los occidentales que caen en sus manos: mutilaciones, martirios, crucifixiones y decapitaciones por realizar cualquier actividad contraria a los preceptos del Corán. En este sentido, toda su puesta en escena y actuación está impregnada de simbología, utilizando las propias técnicas audiovisuales occidentales para infundir terror.

Los islamistas no se conforman con controlar territorio sirio e iraquí, sino que pretenden dominar Europa, contando para ello con fieles combatientes dispuestos a dar la vida dentro de nuestras fronteras. Combatientes que, adoctrinados en la fe radical islámica, esperan el momento oportuno para atentar. Un claro ejemplo de esta disposición fue el ataque a la revista Charlie Hebdó, amenazada en múltiples ocasiones por las publicaciones de Mahoma en actitud indecorosa. La respuesta al atentado no se hizo esperar, Occidente condenó el ataque y la frase “Je suis Charlie Hebdó” se convirtió en bandera de la libertad de expresión.

Sin embargo, la libertad de expresión no ampara el menoscabo de la dignidad ni el simple insulto. Al contrario, es un derecho limitado y no absoluto, y por tanto es discutible que las viñetas satíricas de Mahoma estén amparadas por la libertad de expresión. La mentalidad errónea que sustenta la frase “Je suis Charlie Hebdó” es fruto de concebir los derechos como simples y absolutas facultades de disposición, donde el propietario puede enajenar e incluso destruir su propiedad. La consecuencia de entender la propiedad como paradigma y modelo de los demás derechos pasa por entender que no existen diferencias cualitativas entre ellos, priorizándose el interés propio en detrimento de los demás. En este sentido, el ejercicio de los derechos no tendrá más límites que los voluntariamente reconocidos por su titular.

Occidente debe concienciarse sobre la amenaza del radicalismo, lo cual exige medidas concretas como la vigilancia de individuos radicalizados provenientes de zonas de conflicto y el control de flujos migratorios de determinados países. Respecto a la web y redes sociales, herramientas de captación y reclutamiento, el Estado debe reforzar el control sobre aquellas webs promotoras de la yihad. No obstante, dichas intervenciones podrían plantear problemas de constitucionalidad y recrudecer el debate sobre los límites de la intervención pública en la web y libertad de circulación ciudadana. Estas actuaciones podrían ser viables si son proporcionadas y respetan las garantías esenciales salvaguardadas por los tribunales.


Por último, debe lograrse la plena integración de los musulmanes no radicales y respaldar a los moderados en sus respectivos países. Además, deben promoverse acuerdos de reciprocidad que permitan a los occidentales practicar el culto libremente en esos países. Si Europa quiere vencer al terrorismo islámico debe recuperar su identidad y construir un proyecto alejado de la dictadura totalitaria del relativismo, reencontrándose consigo misma.