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domingo, 12 de julio de 2015

Estado Islámico y libertad de expresión

El Estado Islámico controla extensos territorios de Siria e Irak, donde la guerra fratricida y debilidad estatal han posibilitado su consolidación. Los islamistas han logrado adueñarse de Mosul y Palmira, situándose a las puertas de Bagdad. Su estilo sanguinario y la debilidad de los ejércitos sirio e iraquí han contribuido a su éxito militar, permitiéndole apoderarse de vehículos militares y armamento de variada consideración. Además, este grupo no constituye una simple turba terrorista, sino que ha conseguido organizarse como un verdadero Estado.

El IS siembra el terror en los territorios que controla, aplicando de la manera más rigurosa y radical la ley islámica, perpetrando atrocidades contra su propia población y descargando cruelmente su odio contra los occidentales que caen en sus manos: mutilaciones, martirios, crucifixiones y decapitaciones por realizar cualquier actividad contraria a los preceptos del Corán. En este sentido, toda su puesta en escena y actuación está impregnada de simbología, utilizando las propias técnicas audiovisuales occidentales para infundir terror.

Los islamistas no se conforman con controlar territorio sirio e iraquí, sino que pretenden dominar Europa, contando para ello con fieles combatientes dispuestos a dar la vida dentro de nuestras fronteras. Combatientes que, adoctrinados en la fe radical islámica, esperan el momento oportuno para atentar. Un claro ejemplo de esta disposición fue el ataque a la revista Charlie Hebdó, amenazada en múltiples ocasiones por las publicaciones de Mahoma en actitud indecorosa. La respuesta al atentado no se hizo esperar, Occidente condenó el ataque y la frase “Je suis Charlie Hebdó” se convirtió en bandera de la libertad de expresión.

Sin embargo, la libertad de expresión no ampara el menoscabo de la dignidad ni el simple insulto. Al contrario, es un derecho limitado y no absoluto, y por tanto es discutible que las viñetas satíricas de Mahoma estén amparadas por la libertad de expresión. La mentalidad errónea que sustenta la frase “Je suis Charlie Hebdó” es fruto de concebir los derechos como simples y absolutas facultades de disposición, donde el propietario puede enajenar e incluso destruir su propiedad. La consecuencia de entender la propiedad como paradigma y modelo de los demás derechos pasa por entender que no existen diferencias cualitativas entre ellos, priorizándose el interés propio en detrimento de los demás. En este sentido, el ejercicio de los derechos no tendrá más límites que los voluntariamente reconocidos por su titular.

Occidente debe concienciarse sobre la amenaza del radicalismo, lo cual exige medidas concretas como la vigilancia de individuos radicalizados provenientes de zonas de conflicto y el control de flujos migratorios de determinados países. Respecto a la web y redes sociales, herramientas de captación y reclutamiento, el Estado debe reforzar el control sobre aquellas webs promotoras de la yihad. No obstante, dichas intervenciones podrían plantear problemas de constitucionalidad y recrudecer el debate sobre los límites de la intervención pública en la web y libertad de circulación ciudadana. Estas actuaciones podrían ser viables si son proporcionadas y respetan las garantías esenciales salvaguardadas por los tribunales.


Por último, debe lograrse la plena integración de los musulmanes no radicales y respaldar a los moderados en sus respectivos países. Además, deben promoverse acuerdos de reciprocidad que permitan a los occidentales practicar el culto libremente en esos países. Si Europa quiere vencer al terrorismo islámico debe recuperar su identidad y construir un proyecto alejado de la dictadura totalitaria del relativismo, reencontrándose consigo misma.

domingo, 18 de agosto de 2013

"Los Miserables", de Víctor Hugo

Este artículo nace como reflexión sobre el contenido de cierta novela publicada en 1862 bajo el título de
“Los Miserables”, escrita por Víctor Hugo. Cualquiera ha oído mencionar este escritor y la gran altura intelectual de sus obras; quien haya profundizado en su figura habrá comprobado su vocación política y las consecuencias derivadas de su compromiso ideológico, como el exilio. Definitivamente, Víctor Hugo fue un destacado intelectual del siglo XIX y uno de los personajes más ilustres de la Historia contemporánea de Francia y Occidente.

Todos le atribuyen elogios sin ni tan siquiera haber leído previamente cualquiera de sus obras. Sin embargo, tras la lectura de “Los Miserables” lo expuesto anteriormente no varía un ápice; de hecho, las virtudes expuestas son incapaces de abarcar en su totalidad la grandeza del autor y su obra. Existe un antes y un después tras la lectura de esta novela; quien considere la literatura un goce aprenderá lecciones vitales, emprenderá una revisión interna que le llevará a crecer intelectual y espiritualmente. En todos los sentidos, esta obra de arte constituye un gran alimento para el alma inquieta que busca respuestas en el torbellino de la realidad, bajo la incorruptibilidad y coherencia de los principios.

“Los Miserables” constituye un monumento de reflexión filosófica, política y religiosa. Para un ser humano ávido de conocimiento y debate, esta novela representa una explosión de crítica hacia los hombres, los sistemas políticos y las leyes; y de denuncia hacia la hipocresía e incoherencia social. Interiorizar esta obra literaria permite al lector detener el tiempo en el dinamismo y vorágine social, fijar la vista en los más desfavorecidos y encontrar un amplio abanico de personajes: héroes, villanos y mártires. Además, cada capítulo se encuentra plagado de reflexiones que permiten navegar en el océano de los sentimientos más sublimes.

Víctor Hugo sitúa al lector en el contexto histórico del momento, impartiendo una magistral clase de Historia contemporánea y mostrando los defectos de la primera formulación del Estado liberal, testigo de la agonía del absolutismo. Durante el s.XVIII la monarquía absolutista frenó el avance del comercio y la economía; la seguridad que proporcionaba frente al feudalismo había pasado a mejor vida. Además, las aspiraciones de la burguesía pujante confrontaron con los estrictos controles y requisas estatales. La Ilustración y los precedentes históricos, combinados con el malestar social y la estrategia burguesa, constituyeron el caldo de cultivo para las dos grandes revoluciones del s.XVIII.

En un primer momento, los derechos y libertades eran efectivos únicamente para cierta minoría privilegiada, siendo muestra de ello el sufragio censitario. La Constitución representaba un mero marco político, de carácter programático y vulnerable a reformas arbitrarias, debido a la inexistencia de mecanismos jurídicos de aplicación y estabilidad temporal. Víctor Hugo recoge las demandas de la clase media y popular, ilustra de forma sublime el camino a seguir para la consecución del Estado social y democrático. En su línea visionaria, el escritor demanda un Estado más comprometido con los desfavorecidos, que proteja a aquellos pilluelos huérfanos de París y garante de unas condiciones dignas para los obreros.

Ese modelo de convivencia tan sólo aparecerá como fruto de la evolución del Estado liberal, presionado por las demandas de la clase media y el movimiento obrero, siendo grandes rivales ideológicos el fascismo y el socialismo. Será después de las dos conflagraciones mundiales cuando las Constituciones adquirirán auténtico carácter vinculante y asegurarán la existencia del Estado democrático y social, donde se lucha frente a las desgarradoras escenas que Víctor Hugo describe. También merece la pena mencionar su discurso en la Conferencia de la Paz de 1849 en París, donde el intelectual apuesta por la unidad de Europa consagrándose como precursor de la Unión Europea.

La persecución del policía Javert sobre Juan Valjean representa uno de los debates más prolíficos del Derecho, y es la no necesaria coincidencia entre legalidad y justicia. Víctor Hugo muestra que el cumplimiento de la ley no siempre es sinónimo de justicia, que la obediencia ciega a los códigos obviando principios morales puede conducir a excesos. La situación filosófico-jurídica francesa del s.XIX es reflejada perfectamente, predominando el tenor literal de los textos legales y la prohibición de cualquier clase de interpretación judicial. En definitiva, intentar evitar la arbitrariedad condujo a la obediencia ciega de la ley y al olvido del derecho natural, error que permitió al Estado nazi cometer los excesos del Holocausto amparándose en la ley.

Como conclusión, debemos tener en cuenta que el Estado democrático no es definitivo, es susceptible de sufrir retrocesos, siendo por ello un continuo aprendizaje. En esta línea, los ciudadanos deben ser críticos con la actuación de sus representantes, concienciarse sobre la importancia de su voto y el sacrificio que ha supuesto alcanzar la democracia.

domingo, 7 de julio de 2013

La reforma educativa

Vivimos en un momento histórico donde la educación es obligatoria y gratuita hasta determinada edad; atrás quedan épocas donde tan sólo un grupo de privilegiados accedían a la enseñanza. Además, España se encuentra entre los países que disponen de una red de ayudas y becas, a pesar del contexto económico y los recortes. No obstante, ciertos sectores preocupados únicamente por la educación cuando pierden el poder, han criticado duramente la reforma educativa y el decreto sobre becas.

La educación española es mejorable según los informes PISA y de la OCDE; a través de estos documentos quedan desmontados los mitos que rodean el sistema educativo. Es falso que España invierta poco en comparación con sus vecinos europeos; de hecho, el gasto por alumno y otros indicadores se encuentran en la media continental. La educación ha sufrido recortes, pero también es cierto que los resultados siguen siendo pésimos en épocas de bonanza y con una inversión mayor. Por lo tanto, existe un problema de fondo: el fracaso escolar no es una cuestión económica, sino de proyecto educativo. Corregir los defectos de una educación financiada correctamente, de pésimos resultados y que desincentiva al alumnado es el mayor reto al que se enfrenta la España del siglo XXI.

El fracaso educativo español tiene unos orígenes claros. En primer lugar, no existe un proyecto global, dado que las Comunidades Autónomas desarrollan la legislación educativa a su antojo; en segundo lugar, la enseñanza es inestable, asentándose en un dinamismo perpetuo donde es concebida como fruto de la tendencia política del ministro de turno. En tercer lugar, es imposible lograr buenos resultados donde equidad e igualdad se confunden con mediocridad, y la excelencia es impropia, en un intento deliberado de igualar hacia el mínimo a todos los estudiantes. Y en cuarto lugar, es difícil alcanzar la excelencia donde el espíritu crítico brilla por su ausencia y el profesorado está excesivamente politizado.

Las reformas propuestas por el ministro Wert se engloban en la costumbre española de concebir la educación como un asunto dependiente de la alternancia política; no obstante, suponen un claro avance abordando cuestiones relevantes. Con ciertos matices, es conveniente instaurar de forma activa la religión en las aulas, dado que los valores del cristianismo han contribuido de forma decisiva a la formación de la cultura europea, constituyendo junto a la filosofía griega y el derecho romano los pilares de Occidente. Alejándonos del debate sobre sotanas y catecismo, es positivo inculcar unos principios que se elevan sobre ideologías, sirviendo para conocer nuestras raíces y combatir el simplismo y la demagogia dominantes.

La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa también aborda una cuestión relevante: el elevado excedente universitario y la masificación de las aulas, frente a una Formación Profesional desmerecida y despreciada, a pesar de ofrecer grandes posibilidades. Nos encontramos ante un dogma sociológico inexistente en el resto de Europa, según el cual cuando se finaliza la educación secundaria lo más sensato es emprender una carrera universitaria, sin plantearse previamente otras alternativas. El resultado de esta inercia social es la elección arbitraria de estudios, la desmotivación y el consiguiente abandono.

Por otra parte, las becas no deben ser entendidas como limosna y requieren de la necesaria correspondencia del alumno. Son muchas las críticas dirigidas contra José Ignacio Wert, pero éstas se derrumban cuando planteamos qué clase de educación queremos. Si pretendemos lograr una enseñanza y alumnos mediocres, continuemos tomando el cinco como punto de partida; por el contrario, si el objetivo es la excelencia, aumentar el rendimiento y no malgastar recursos públicos, barajemos la posibilidad de elevar la nota necesaria para acceder a una beca, promovamos el esfuerzo y la dedicación.

La oposición cree que los más humildes serán expulsados del sistema mientras los ricos, aunque tengan un rendimiento escaso, podrán permitirse el pago de una matrícula. Además, el impulso de la religión y la subvención a centros que segregan por sexo son medidas retrógradas según Rubalcaba, quien tacha al Gobierno de reaccionario mientras las universidades públicas están dominadas por una izquierda intolerante, populista y alejada de sus principios originales. Todo ello constituyen cortinas de humo que intentan ocultar el nefasto resultado de los planes educativos socialistas.

El éxito académico depende de la capacidad de sacrificio y no de la capacidad económica; acceder a la universidad no significa alcanzar intelecto, sabiduría o espíritu crítico, puesto que deben estar precedidos por la dedicación y el esfuerzo. Finalmente, debemos apostar por una educación de calidad, exigente y accesible a todos, entendida como asunto de Estado y promotora del espíritu crítico, lo cual significa cuestionar el monopolio de la razón y la intelectualidad arrogada por la izquierda durante tanto tiempo.



sábado, 19 de mayo de 2012

Occidente y el Integrismo islámico


Este artículo nace a colación de un comentario de texto, donde el autor argumentaba que el burka llevado por la mujer musulmana guarda cierto paralelismo con la esclavitud de la mujer occidental con respecto a la talla 38.

Sin embargo, el autor está completamente equivocado al situar ambos conceptos en un mismo plano. Mientras la mujer occidental decide estar sujeta a la moda, teniendo la última palabra a la hora de vestir una prenda; la mujer musulmana no tiene elección, inculcando desde todas las instituciones político-religiosas de sus países la imposición del burka.

En Europa llevar minifalda es una elección, mientras que llevar el velo en el mundo árabe es una obligación que se remonta a épocas antiquísimas. Por lo tanto, la mujer acaba aceptando y normalizando esa mentalidad medieval.

Occidente no se ha embarcado en una lucha contra el musulmán, sino contra el Islamismo radical representado en la sharia; siendo ésta incompatible con los derechos e igualdad de los países democráticos. Acorde a lo explicado anteriormente, Francia ha endurecido las penas contra todo aquello que represente la sumisión de la Mujer y que atente contra los valores de la Democracia; ejemplo de ello nos lo da la prohibición del velo integral en todos los espacios públicos.

Como reacción a lo explicado anteriormente, muchos alegan que prohibiciones de este tipo son hipócritas, careciendo de coherencia con respecto a la libertad de pensamiento, conciencia y culto. Sin embargo, olvidan que medidas como la adoptada por el gobierno francés están completamente justificadas, perteneciendo a diversos mecanismos que Occidente tiene para defenderse contra una radical ola de integrismo islámico, tal vez fruto de una errónea política exterior.

La prohibición del burka integral en Francia responde más bien a una cuestión de civismo público; y es que Francia, como república laica, no permite manifestaciones religiosas de ningún tipo en sus espacios públicos. No obstante, los que critican esta prohibición olvidan que los individuos extranjeros en estos países musulmanes deben acatar y cumplir a rajatabla las costumbres locales; por lo que Europa está completamente legitimada al tomar decisiones de este tipo.

Por si no fuera suficiente lo planteado anteriormente, ciertas preguntas despejan todas las dudas: ¿Acaso los mandatarios europeos no entran descalzos en las mezquitas o con una especie de velo en el caso de las mujeres? ¿Está deslegitimada por lo tanto la prohibición de llevar burka en suelo francés? ¿Hasta qué punto la flexibilidad anterior permitió llevar a cabo en territorio europeo prácticas medievales como la ablación, matrimonios forzados o incluso apología del terrorismo?

A colación de los asesinatos de Toulose, el gobierno francés ha planteado aplicar ciertas medidas restrictivas contra páginas web simpatizantes del terrorismo islámico, pudiendo ser detenidos los visitantes de dichos portales. Estas propuestas han sido calificadas por buena parte de la opinión pública como “cortinas de humo” e injustas avivadoras de la desconfianza contra el musulmán.

Es obvio que no todos los musulmanes son radicales, aunque es necesario que Europa se blinde contra un peligro cuya existencia muchos niegan: el fanatismo religioso y el Integrismo, en cualquiera de sus vertientes. Las medidas necesarias para conseguirlo pasan por replantear el papel de las democracias occidentales en el mundo árabe, el mayor control de las fronteras, la mayor efectividad de los servicios de inteligencia, la cooperación internacional y la expulsión de todo extranjero o nativo que atente contra los valores de la Democracia.

En el caso particular de España, el fanatismo islámico reivindica el retorno de Al-Andalus. Cualquiera que esté informado conoce y valora las innovaciones técnicas que dejaron los musulmanes en España durante sus ocho siglos de ocupación; no obstante, el pensador crítico nunca negará que el Islam quedó anclado en el medievo; y que los países regidos por la palabra de Mahoma realizan prácticas tan abominables como la lapidación.

Por otra parte, todo es papel mojado cuando hablamos en un plano estrictamente económico. Es decir, las élite política occidental es partidaria de poner fin a las prácticas de la Sharia y defiende a ultranza los derechos de la Mujer; sin embargo, olvidan estos planteamientos cuando firman acuerdos comerciales con países árabes.

Por lo tanto, inherente a la protección de la sociedad occidental, es necesaria la ruptura de la dependencia energética con aquellos países que vulneran los derechos de la Mujer y acogen en su territorio células terroristas cuyo único fin es eliminar al infiel.

Como conclusión final, es fundamental erradicar cualquier atisbo de fanatismo religioso o político de las instituciones, contribuyendo con ello al pleno desarrollo del individuo en la sociedad democrática. También se hace necesario la implantación de reglas que eviten alcanzar el poder político a cualquier clase de radicalismo; es decir, que la propia democracia no sea usada como herramienta para conseguir su propia destrucción.

viernes, 13 de abril de 2012

El papel actual de la Iglesia


La Religión ha jugado un papel fundamental a lo largo de la Historia; algunos sucesos históricos o sociales en los que ha intervenido son testigos de ello. En España podemos hablar de la Reconquista contra los musulmanes, las evangelizaciones en los territorios americanos descubiertos y las misiones en el Pacífico. En el contexto europeo se puede nombrar las Cruzadas, la batalla de Lepanto y la Contrarreforma contra la Europa protestante; siendo hechos que han marcado decisivamente la forma de ser, el carácter y la cultura Occidental.

La Iglesia Católica tuvo durante muchos siglos una relación muy estrecha con el Estado, influyendo en gran parte de las políticas adoptadas por el primero; es decir, además del poder espiritual, la Iglesia ostentaba un gran poder político. La Inquisición y las acciones evangelizadoras protegidas por el ejército colonial español en los territorios de ultramar, como América y Filipinas, son un claro ejemplo de la unión entre Estado e Iglesia.

En la misma tónica, la Europa actual cuenta con muestras del esplendor cultural y artístico que la Iglesia dejó como legado; siendo máximos exponentes ciudades como El Vaticano y Roma, donde la grandeza y perfección artística, arquitectónica y estilística de Occidente se siente a cada paso. En España, bellas construcciones como la catedral de Burgos o Santiago de Compostela atestiguan la influencia del catolicismo en la Historia cultural de la nación. No obstante, la institución también es en parte culpable del tradicional atraso económico y político de nuestro país.

Con el paso del tiempo, la Iglesia fue separándose de los poderes estatales y perdiendo influencia; llegando hasta nuestros días sin apenas decisión en la esfera política. No obstante, este proceso natural y lógico de separación fue tardío en España, donde el poder clerical seguía siendo considerable incluso pasada la mitad del s.XX.

En el caso español este tema es turbio y doloroso; refiriéndonos con ello a la Guerra Civil, en la que se vieron arrastradas millones de personas e instituciones; incluida la Iglesia, la cual vio como sus privilegios desaparecían mientras era víctima de una implacable persecución, iniciada antes de la guerra fratricida. Por lo tanto, fue una persecución en un contexto bélico, pero también político e ideológico.

Tras pasar episodios como la Guerra Civil, la Dictadura Franquista y la Transición Democrática; actualmente la Iglesia y la jerarquía eclesiástica han sido puestas en el punto de mira por parte de cierto gobierno socialista, ateo y anticlerical. Además, el propio comportamiento de los líderes eclesiásticos, en cuanto a declaraciones y aspectos que no sintonizan con el modelo de vida predicado por Jesucristo, ha contribuido al desarrollo de un clima negativo.

Sin embargo, este antiguo gobierno socialista ignoraba, o tal vez quería ignorar, la enorme e importante labor de la Iglesia con respecto a la sociedad española. Existe un aspecto que muy poca gente tiene en cuenta, y es que la institución no sólo la componen obispos, cardenales o el Papa. La Iglesia la componen muchísimas personas con vocación de ayudar a los demás, y que dentro de las líneas establecidas por la Doctrina Social de la Iglesia desarrollan programas con objeto de ayudar a los más desfavorecidos.

Por tanto, me gustaría dejar bien claro que una cosa son las declaraciones que pueda realizar la jerarquía eclesiástica y otra muy distinta es la labor social de todos cuanto conforman esa institución. Por otra parte, la Iglesia y sus comedores sociales han evitado en parte el estallido de una revuelta popular, y es que a nadie se le escapa que la situación por la que atraviesa gran parte de la sociedad española es desesperada; dando muestra de ello la cifra de parados, por poner un ejemplo de tanto que hay.


Finalmente me gustaría plantear una cuestión: ¿Es consciente la élite política española del gran papel humanitario que desempeña la Iglesia, atenuando de alguna forma el drama que viven más de cinco millones de personas?






sábado, 9 de julio de 2011

El amigo Gadafi


Han pasado varios meses desde que la OTAN comenzara su intervención en Libia para apoyar a los rebeldes libios contra el dictador Muamar Gadafi. Un dictador que ha pasado de ser amigo de Europa a convertirse en el mayor enemigo de Occidente. 

No obstante, las cosas no son tan sencillas y es que ¿ahora se condena al régimen de Gadafi? ¿por qué todos callaban cuando hacia visitas de Estado a Europa? ¿acaso no era igual de dictador que ahora?


Para muchos la respuesta es muy fácil y es que Europa ansía los recursos naturales de Libia. No sé si ésta es la auténtica razón de la intervención en el país africano, pero lo que sí tengo claro es que Europa ha actuado con doble rasero, siendo esto una de las causas de su decadencia. Gadafi es el mismo hombre que dio la mano al señor Zapatero y que el señor Aznar calificó como “amigo extravagante” de Europa.

Un amigo cuyas últimas declaraciones han sido: "Cientos de libios se convertirán en mártires en Europa. Yo os digo, ojo por ojo y diente por diente, pero nosotros les daremos la oportunidad de entrar en razón. La OTAN lo lamentará cuando la guerra llegue a Europa, el pueblo libio no tiene problemas. Son los poderes coloniales los que tienen un problema. Quieren controlar nuestro petróleo. Están celosos porque Dios no ha dado el regalo del petróleo. Las Islas Canarias, Sicilia, otras islas del Mediterráneo y Andalucía han sido territorio árabe y deben ser liberados”.

Parece que Gadafi no se da cuenta que sus mártires ya están actuando en Europa, siendo capaces de llevarse por delante a cualquiera con tal de estar al lado de Alá. Estas palabras han de servir para que nos concienciemos del peligro real que corre Occidente frente al Islamismo radical.



martes, 3 de noviembre de 2009

Comparaciones históricas


Mediado el siglo XV, el antiguo Imperio Romano de Oriente, Bizancio había sido reducido de un moderado imperio a una pequeña península, cuya capital era Constantinopla.

Aquel Bizancio peninsular fue reducido a lo que era por las presiones del Imperio Otomano, que se extendía desde Asia hasta las puertas de Europa. En 1452, el turco Mohammed II planteó la conquista final de Bizancio, para ello cortó las comunicaciones de Bizancio con el resto de Occidente construyendo una serie de fortalezas a lo largo del Bósforo.

Giovanni Giustiannni era el que estaba al mando en la defensa de Constantinopla, y se preparó en los sucesivos meses para un seguro asedio turco, para ello se tomaron medidas como por ejemplo el cierre del puerto de la ciudad con una gran cadena que impediría el acceso de la flota otomana y por tanto un bombardeo a corta distancia, también se acumularon víveres y recursos militares de todo tipo.

No obstante, la cadena del puerto no impidió a los turcos acceder a su bahía, mediante una innovadora tecnología, las naves montadas sobre plataformas de madera sobrepasaron las colinas de Gálata y llegaron hasta el Cuerno de Oro, justo enfrente de la ciudad amurallada.

Con más de 25.000 unidades turcas, abundantes piezas de artillería y 120 naves dispuestas para el asedio, la cosa pintaba muy negra para el que sería el último emperador bizantino, Constantino XI, sin embargo se negó a rendirse.

Desde el 7 al 18 de Abril la parte occidental de la muralla fue bombardeada por la artillería pesada, logrando abrir brechas en la defensa, no obstante, los atacantes no lograron entrar en la bien defendida ciudad. El séptimo día de mayo 25.000 hombres arremetieron contra la defensa bizantina, no obstante fueron igualmente rechazados.

La zona de Blanquema también fue objetivo del asalto otomano, donde la guardia de Constantino la defendió.

Una de las estrategias frustradas del sultán turco fue minar las murallas de la ciudad mediante túneles subterráneos, no obstante, los cristianos, mediante espías rechazaron 14 intentos. Sin embargo la capital del moribundo Imperio Bizantino no resistió el que sería el asalto definitivo en la Puerta de San Romano, que con tres oleadas cedió.

No se está seguro de lo que le pasó al Emperador Constantino, varias son las teorías. En la que parece más segura Constantino sacó las insignias y peleó hasta el final. Lo que sí es cierto es que su cuerpo nunca fue encontrado.

Bizancio contaba con algunas tropas aliadas: 700 genoveses, 200 soldados del Papa, algunos mercenarios, centenares de españoles y 26 naves de guerra. Las tropas locales ascendían a 6000 soldados. Las pérdidas fueron terribles: 4000 civiles muertos y 25.000 prisioneros entre soldados y ciudadanos, todo esto sin contar con las personas muertas por el pillaje turco.

Los turcos iban mucho mejor preparados, con unos 10.000 jenizaros (jóvenes cristianos convertidos al Islam y entrenados como tropas de choque), 20.000 Bachi-Buzuk, abundante infantería y caballería, bombardas, cañones pequeños y medios, aparte de una bombarda gigantesca (se transportaba con 60 bueyes y 400 hombres). También habían 120 naves de la Marina de Guerra Otomana.

La caída de Constantinopla es uno de los iconos de la inconsciencia de Occidente frente al peligro del Imperio Otomano, las potencias europeas en su mayor parte abandonaron a lo que quedaba del extinto Imperio Romano. Occidente no se “unió” verdaderamente contra los turcos hasta que la ciudad cristiana fue conquistada. Y eso mismo nos está pasando a los europeos actuales, no entendemos el gran peligro que corre Occidente, un peligro que es indudable que corremos. Las intenciones del terrorismo islámico son directos, sin tapujos y cuyos objetivos son el destruir a Occidente, destruir la forma de vida que conocemos, para dar paso al Islám más extremista y más peligroso.

¿Reaccionaremos y nos concienciaremos del peligro que corre Occidente?

viernes, 6 de marzo de 2009

Educar en valores



Los padres y madres, y la sociedad en general, están cada vez más preocupados por los comportamientos y actitudes de los niños y jóvenes. El consumo de drogas, la violencia, la falta de respeto, el acoso a los compañeros, sin olvidar los malos resultados académicos nos llevan a pensar en una pérdida de unos valores fundamentales.

Aunque estos problemas pueden estar causados por cualquier tipo de cosas, está claro que la familia tiene un papel fundamental en la resolución del problema, de la formación de la personalidad de los jóvenes.

¿Qué son los valores?

Los valores son elementos centrales en el sistema de creencias de personas y se relacionan con estados ideales de la vida. Responden a nuestras necesidades. Nos proporcionan criterios y reglas para relacionarnos con lo que nos rodea, desde personas al medio ambiente, sin olvidarnos del trato a nosotros mismos.

En el desarrollo de la persona está como base la familia, que además de ser la gran transmisora de estos valores en ella se comparte un proyecto vital en el que se da un compromiso emocional; se ofrece un contexto de desarrollo de las personas, sean hijos, padres o abuelos, y posibilita un encuentro intergeneracional, y sin duda es una red de apoyo para las crisis y los problemas actuales.

La familia es la institución cuya función principal es responder a las necesidades básicas y más complejas del futuro adulto y su desarrollo psíquico. Los investigadores apuntan a que el modelo de autoridad recíproca es el mejor para favorecer este crecimiento en todas las áreas. La familia ha sufrido cambios importantes desde 1970, por ejemplo el cambio de roles entre hombres y mujeres, los padres actuales tienden a enseñar en una base de libertad en la que se da más importancia a la comunicación, el diálogo, el respeto y la tolerancia. Se ha cambiado poco a poco la rígida separación entre los roles de mujer y hombre.

En la familia se construye la identidad y constituye el primer paso importante hacia la cultura, la organización del sistema de valores, la manera de pensar y de comportarse de acuerdo a la pertenencia cultural. De cualquier forma, más allá de la estructura, la historia, la cultura y la composición de la familia, sus funciones principales siguen siendo las mismas: favorecer las relaciones y las condiciones necesarias para que los hijos maduren en el respeto hacia si mismos y los demás.

Ésto es una adaptación de "Carpetas para el diálogo y la reflexión en familia" de la Inspectoría de María Auxiliadora.