domingo, 26 de junio de 2016

Elecciones generales de 26 de junio de 2016 (I)

El pueblo español ha sido convocado a las urnas el próximo 26 de junio, tras el fracasado intento de formar Gobierno tras las elecciones del 20 de diciembre. Aunque PSOE y C´s lograron llegar a un acuerdo de mínimos para evitar el bloqueo institucional, el mismo no convenció al resto de formaciones políticas. En consecuencia, tanto el PP como Podemos votaron en contra de la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno de España.

Lo sucedido no sorprende, claramente la época del bipartidismo ha terminado y nos encontramos ante un Parlamento enormemente fraccionado. Por tanto, la formación de Gobierno será sumamente complicada, especialmente debido a la disparidad ideológica de las cuatro principales fuerzas políticas. Resulta muy interesante la situación en que se encuentran dichas fuerzas, las cuales deben actuar prudentemente y gestionar los eventuales pactos electorales conforme a sus principios ideológicos y las necesidades de la nación.

Respecto al Partido Popular, Mariano Rajoy es el máximo responsable de todo lo ocurrido desde 2011. Entender la política en clave exclusivamente económica, la ausencia de comunicación y la corrupción sistemática son las causas de la presente situación de disgregación política. La transición entre alcanzar una mayoría absoluta aplastante y, a los cuatro años no obtener ni la sombra de dicho resultado, es un enorme fracaso. El PP tiene la suerte de ser el único situado en el centro derecha, pues de lo contrario podría haber sido víctima de un trasvase de votos aún mayor.

Los populares no conseguirán formar gobierno si no se replantean ciertos posicionamientos, aunque sean la lista más votada. En este sentido, tal vez Rajoy deba dimitir si con ello facilita la formación de un gobierno de coalición, o corregir ciertas decisiones puntuales de enorme trascendencia, como el aforamiento de la señora Barberá. Es necesaria una auténtica regeneración del PP que devuelva la confianza a la ciudadanía y sitúe a los conservadores en una posición reforzada para poder negociar la formación de gobierno.

En cuanto a C´s, una de las nuevas fuerzas políticas, las encuestas de las anteriores elecciones llegaron a situarlo en tercera posición, e incluso en segunda. Finalmente eso no ocurrió, quedando como cuarta fuerza política a cierta distancia del PSOE y Podemos, lo cual no deja de ser un buen resultado. La opinión pública y la izquierda le han acusado de ser escudero de los populares, alegando que su programa electoral constituye una copia del de aquellos, y situándolo en el espectro político de la derecha. Por otra parte, los populares han lanzado las mismas acusaciones en sentido inverso.

Las acusaciones de la izquierda no son del todo justas. Rivera ha tendido puentes con el PSOE antes que con el PP, proponiendo un modelo socio-económico distinto y defendiendo la legalización de ciertas drogas, la eutanasia y la regulación de la prostitución. De lo anterior no se desprende ningún tipo de conservadurismo. Ciudadanos puede ayudar modestamente y dentro de sus posibilidades a la formación de un Gobierno de mínimos, habiendo demostrado que apuesta por la estabilidad y unidad. Ahora bien, su insuficiente mayoría parlamentaria, la elección del socio incorrecto, la intención de agradar a todo el mundo y su excesiva moldeabilidad contribuyen a que C´s no sea una alternativa completamente creíble. 

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