viernes, 5 de febrero de 2010

Persecución Lingüística


Como sabemos, las democracias de las que gozamos hoy en día, ese modelo de gobierno, se ha ido desarrollando durante muchos siglos, desembocando en lo que denominamos Liberalismo que junto con el Nacionalismo, fueron las insignias de numerosas revoluciones durante el siglo XVIII y XIX, como en España, en 1820, o Francia, en 1789, en 1830 y posteriormente en 1848.

El Liberalismo defiende la existencia de una Constitución que garantice unas libertades fundamentales para el Ciudadano, que asegure una Separación de Poderes, un Sufragio, una Soberanía Nacional, una Libertad de Conciencia y Culto, de Reunión y Asociación, de Propiedad privada..... pues bien, en España no se cumplen estas ideas en su totalidad.

El presidente de la organización independentista catalana "Catalunya Acció", el señor Santiago Espot, ha reconocido en una entrevista concedida a "El Mundo" que su organización en 2009 denunció a más de 3.000 comercios catalanes por rotular el nombre de sus negocios sólo en español, con el objetivo de que se respete el catalán y contribuir al objetivo de una Cataluña Libre en 2014, cabe decir que en Cataluña te pueden multar si rotulas sólo en castellano.

Yo pienso, ¿qué hay más libre que una Cataluña en la que se pueda rotular en cualquier idioma? ¿no tiene derecho el comerciante a rotular en coreano si le place? ¿por qué tiene que haber una imposición lingüística? ¿por qué dentro de tu propio país, el gobierno autonómico no deja rotular el nombre de tu comercio con la lengua oficial? No le encuentro explicación.

Personas como Santiago Espot piensan que le hacen un servicio a la sociedad catalana, pero no se dan cuenta que a los que más dañan con esa política son a los propios catalanes, que esa política tan agresiva es actuar como si fueran ellos los "opresores" de lo que consideran su nación.

A pesar de tener un Régimen Democrático, España está todavía a algunos pasos de ser una democracia plena y no lo será hasta que se dejen de permitir cosas como ésta, siempre en un marco de diálogo, que el pueblo español y los partidos políticos (ya sean de izquierda o derecha) no permitan ésto.