lunes, 12 de septiembre de 2011

Hace una década de aquéllo

Hoy se cumple una década del mayor atentado terrorista en la historia de Occidente y los Estados Unidos en particular. Todos recordamos qué estábamos haciendo en aquellos momentos. Yo estaba delante del televisor, atónito al ver estrellarse aquellos aparatos en las "Twin Towers". Tenía 8 años y lo recuerdo con claridad, como uno de los muchos recuerdos importantes que quedan grabados en la memoria.

Ese episodio dio el pistoletazo de salida a la década y en él está la clave de todo lo que sucedió después. Estados Unidos declaró la guerra al terrorismo, un enemigo que no era tan palpable como en otras ocasiones. Norteamérica se vio atacada por un enemigo al que no podían darle identidad, al contrario que había sucedido sesenta años antes en Pearl Harbour.

En este artículo no voy a entrar a debatir la legalidad de las invasiones a Afganistán e Irak, simplemente voy a reflexionar sobre el 11S y sacar mis propias conclusiones.

Occidente aprendió de sus errores, aprendió a darle la importancia que merecía el terrorismo en la escena internacional. Los responsables y cerebros del secuestro de los aviones habían sido ya investigados por las agencias de inteligencia estadounidenses y estaban en el punto de mira del gobierno, que no fue capaz de prever aquella masacre.

En mi opinión las invasiones a Oriente Medio han agravado el problema, fue como sacudir un avispero. No obstante, comprendo que EEUU necesitaba venganza y después de los atentados tenía carta blanca. Me gusta establecer un paralelismo entre las invasiones a Vietnam e Irak y Afganistán. Al igual que en la primera, los norteamericanos perdieron mucho más que sus enemigos: hombres, material y una sangría económica difícilmente salvable.

La parte positiva de todo ésto es que a pesar de todo lo que se les achaca a los americanos y a la Coalición (entiéndase invasión indiscriminada, imperialismo, petróleo...) los afganos e irakíes pueden hoy votar libremente, elegir a su líder y participar activamente en la vida política. Así mismo, Bin Laden fue asesinado este mismo año por fuerzas especiales norteamericanas pero: ¿La muerte de este hombre y el sacrificio de tantos militares y civiles ha merecido la pena? ¿Estados Unidos ha cumplido su objetivo? ¿Es hora de pasar página a aquello? ¿Qué ocurrirá cuando los estadounidenses abandonen completamente Irak y Afganistán?

No obstante, todo ésto dejaría de significar algo si hacemos caso a una corriente que mantiene que los atentados fueron permitidos por el gobierno, lo cual serviría de excusa para invadir aquellos países árabes. Me cuesta creer esta versión pero se basa en argumentos sólidos a mi entender.

No es la primera vez que circulan teorías conspiratorias en la Historia de Estados Unidos, por ejemplo podemos nombrar el ataque a Pearl Harbour, cuya teoría mantiene que se sabía de la brevedad del ataque nipón, pero no se hizo nada por evitarlo porque significaba la entrada de EEUU en la guerra, lo cual justificaría su imperialismo.

Occidente debe estar en guardia frente a la amenaza del terrorismo islámico, una doctrina que se ha quedado estancada en la Edad Media: matar al infiel. Representa un peligro para la sociedad y valores occidentales: democracia e igualdad, a pesar de que no siempre prediquemos con el ejemplo.