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miércoles, 25 de diciembre de 2013

Continúa el delirio independentista

El delirio independentista de Artur Mas parece no tener límites, está decidido a alcanzar a través de su política la independencia de Cataluña, violentando el régimen constitucional y las más elementales bases del Estado democrático. Los independentistas basan su planteamiento precisamente en aquello que destruyen conscientemente: la democracia. Ésta y el derecho de libre determinación de los pueblos constituyen los pilares sobre los que se asienta la doctrina independentista, salpicando todo ello de argumentaciones históricas y sociológicas.

Impedir la consulta soberanista violentaría la democracia, alegando que tienen fobia a las urnas quienes mantienen que el futuro de España recae sobre todos los españoles. La máxima manifestación democrática consistiría en un referéndum donde los catalanes decidan. No obstante, no estarían votando un estatuto autonómico, sino sobre el futuro de la nación española. Lo votado en Cataluña no sólo repercutiría en la región, sino en todo el país. El Gobierno catalán pretende decidir unilateralmente qué es España, imponiendo su visión sobre Cataluña e ignorando flagrantemente a quienes se sienten tanto españoles como catalanes. El presidente y sus socios invierten los principios democráticos, ignorando las reglas del juego, violentando los preceptos constitucionales y los siglos de historia de la nación española.

Los separatistas se aferran al principio de libre determinación de los pueblos consagrado en la Resolución 1514 de la ONU, la cual inspiró las grandes descolonizaciones del s.XX. El uso que los secesionistas hacen de éste revela un gran desconocimiento o un ánimo desmedido de manipulación. El principio no es aplicable a Cataluña porque estaba pensado para las colonias asiáticas y africanas que durante el s.XIX estuvieron sometidas a las potencias occidentales. Además, Cataluña no es una colonia: los catalanes acceden en igualdad de condiciones a los puestos públicos, no ven constreñidos ninguno de los derechos garantizados constitucionalmente ni son expoliados por ningún Estado opresor. Por último, el principio tiene un límite claro y expresamente reconocido: el respeto de los derechos soberanos de todos los pueblos y de su integridad territorial. Por lo tanto, no es un cheque en blanco ni es aplicable en cualquier circunstancia.

Tras desmontar estos dos argumentos, al separatismo sólo le queda recurrir a tergiversaciones históricas carentes de veracidad. El secesionismo se alimenta y fortalece inoculando el odio entre los ciudadanos, promoviendo una radical intransigencia ideológica. No obstante, la situación actual es herencia lógica de un reparto competencial erróneo entre Estado y CCAA: la educación, pilar clave de la sociedad y en manos de las autonomías, ha sido utilizada como instrumento para dinamitar lo logrado durante siglos. Durante estos treinta y cinco años de democracia, las escuelas han sido productoras de generaciones envenenadas, que ahora reclaman la independencia por inercia, apoyándose en argumentaciones falaces.

La locura de Artur Mas continúa, planificando la creación de instituciones estatales para la eventual independencia, ensalzando el mito separatista a través de la red de televisiones públicas y la propaganda, financiando a ciertos grupos afines para que difundan las tesis independentistas, convocando consultas y haciendo declaraciones sin ningún tipo de eficacia jurídica. Todo ello mientras los más débiles siguen sufriendo, la creación de empresas es dificultada por culpa de asfixiantes impuestos y los casos de corrupción se multiplican. En este sentido, el Gobierno catalán procura desviar la atención del pueblo hacia cuestiones que no salpiquen su mala gestión o provoquen un examen del despilfarro de los recursos públicos.

Frente a los planes de la Generalitat, Mariano Rajoy asegura que la consulta soberanista no se celebrará. Es menester que el Gobierno de la Nación se mantenga firme en este asunto y cuente con el apoyo de la oposición; conviene que las fuerzas políticas nacionales aúnen esfuerzos en pos de la unidad nacional, puesto que nos encontramos ante una cuestión de Estado. No obstante, es perceptible cierta pasividad ante los acontecimientos: el Presidente evita desviarse de lo políticamente correcto. Por su parte, el TC ha suspendido la declaración soberanista del Parlamento catalán, aunque no deja de ser curioso: ¿Qué es exactamente lo que ha sido suspendido? ¿Cómo procesar semejante ataque directo al ordenamiento constitucional?

Ha llegado el momento de defender la unidad nacional de forma clara, combatiendo los mitos y falacias del independentismo. Debemos reflexionar acerca de una eventual reforma constitucional de competencias, plantearnos cómo subsanar este problema, lo cual pasa por devolver la educación al poder central y debatir acerca de la financiación autonómica, entre otras cuestiones. Nos encontramos verdaderamente ante una situación crítica, siendo el momento oportuno para iniciar una verdadera ofensiva intelectual contra el separatismo, la cual tan sólo han iniciado unos pocos.




martes, 27 de agosto de 2013

La cuestión gibraltareña

Para abordar el asunto gibraltareño debemos retroceder hasta sus orígenes históricos, lo cual nos hará comprender perfectamente el dolor que produce en España la posesión británica de la Roca. Todo comienza con la Guerra de Sucesión española a principios del siglo XVIII, cuando el último monarca Habsburgo, falleciendo sin descendencia, entregó la corona española a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV. El temor a la ruptura del equilibrio continental debido a una posible alianza entre franceses y españoles, con la consecuente hegemonía franco-española en Europa, llevó a Inglaterra y otros países a proponer un candidato alternativo: el archiduque Carlos.

Estas circunstancias condujeron al estallido de una nueva guerra y la división civil española. El desenlace del conflicto supuso para España algo más que pérdidas territoriales y la extinción de su hegemonía en Europa; significó la completa implantación de la Monarquía absolutista. En este sentido, si bien Felipe V respetó los fueros vascos, la Corona de Aragón perdió la mínima autonomía que le quedaba, pasando a reformarse al estilo francés la organización territorial. En otras palabras, Felipe V impuso un control centralista del Estado, tal y como Olivares recomendó a Felipe IV en 1624. En definitiva, las instituciones aragonesas de control del poder real fueron liquidadas por los Decretos de Nueva Planta.

En estas líneas nos hemos limitado a realizar un análisis histórico-jurídico de lo que supuso la llegada de los Borbones a España; pero lamentablemente, son muchos los análisis subjetivos que se hacen de esta etapa de nuestra Historia, convirtiendo algunos episodios en baluartes nacionalistas. Un ejemplo puede ser Rafael Casanova y la Diada, quienes en ningún momento estuvieron vinculados con el independentismo, sino con la visión particular que cada bando tenía sobre la España de aquella época.

Retomando el asunto meramente territorial, las tropas anglo-holandesas tomando posiciones en la guerra civil en nombre del archiduque, ocuparon Gibraltar, y en contra de lo que debiera esperarse, el Peñón fue tomado en nombre del monarca inglés. Este acto contrariaba cualquier norma moral o de caballería, puesto que España no se encontraba propiamente en guerra con la Gran Bretaña, ni debe olvidarse que esta nación únicamente tomaba partido en una guerra civil. Dicho punto de vista no es parcial, puesto que han sido muchas las voces británicas ilustres que han condenado este episodio, como Sir Robert Gardiner, John Bright, William Atkinson, Holliday Sutherland y Arnold Toynbee.

Dicha situación fue ratificada posteriormente en el Tratado de Utrecht de 1715, donde se reconocía a Felipe de Anjou como rey de España a cambio de ciertas condiciones, como la imposibilidad de que España y Francia estuvieran bajo el mismo trono y la pérdida de algunos territorios como Gibraltar. La situación de la colonia era bastante precaria, ya que estaba incomunicada del resto del territorio español, contando únicamente con la fortaleza y las aguas del puerto, sin ningún tipo de aguas jurisdiccionales. A partir de ese momento, la supervivencia de la colonia ha estado basada en actividades fraudulentas; debiendo añadirse la desobediencia continua al tratado y las leyes por parte de las autoridades del Peñón, quienes favorecidos por ciertos acontecimientos históricos aprovecharon para extenderse territorialmente.

Desde el s.XVIII los intentos de recuperar la posesión de la plaza fueron continuos, quedando abierta una herida que sigue sin cicatrizar. A lo largo del s.XX se lograron algunos avances considerables como la inclusión de Gibraltar por parte de la ONU en la lista de territorios a descolonizar. En pleno s.XXI, el derecho internacional y las leyes amparan las pretensiones españolas, siendo muestra de ello la sentencia del TJUE relativa a las aguas jurisdiccionales. Por otra parte, esquivando la cuestión de la soberanía y el patriotismo, al cual se atribuye erróneamente la razón de denunciar una injusticia, es obvio que Gibraltar infringe las leyes, siendo menester sancionar los atropellos de acuerdo a la legalidad.

El lanzamiento de hormigón al mar y el acoso a pescadores andaluces no es un plan preestablecido del Gobierno español, cuyas acertadas respuestas en este asunto deben ser respaldadas por la ciudadanía y la oposición. Picardo, en la engañosa seguridad del cacique, ha subestimado a los conservadores, creyendo que continuarían la línea de aceptación de hechos consumados de los últimos años. El líder gibraltareño pensó que el Gobierno de España seguía siendo partidario de la inclusión de la Roca, sin voz ni voto y cuya política exterior depende del Reino Unido, en las negociaciones. Afortunadamente, atrás quedan las torpezas de Moratinos y compañía, para quienes España era un “concepto discutido y discutible”.

Si nos ajustamos a lo dispuesto en el propio tratado de Utrecht, no se contempla la autonomía ni la independencia de la colonia, sino únicamente se expresa la preferencia del Reino de España en caso de enajenación del territorio por parte del Reino Unido. Por lo tanto, no cabe otra solución al conflicto que no sea la devolución del territorio a manos españolas. Mientras eso no ocurra, deben dejarse claras las intenciones españolas, procurando que la alternancia en el poder no suponga un giro de la política exterior respecto a Gibraltar. Todo ello transmitirá una imagen de seguridad a la comunidad internacional, frenando el deterioro de nuestra maltrecha reputación.

Por último, conviene mencionar ciertos intereses económicos perversos que reinan en la colonia británica, constituyendo el principal escollo para la devolución. Debe denunciarse su papel como paraíso fiscal y las prácticas irregulares que acoge; en este sentido, España debe perseguir el fraude, el engaño de las sociedades fantasma, cumplir las leyes y no recular bajo ningún concepto en sus exigencias.

jueves, 2 de agosto de 2012

La decadencia autonómica


Como célebremente dijo Adolfo Suárez: "la transición española fue un ejemplo para el resto del mundo"; un país cuya historia reciente había sido convulsa, sellaba completamente su reconciliación. La Transición y la Constitución de 1978 fueron una gran obra de ingeniería, ensamblando los diferentes intereses del bloque de corrientes políticas existentes en la España del momento. El harakiri político de la derecha franquista permitió la llegada de la democracia, junto al liderazgo ejercido por personajes como Adolfo Suárez o el rey Juan Carlos, en un momento en el que la sociedad española clamaba libertad y la oposición política ganaba cada vez más adeptos.

No obstante, treinta años más tarde la Constitución de 1978 y el derecho a la autonomía han dejado de tener validez. Los excesos del modelo autonómico contra la identidad nacional y el sano funcionamiento democrático no deben continuar, sobre todo en un momento en el que la situación económica y decadente del país exige políticas firmes que permitan a España un respiro de los mercados.

Las Comunidades Autónomas se han convertido en agencias de colocación, derroche, duplicidades, endeudamiento y patios particulares de los partidos políticos, no siendo un modelo de acercamiento al ciudadano, sino el prototipo de fracaso por excelencia. Muestras de ello lo deja la nefasta administración valenciana, el pozo sin fondo autonómico andaluz y las cada vez más nacionalistas Cataluña, Canarias y País Vasco, gracias a los cavernarios partidos nacionalistas que las gobiernan.

El último capítulo del exceso autonómico tuvo lugar en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde la delegación catalana plantó al ministro y los andaluces abandonaron la mesa de negociaciones. Antonio Griñán justificó el desaire argumentando que la fijación del límite de endeudamiento, es decir, la prohibición de gastar más dinero del que se tiene, supone un ataque a Andalucía y rompe la igualdad de todos los españoles. Además, para el presidente de la Junta, la puesta en marcha del límite supondrá un duro golpe a la educación y sanidad pública andaluza.

¿En qué planeta vive el señor Griñán? ¿No se da cuenta que mayor gasto no implica mejor resultado? ¿Acaso no sabe que Andalucía es la comunidad que más gasta en Educación y la que peor resultado obtiene? ¿Acaso es tan populista que no se da cuenta que la igualdad entre españoles, vivan donde vivan, es una quimera? ¿No entiende que mientras sigan existiendo privilegios fiscales o diferencias legales y jurídicas será imposible la igualdad entre españoles? ¿Cómo puede reivindicar igualdad entre compatriotas mientras su actitud caciquil lo único que consigue es dividir a la nación en luchas fangosas?

El caso de los nacionalistas catalanes se lleva la palma, quedando al descubierto la hipocresía y doble rasero con el que desarrollan su actividad política. Cada vez más ciudadanos se dan cuenta que los nacionalistas no tienen principios, envenenan la juventud con la parafernalia nacionalista carente de raciocinio, inculcan desde sus decadentes administraciones el odio a España y promocionan una corriente ideológica cuyo origen reside en los intereses pueblerinos de cierta burguesía catalana textil durante el último tercio del s.XIX.

La falsa dignidad política también caracteriza a los nacionalistas; es decir, mientras reivindican una Hacienda propia, se acogen al fondo estatal de ayuda para evitar la suspensión de pagos. Tampoco dice mucho de ellos el acto cobarde y maleducado de dejar plantado al ministro, ignorando la inconveniencia de morder la mano que los salvará de ahogarse en sus propias deudas.

El insostenible Estado de las Autonomías, el llamado “café para todos”, caerá por su propio peso e inviabilidad. Para acelerar ese proceso, el Gobierno debe tener las agallas de exigir contraprestaciones políticas a cambio del rescate autonómico. Un buen ejemplo sería la devolución de competencias como la sanidad o la educación, siendo los primeros pasos para la restitución de un Estado centralizado e igualitario para los españoles.

miércoles, 15 de junio de 2011

Gibraltar, una injusticia histórica.

A principios del siglo XVIII España se encontraba en una guerra civil provocada por el proceso sucesorio que se había abierto tras la muerte de Carlos II Habsburgo. Dicho rey apodado “el Hechizado” había cedido la corona a Felipe de Anjou, pariente de los Borbones, que era la familia que gobernaba Francia. Las consecuencias de esta llegada al poder suponía una alianza incondicional entre los galos y España, lo cual no era visto con buenos ojos por parte de Gran Bretaña que además de retener su hegemonía marítima no deseaba la aparición de una potencia hegemónica en el continente europeo.

Todo ello dio como resultado que tanto Inglaterra como Holanda presentaran a otro candidato a la corona de España: Carlos de Austria, ésto provocó el estallido de una guerra civil en la que los territorios españoles empezaron a tomar partido por uno u otro candidato.

Hasta el 4 de agosto de 1704 Gibraltar, posicionada a favor de Felipe, seguía siendo una plaza española, no obstante fue objeto de un ataque por parte de una escuadra angloholandesa de 61 naves al mando del almirante George Rooke. Tras el envío de una serie de misivas entre los defensores gibraltareños y los invasores, negándose los primeros a rendir la plaza, comenzó el bombardeo inglés. Posteriormente ingleses y holandeses desembarcaron en Gibraltar obligando a la rendición de una escasamente defendida plaza.

Aquí es donde debemos señalar un detalle clave en la historia del peñón y es que, en teoría, los aliados del archiduque Carlos tan sólo tomaban posiciones estratégicas en territorio español a favor del pretendiente austriaco, no obstante el almirante Rooke no hizo la toma de posesión de la plaza en nombre del candidato a la corona sino de la reina Ana Estuardo.

Evidentemente no se hizo esperar la reacción felipista y en septiembre de ese mismo año se intentó recuperar la plaza, siendo la operación un estrepitoso fracaso. Gibraltar siguió bajo dominio inglés tras la firma del Tratado de Utrech que ponía fin a la cruenta guerra civil; en dicho tratado se reconocía al pretendiente francés Felipe de Anjou como rey de España y las Américas (pasando a ser Felipe V), a cambio de este reconocimiento, Menorca y Gibraltar se convirtieron en colonias británicas. Por otra parte cabe destacar la existencia de una cláusula en la que se establecía que si en algún momento la plaza y fortaleza de Gibraltar dejaba de pertenecer a la corona británica, España tendría preferencia a la hora de la transacción.

A partir de ese momento comenzaron los abusos de las autoridades inglesas, por ejemplo podemos destacar el comportamiento de Jorge I de Inglaterra en la firma del Tratado de Madrid en 1721, cuyas negociaciones preliminares plantearon la devolución incondicional de la plaza gibraltareña. No obstante, a la hora de firmar el tratado, las promesas inglesas quedaron en agua de borrajas.

Otro claro ejemplo del abuso de los británicos fue el constante aumento territorial inglés al ocupar éstos zonas alrededor del peñón, las cuales no figuraban en el Tratado de Utrech. Tampoco ha sido la primera vez que aprovechándose de las buenas intenciones españolas los británicos amplían los límites de la colonia (fiebre amarilla de 1815 y construcción de una verja metálica en 1908).

Por una serie de factores, ya fuera por el pequeño tamaño de la colonia o por las restricciones de las autoridades españolas, Gibraltar era incapaz de automantenerse por lo que una de las actividades económicas que más beneficios reportaba era el contrabando. Incluso en este sentido los ingleses continuaron con una actitud arrogante llegando incluso a informar a la delegación española en Londres de que los navíos ingleses dedicados al contrabando irían armados para defenderse de los guardacostas españoles.

A pesar de todo no podemos decir que hubiera pocos ingleses contrarios a retener la plaza española. Muestra de ello nos lo dan numerosos intelectuales y políticos: en 1856 sir Robert Gardiner preguntaba “¿Cuáles deben ser los sentimientos de todos los españoles con esa noble roca a la vista siempre, ocupada por extranjeros?”; más tarde en 1862, John Bright comentaría “el Peñón de Gibraltar fue tomado y retenido por Inglaterra cuando no estábamos en guerra con España y su apropiación fue contraria a todas las leyes de la moral y el honor”; en 1951 William Atkinson señaló que “Inglaterra se ha comportado en la situación de Gibraltar añadiendo el insulto a la herida”; tres años después Halliday Sutherland afirmaba que “la toma de Gibraltar en 1704 fue un acto de piratería” y en 1966 Arnold Toynbee preguntaba “¿Le agradaría al pueblo británico ver una fortaleza rusa o china en Land´s End o en las islas del Canal?”.

Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial y en la década de los 50 se inició un proceso descolonizador que afectó a casi todas las colonias que aún mantenían las potencias occidentales (especialmente Reino Unido y Francia). Para evitar por todos los medios que Gibraltar entrara dentro de este movimiento, el gobierno inglés puso en marcha una repoblación que fue duramente criticada incluso en la metrópoli. A pesar de las estrategias británicas, la Organización de las Naciones Unidas declaró en 1964 que la idea de conceder la independencia a los países y los pueblos colonizados incluía a la propia Gibraltar.

Por tanto, podemos afirmar que la última colonia inglesa se encuentra en Europa, dentro del territorio peninsular español. Así mismo, es clave destacar que los gibraltareños son tratados como ciudadanos de segunda clase en las Islas Británicas, es decir, un habitante de las antiguas colonias (hoy países independientes como La India) tiene más facilidades para establecerse en Reino Unido que un gibraltareño.

La recuperación de Gibraltar es una meta que en estos tres siglos se han propuesto todos los gobiernos que han tenido las riendas de España, no obstante parece que últimamente ese sentimiento se ha estancado y las causas de ello están en la cada vez más precaria situación de los españoles en la escena internacional. ¿Cómo puede ser que la Guardia Civil sea acosada en sus propias aguas por la Royal Navy cuando persiguen contrabandistas? ¿Por qué no es capaz José Luis Rodriguez Zapatero de dar un golpe encima de la mesa?

Es increíble ver como la Guardia Civil es ninguneada en nuestras aguas y el gobierno no sea capaz de arrancar ni tan siquiera una disculpa por parte de los ingleses. El problema gibraltareño siempre estará ahí por mucho que el gobierno socialista haga la vista gorda y si nuestros aliados ingleses desean tener una relación plena con los españoles, deben de corregir una injusticia histórica.

viernes, 1 de enero de 2010

El Santísima Trinidad y su intento de réplica



Las construcciones de navíos de tres puentes estuvo paralizada en España durante el s.XVIII debido a la fuerte recesión que sufría el país. No obstante, durante el segundo reinado Borbón, La Habana fue el astillero encargado de dotar a la nación española de nuevos buques de tres puentes.

Uno de esos primeros navíos de tres puentes por Real Orden del 12 de marzo de 1768 se llamó Santísima Trinidad. Botado a las once y media un 2 de marzo de 1769, el Trinidad medía unos 61 metros de eslora, aproximadamente 53 metros de quilla y 17 metros de manga, lo cual le concedía un tamaño extraordinario, siendo el buque más grande de la época.

Fue ordenado al departamento de Ferrol al mando de Joaquín de Maguna, iniciando la travesía el 19 de febrero de 1770 sin escolta. Llevaba provisionalmente 32 cañones de 24 libras y 14 de 8 y una dotación de 960 hombres. Debido a las tormentas del violento Océano Atlántico tuvo que hacer escala en Vigo, donde fue reparado de numerosas averías en las vergas de los palos de trinquete y mesana, zarpando el 9 de mayo y llegando a su destino el 15 del mismo mes.

Siguiendo las prácticas habituales de la Marina se hizo a la mar, junto a los navíos “Guerrero” y “Santo Domingo” , el 21 de julio para hacer las pruebas de navegación pertinentes, al mando de las cuales estaba Pedro González de Castellón y Salazar. En estas pruebas estaba artillado con 62 cañones de 24 libras, 32 de 12, 2 de 8, 16 de 6 y cuatro pedreros. Durante las pruebas que duraron hasta el 9 de agosto se descubrieron fallos en la construcción del navío como pudo ser el punto de escora.

Para arreglar estos defectos, el Santísima Trinidad entró en dique seco el 14 de marzo de 1778, bajándole la cámara alta y añadiéndole una falsa quilla con lo cual se intentaba estabilizar el centro de gravedad, que hacía al Trinidad una mole susceptible de vuelco.

En la Guerra de Independencia Norteamericana, el Trinidad formó parte de la flota de 42 navíos del Almirante Luis de Córdoba, que apoyaba a la escuadra francesa, cuyo objetivo era apoderarse del Canal de la Mancha para poder invadir Inglaterra. La escuadra francoespañola recibió numerosos buques de refuerzo lo cual llevó a situar su número final en 65. Nuestro buque permaneció destinado a la flotilla de observación, compuesta por 16 navíos de linea y 2 fragatas. He de decir que el Trinidad era la insignia de la flota y estaba al mando del capitán Fernando Daoiz.

Durante las misiones de bloqueo en el Canal de la Mancha no hay nada reseñable salvo los dos rayos que, el 19 de agosto de 1779, impactaron en la insignia española provocando algunos heridos.

De nada le sirvió a la flota combinada discutirle el control del Canal a los británicos, ya que debido a las enfermedades que los azotaban tuvieron que retirarse a Brest, donde fue cesado del cargo d´Orvilliers y nombrado sucesor el Conde Duchaffault de Besné el 22 de septiembre de 1779.

El Trinidad, por órdenes del Gobierno Español, pasó destinado al refuerzo del bloqueo de Gibraltar, que estaba al mando de Lángara. Cuando llegaron al Estrecho, el día 19, Córdoba tomó la decisión de fondear en aguas del mismo, informado de que Lángara había pasado al Mediterráneo debido al mal tiempo.

En diciembre, la flota de Córdoba, sufrió una réplica del temporal que había obligado a Lángara a retirarse a aguas mediterráneas. Tal fue la tormenta que el Trinidad estuvo a punto de perecer frente a las costas africanas, sin embargo, logró atracar el 31 de diciembre en Cádiz junto a los demás navíos españoles.

Durante 1780 estuvo destinado en aguas del Atlántico, cerca de Cádiz y Portugal. Nadie podía negar la grandeza del Trinidad y por eso, Córdoba lo volvió a elegir como insignia de la flota en aquel lugar. El 9 de agosto, la flota logró interceptar un convoy inglés de tropas y municiones que iba rumbo a las colonias inglesas de las Indias Orientales.

El 23 de julio de 1781, todavía en plena Guerra de Independencia de los EEUU, formó parte de otra flota combinada al mando de Córdoba, destinada a la reconquista de Menorca y una fulgurante campaña en aguas británicas. Después de recuperar una de las islas del principal archipiélago español, la flota del Trinidad capturó un convoy inglés de 19 navíos que iba rumbo a Terranova. El Trinidad también estuvo en aguas de Algeciras, rescatando parte de las dotaciones de baterías flotantes que habían atacado Gibraltar, con escaso resultado.

En 1782, se le forró el casco de cobre en el arsenal de La Carraca. Posteriormente participó en el Combate del Cabo Espartel, repitiendo el título de Capitana. Durante el conflicto sufrió 5 bajas.

En 1783 se firmó la paz entre España y Gran Bretaña, por lo que la flota fue disuelta y el Trinidad quedó anclado en Cádiz 8 largos años. Puede que resulte increíble que un navío de ese porte estuviera anclado tanto tiempo en un mismo puerto pero lo justifica la crisis que sufría el país, ya que no había dinero para mantener tantos navíos y tampoco para financiar expediciones. Este sedentarismo provocó que los marineros no estuvieran tan adiestrados en el uso de artillería o en el arte de navegar como los británicos.

En 1796, debido a la invasión de la propia España por parte de las tropas revolucionarias francesas, hubo un cambio radical en la política del reinado de Carlos IV, que aliándose con Francia declaró la guerra de nuevo a los británicos. Está claro que aliarse con Francia estuvo provocado por el miedo a una gran invasión, eramos un títere en manos de Francia. En mi opinión fue lo peor que le podría haber pasado a España ya que la flota británica podía hostigar fácilmente las colonias españolas y estaba en clara superioridad.

El 4 de agosto de 1796, el Trinidad, fue destinado a una flota de 26 navíos y 14 fragatas bajo el mando de Juan de Lángara que había tomado como buque insignia a nuestro navío, cuyo capitán era Rafael Orozco. Con éxito variable, el 26 de septiembre, la flota regresó a España y puso rumbo al Mediterráneo donde capturó un bergantín y un mercante con bandera inglesa. En diciembre, partiendo de Tolón junto a doce navíos franceses escoltó al Almirante Villeneuve hasta Brest.

El Trinidad acabó el año en el puerto de Cartagena, donde José de Córdoba fue nombrado líder de la flota. Durante enero de 1797 la flota española del Mediterráneo al mando de Morales de los Ríos se unió a Córdoba.

El 1 de febrero de 1797 y por orden del Gobierno de Su Majestad, la flota zarpó rumbo a Cádiz, donde viéndose sorprendida por el viento de Levante quedaron anclados en costas portuguesas, frente al Cabo de San Vicente. El 14 de febrero fueron avistados por una escuadra de 15 navíos ingleses que se aproximaban a ellos, divididos en dos columnas. El Trinidad luchó durante cinco horas, siendo cañoneado por varios navíos, entre ellos el “Blemheim” de 98 cañones, el “Orion”, el “Irresistible” y el “Excellent” de 75 cañones. A pesar de defenderse con gallardía, el Trinidad fue muy maltratado, llegando incluso a tener vías de agua graves, unos 476 hombres estaban fuera de combate de una tripulación de 960 personas.

Por todas las bajas sufridas los españoles decidieron arriar el pabellón, pero justo en el momento en que una delegación inglesa navegaba hacia el Trinidad, el “Príncipe de Asturias”, el “Conde de Regla”, el “San Pablo” y el “Infante Don Pelayo” fueron en auxilio del insignia español, obligando a los ingleses a retirarse.

Lo que quedaba de la derrotada flota española puso rumbo a Cádiz o Algeciras, siendo remolcados por fragatas los navíos peor parados. Entre este grupo de barcos estaba nuestro Trinidad, que fue remolcado por la fragata Mercedes, con la cual perdió el contacto el 17 a mediodía, dejando al Trinidad a merced de las corrientes. En la mañana del 20 fue divisado por dos navíos ingleses, sin embargo, Orozco resultó ser muy inteligente al ordenar izar el pabellón inglés por encima del español, dando a entender que estaba bajo mando británico. Eso, unido a las tormentas provocó que los ingleses no se acercaran.

El Trinidad logró atracar en Zafí, Marruecos, donde después de hacer las reparaciones más apremiantes zarpó rumbo a Cádiz. Durante el viaje de regreso, el 28, la fragata inglesa “Terpsichore” los interceptó, cambiando un vivo fuego con el buque español, sin embargo, con unos pocos cañones el Trinidad logró poner a ésta en fuga. Llegó al puerto gaditano junto al resto de la flota el 3 de marzo, permaneciendo allí anclado otros tediosos años.

El 18 de noviembre de 1803 se nombró capitán del Trinidad a Don Francisco Javier Uriarte y posteriormente formó parte de la escuadra compuesta en Cádiz, debido al retorno de las hostilidades con la Gran Bretaña. Siguiendo la dinámica que caracterizaba a nuestro navío, fue elegido buque insignia por el jefe de la escuadra española, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros.

La flota francoespañola realizó una expedición a las posesiones británicas en América, con el objetivo de distraer un gran número de buques del Canal que, alarmados, acudirían a enfrentarse a la nueva amenaza. Mientras los buques de la Royal Navy estuviesen buscándolos por el Caribe, la flota combinada regresaría a Europa para asegurar el paso del ejército imperial por el Canal de la Mancha. Era un plan ideado por Napoleón pero que no contaba con las condiciones del mar, lo que unido a las enfermedades y al enfrentamiento con una flota británica en el Atlántico lo hizo inviable.

Al mismo tiempo, la escuadra al mando de Horacio Nelson regresó de las Indias Occidentales, bloqueando el puerto gaditano y con ello, a la flota combinada. Villeneuve era el Almirante supremo de la flota anclada en el puerto andaluz, había renunciado a sus orígenes aristocráticos con el fin de salvarse de la purga de la Revolución y buscaba por todos los medios contentar al Emperador. Villeneuve sabía que sería relevado del cargo por su fracaso y que con un poco de suerte sería sometido a un Consejo de Guerra, del cual no se podía esperar nada bueno. Prediciendo ésto, ordenó el 19 de octubre de 1805 salir a alta mar.

Era el momento que los británicos estaban esperando, Francia representaba un gran peligro para la seguridad de la nación, dominaba el continente a su antojo e Inglaterra estaba en el punto de mira. Para evitar una invasión Reino Unido contaba con su flota, que dominaba el océano a su antojo. Conscientes de esa superioridad esperaban una batalla definitiva que evaporizara el poderío de la flota francesa, la única capaz de discutirle la supremacía a Gran Bretaña en el mar. Ese momento llegaría, en aguas de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

El orden de batalla que dispuso Nelson fue en dos columnas, una bajo su mando tomando como insignia al Victory y la otra a las órdenes de Collingwood, que tomó al Royal Sovereing como buque referencia. El “toque Nelson” pretendía cortar la línea francoespañola, lanzando una andanada demoledora a la popa y proa de los navíos, su intención era que por un barco enemigo hubieran dos británicos haciendo que la vanguardia y retaguardia de la escuadra hispanofrancesa perdiera un tiempo precioso al girar para ir en auxilio de los navíos del centro, para cuando llegaran, los británicos serían claros dominadores.

Villeneuve, por su parte dispuso que su flota recibiera a los ingleses en una línea, mostrando los cañones de babor al enemigo, a los cuales contaban con desarmar antes de que llegaran hasta ellos. Debido al poco viento que soplaba y a la decisión de Villeneuve de poner las proas mirando a Cádiz, los navíos estaban colocados en una desigual línea y separados por mucha distancia.

El Santísima Trinidad se colocó a proa del “Bucentaure”, el buque insignia del Almirante Villeneuve, y a popa del “Héros” de 74 cañones. En un primer momento se enfrentó al Leviathan de 74 cañones, pero posteriormente tuvo que vérselas con el “África”, el “Conqueror, el “Neptune” y el “Mars” dejando a nuestro navío prácticamente inservible, desarbolado y haciendo agua rápidamente. Tal era el fuego de los ingleses que las respuestas del Trinidad cesaron, en vista de ésto, una partida de captura inglesa subió al navío para tomar posesión de él, pero fueron despachados con elaborada cortesía española: “Nuestro navío ha cesado el fuego para proveer de pólvora los cañones”. El Trinidad fue el último barco de la batalla que se rindió, a las 17:30, con más de 250 muertos y 216 heridos.

Después de estar la batalla decidida se desató una fuerte tormenta, sin dar tregua a los hombres, que aparte de las operaciones bélicas se tuvieron que enfrentar a una tempestad. El navío, ya bajo mando inglés, fue intentado remolcar a Gibraltar pero las bombas no pudieron achicar todo el agua que entraba, condenando irremediablemente al Trinidad.

Cabe destacar el honorable comportamiento de los ingleses, que arriesgaron sus vidas para intentar salvar a los heridos del navío que había sido su rival, sólo 80 pobres diablos se hundieron con el barco sin poder ser rescatados debido a su estado.

Así acabó uno de los navíos más ilustres de la Historia de España, sirvió durante más de 30 años protegiendo los intereses españoles en el mundo. Me podía pasar las tardes reflexionando si ese barco no merecía una réplica, una reconstrucción de aquella vieja gloria pero cual no fue mi sorpresa que un día supe que había un proyecto de réplica, imaginé que sería utilizado para adiestrar marineros y que cada 21 de octubre participaría en la reconstrucción de la batalla, junto al Victory.

No obstante quedé enormemente decepcionado y contrariado, el nuevo Santísima Trinidad serviría como restaurante, discoteca y sala de exposiciones, nada de marineros ni navegación alrededor del mundo pero bueno, no debería extrañarme, en este país parece que no se respetan o no se valoran estas cosas históricas. Sin embargo, ésto no es todo, ya que la reconstrucción no se asemeja en nada al Trinidad, parece otro barco distinto, yo no sé de donde sacaron la idea de que el Trinidad era así de horroroso, y sino juzguen por ustedes mismos:




¿Es cosa mía o parece un ataúd?


viernes, 11 de diciembre de 2009

Reyes españoles del s.XVII y s.XVIII


Felipe III (1598-1621)
Hijo de Felipe II, cuando hereda España ésta está en bancarrota pero sigue conservando su hegemonía y prestigio, no obstante, Felipe III no estaba tan apto para gobernar como su padre por lo que se rodeaba de validos que gobernaban por él. Habían validos honrados, leales y trabajadores pero habían otros que sólo ambicionaban las riquezas y eran corruptos. Un ejemplo de mal valido es el Conde de Lerna, que era corrupto y cometió muchos errores, entre ellos está la expulsión de los moriscos que provocó un retroceso en el país porque se dedicaban al cultivo.

Felipe IV (1621-1665)
Tomo como valido al Conde Duque de Olivares que era un hombre leal, eficiente y que quería que España mantuviera su hegemonía en Europa frente a Francia, por eso, España entra en la Guerra de los 30 años en la cual es derrotada.

También durante el reinado de Felipe IV se intentó poner un sistema centralista, lo cual provocó revueltas que más o menos fueron sofocadas. Las más graves se dieron en Portugal (que triunfa y se salda con la independencia de Portugal) y Cataluña (fue muy violenta pero logró ser sofocada).

Carlos II (1665-1700)
Está completamente incapacitado para gobernar, sin embargo, tenía un hermano bastardo que le ayudaba pero que como era bastardo no podía reinar. Carlos II se va a morir sin hijos y por eso hay 3 pretendientes con derecho al trono de España, ellos son: Luis XIV que la quiere para un nieto suyo, el Archiduque de Austria que la quiere para un hijo y Fernando de Baviera. No obstante, Carlos antes de morir le deja España al nieto de Luis XIV lo que provoca el inicio de la Guerra de Sucesión Española.

Felipe V (1700-1746)
Cuando llega a España es un rey mayor que contará con una oposición, por lo que comienza la Guerra de Sucesión Española.

En política interior impondrá un sistema centralista, también hará Los Decretos de Nueva Planta, que abolen todas las instituciones, leyes y privilegios propios que tenían los distintos reinos de España. Los únicos que no abolió fueron los de País Vasco y Navarra ya que éstos apoyaron la causa borbónica en la Guerra de Sucesión Española. Hizo reformas en agricultura y comercio.

En política exterior cabe destacar la firma del Primer Pacto de Familia con Francia y por el cual entra España en la Guerra de Sucesión Austriaca, como gana Prusia, España recupera Nápoles y Sicilia que son dados como territorio independiente a un hijo de Felipe (el futuro Carlos III).

Fernando VI (1746-1759)
Reina pocos años, no más de 11. Se rodeará de buenos ministros que intentarán sacar a España de la bancarrota.

En política interior destaca las reformas que hizo en agricultura, comercio y la construcción de grandes obras públicas como pueden ser puentes, carreteras, canales de regadío. Durante su reinado se impulsó la fabricación de las manufacturas y se ordenó la colonización de tierras que estaban deshabitadas en España lo cual dio lugar a la aparición de nuevos pueblos. Uno de los grandes ministros de los que se rodea es El Marqués de la Ensenada que hará el catastro y los pósitos, otros grandes ministros fueron Campiño y Patiño.

En política exterior es un rey que no firma ningún Pacto de Familia ni tampoco se mete en ninguna guerra.

Carlos III (1759-1788)
Fernando VI muere sin hijos y entonces hereda el Reino de España su hermano Carlos que le dejará el Reino de Nápoles y Sicilia a un hermano y él se traslada a España, es un rey que tiene experiencia de gobierno. Se rodea de ministros italianos como Esquilacci y de ministros españoles como Floridablanca o Ensenada.

En política interior fue el que más reformas hizo. En el ámbito económico liberalizó el comercio con América y hizo las Reales Fábricas, en el campo social siguió con la política de colonizar tierras deshabitadas y llevó a cabo un gran censo. En el ámbito cultural destaca la creación de la RAE y la expulsión de los jesuítas.

Carlos III hizo de Madrid una gran ciudad: mandó a poner alumbrado público, empedrado en las calles, hizo grandes museos, observatorios, parques botánicos y monumentos.

También en su reinado se produce El Motín de Esquilacci, que se produce por la prohibición de llevar capa y sombrero anchos y la prohibición de tirar heces fecales o desechos por la ventana, lo cual sentó muy mal a la gente y fue el origen del motín. El motín se calma cuando Esquilacci es mandado de nuevo a Italia.

En la política exterior cabe destacar la firma del Segundo Pacto de Familia con Francia, debido al cual entramos en la Guerra de Independencia de los EEUU. Como los colonos americanos ganan, España recupera Florida y Menorca.

Carlos IV (1788-1808)

En política interior intentará seguir la política de su padre, no obtiene los resultados deseados.

En la política exterior destacan las Guerras Napoleónicas en las cuales España apoya durante un primer tiempo a la Coalición Antinapoleónica que luchaba por instaurar el Absolutismo pero posteriormente apoya al Imperio Francés debido al giro político del valido Godoy y el miedo al poder militar y político de la potencia vecina. Bajo su reinado se produce una de las mayores derrotas de la Marina Española, en Trafalgar, que llevó al dominio absoluto del mar por parte de los británicos. Su abandono y el de su hijo de España hacen que estalle el Motín de Aranjuez y sea origen del 2 de Mayo. También cabe destacar la jugarreta que le hace Napoleón a Fernado VII y a él en Bayona, ya que los obliga a abdicar en su hermano José Bonaparte (José I) mediante artimañas.

Es un rey que va a preferir irse de caza antes que gobernar. Se cuenta además que era un Rey que se tenían que quedar con él jugando a las cartas hasta que se durmiera.



(No he incluido a Luis I porque su reinado no llega a un año y vuelve a las tareas de gobierno su padre, Felipe V)

viernes, 4 de diciembre de 2009

Zaragoza en armas


Al igual que en Madrid, muchas ciudades fueron testigos y actores del alzamiento nacional contra los franceses, de los sueños imperiales de Napoleón. Una de estas ciudades fue la ciudad aragonesa de Zaragoza que fue víctima de varios sitios e intentos de conquista.

Zaragoza estaba situada en un centro estratégico en las comunicaciones con la Península y Francia, por tanto era una pieza fundamental que se debía conquistar a toda costa. Al principio los franceses subestimaron a los defensores zaragozanos, pero al tiempo se dieron cuenta del hueso duro de roer que tenían delante.

Los primeros que se plantaron delante de la ciudad fueron el general Lefebvre Desnouettes y sus 4.000 soldados, el asalto no se hizo esperar. Durante una jornada entera los artilleros, soldados e incluso vecinos derrotaron a los franceses, sólo la caballería logró penetrar por la puerta de Santa Engracia pero no les quedó más remedio que retirarse al verse rodeados. El primer asalto se cobra la vida de más de 700 soldados napoleónicos y 300 españoles.

Lefebvre pidió refuerzos y tras un breve período de descanso se preparó para reiniciar la ofensiva, esta vez con un poderoso tren de artillería. Los franceses no fueron los únicos que se reorganizaron, los sitiados reforzaron las defensas de la ciudad y recibieron refuerzo militar, ya que uno de los errores del cerco francés era que no abarcó todas las entradas de la ciudad.

El 30 de junio de aquel 1808 se reanudó el ataque con un fuerte bombardeo a la ciudad y pasado unos pocos días se lanzaron al que creían que sería el ataque definitivo, sin embargo, vuelven a ser vencidos por el espíritu patriótico de los zaragozanos a su tierra, España.

Los franceses no son de rendirse fácilmente y el 31 de julio reanudan de nuevo el bombardeo con un asalto generalizado el 4 de agosto que logra desbordar las defensas y adentrarse en la ciudad. Una semana entera duró el conflicto dentro de la ciudad, muchos muertos pero también mucha gente que dio muestras de su valor y amor por la patria, uno de ellos fue Agustina de Aragón que tomó el mando de la plaza del Portillo. Unas 1500 bajas entre las filas francesas. La evacuación de José I en Madrid obligó a los imperiales a levantar el sitio por un tiempo.

Al líder de la defensa zaragozana, Palafox, se le unieron muchos hombres de todas partes de España atraídos por la gesta de Zaragoza, también recibió piezas de artillería con lo que llegó a contar con un ejército de 30.000 soldados y 160 cañones, es decir, un señor ejército.

El 21 de diciembre comenzó de nuevo el asedio, esta vez el mariscal al mando, Moncey contaba con 40.000 experimentados y más de 100 piezas de artillería. También los mandos militares franceses se habían replanteado la estrategia y esta vez el cerco era total.

Para desgracia española se dio un brote de tifus en la ciudad lo cual facilitó la entrada descontrolada de franceses en la ciudad aragonesa, no obstante se volvió a la encarnizada lucha de casa por casa. Tres semanas logró aguantar el pueblo zaragozano a los militares imperiales.

Al caer enfermo Palafox del tifus el 19 de febrero una junta militar le sustituyó al mando. Más tarde la junta decidió entregar la ciudad al mariscal Lannes a cambio de un perdón general que en su mayor parte no se llevó a cabo, ya que casi todos los líderes rebeldes fueron ajusticiados y sus cadáveres lanzados al Ebro, a excepción de Palafox que quedó confinado en una prisión hasta el fin de la Guerra de Independencia. El asalto junto con la enfermedad dejó 50.000 bajas entre los defensores.

Estas fueron las personas que defendieron España de los ejércitos de Napoleón, fue esa gente la que demostró que a la Grande Armee se le podía vencer y fueron ellos los que murieron por conseguir una España libre de la opresión...una gente de la que deberíamos coger recortes los que hoy estamos aquí viendo como este hermoso país se sumerge en las tinieblas más absolutas. Heroicidades como las narradas en esta historia nos ha de dar valor para luchar pacíficamente y con la palabra contra los que quieren dividir y romper España.

domingo, 30 de agosto de 2009

La Armada Invencible


En 1588 las relaciones entre las grandes potencias España e Inglaterra iban de mal en peor, no sólo por las abundantes acciones corsarias inglesas contra las plazas y los buques de la Marina Real Española, sino por el apoyo inglés a los rebeldes independentistas holandeses, recordemos que en aquella época España poseía grandes territorios en Europa.

La siguiente jugada del Emperador Felipe II sería la invasión de Inglaterra, aconsejada y alentada por sus consejeros (el Marqués de Santa Cruz y el Duque de Parma). El plan consistía en derrotar a la Royal Navy en el Canal de La Mancha con una poderosísima flota (la Armada Invencible) e iniciar la invasión de la isla mediante una flotilla de barcas, un plan que recuerda a la derrota varios siglos después en Trafalgar.

Unos 34.000 hombres apostados en Holanda y esperando a la victoriosa Armada Invencible estarían dispuestos a invadir la isla después de que la Marina les asegurara el paso.

No sólo España preparó la flota para la invasión, también Portugal, que en aquella época pertenecía al Reino de España. Por tanto se logró una potentísima flota bautizada como la Invencible, que estaba compuesta por 20 galeones, 47 naves mercantes armadas, 21 naves de transporte, 4 galeazas, 4 galeras y otras 32 naves de distinto tonelaje, al mando del Duque de Sidonia.

Los ingleses para repeler la invasión confiaban en unas 200 naves al mando del famoso corsario Francis Drake, de Hawkins y Frobisher.

El 28 de mayo la Invencible zarpó de Lisboa, el 1 de junio llegaron al Canal y el 29 tuvo lugar el avistamiento por parte de los ingleses a la altura de Lizard Point en Cornualles. Las escuadras de Howard y Drake el 31 de julio desataron el primer enfrentamiento en Portland Bill, que duró hasta la noche, sin que ninguna de las flotas logrará una supremacía definitiva sobre la otra, tan sólo dos navíos capturados por la Royal Navy.

El 1 de agosto gracias al viento, la Marina Real Española navegaba hacia el este, adentrandose en el Canal. Howard logró sorprender a los españoles por la retaguardia, no obstante, ninguno de los contendientes salió victorioso. A esta escaramuza le siguió otra en la que ambos contendientes se bombardearon durante una hora, pero acabó en tablas. Los ingleses no cejaron en su empeño de destruir a la flota española, ya que el 3 de agosto, gracias a la ventaja que el viento proporcionaba a los buques de la Royal Navy, atacaron por la retaguardia. Dado la dureza del enfrentamiento las flotas se dieron tregua por unos días.

La noche del 7 al 8 de agosto los ingleses atacaron con 8 brulotes (navíos cargados de material combustible cuyo objetivo era incendiar las naves enemigas), los españoles lograron dar esquinazo pero estaban (como lo estuvieron durante toda la campaña) en una mala posición frente a las costas holandesas. El día 9 Drake atacó a la Invencible, la cual desconcertada sufrió una derrota. Muchas naves del emperador Felipe fueron hundidas o embarrancaron frente a las costas de Holanda.

La Invencible, mermada, no estaba en condiciones de entablar otro combate ni desembarcar a las tropas en Inglaterra, ya que el viento y las mareas del bravo mar del Canal no lo permitían. Por tanto la única opción que tenían era dar un gran rodeo a las Islas Británicas para regresar a España. Durante la travesía muchas más naves, por las tormentas, se hundieron o embarrancaron.

En la derrota de la Invencible tuvo que ver la Royal Navy pero no tanto como dicen las tradiciones inglesas, mayormente fueron los elementos los que la derrotaron, ya que por culpa de las mareas y tormentas los buques españoles no estuvieron nunca en condiciones de combatir al 100% con los ingleses. El dominio español del mar duró unos cuantos años más, pero fue una derrota que marcó el comienzo del predominio de la Marina Real Inglesa, que perduró hasta el siglo XX y que a día de hoy sigue siendo de las mejores del mundo.

martes, 18 de agosto de 2009

Franco y la República


Está siendo de actualidad y ahora más que nunca, las iniciativas republicanas (por parte de socialistas, comunistas...) de instaurar una III República invocando a una auténtica democracia, a aquel legal gobierno que el fascista Franco destruyó y seguidamente impuso una dictadura durante más de 30 años.

No siempre hemos sido bien informados, la II República no tuvo el carácter democrático que hoy en día se le atribuye. La opinión predominante es la de que Franco se rebeló contra una democracia legítima, aunque su carácter democrático es fácilmente discutible. La República se fue degenerando progresivamente desde su instauración en 1931; algunos ejemplos nos lo da la "Ley para la Defensa de la República” en la cual el Estado podía deportar sin juicio previo o cerrar cualquier periódico. No es el único ejemplo de desmocratización de la República, cuya Constitución fue vulnerada en repetidas ocasiones. La entrega en 1936 de armas a los sindicatos por parte de la izquierda y la revolución de 1934, en las que se le hizo una zancadilla a una derecha triunfadora, son algunos de los muchos ejemplos con los que contamos.

Franco era un militar fiel a la República; aunque se le haya atribuido un carácter conspirativo desde 1931, el general fue de los últimos en unirse al alzamiento, siendo el asesinato de José Calvo Sotelo el detonante de su decisión. La demagogia histórica ha ocasionado una difuminación de la trayectoria de Franco, por eso cabe subrayar las ocasiones en las que Franco demostró su fidelidad a la República, como por ejemplo cuando se negó a defender ante un tribunal al golpista Sanjurjo; también cabe destacar su papel en la revolución asturiana de 1934 donde el general luchó por la legalidad republicana. Tampoco tuvo inconvenientes al acatar la llegada del Frente Popular.

También hay una idea generalizada, sobre todo por los frentepopulistas, de la inoperancia política y militar de Franco. Desmontemos esta idea: de su brillantez militar sólo cabe nombrar su victoria sobre la República, ganando una guerra en un principio perdida por la falta de material; superando ese inconveniente con el primer puente aéreo de la Historia; también caben destacar las operaciones en Marruecos, las cuales le valieron numerosos ascensos. En cuanto a su  visión estratégica hay que hacer un desarrollo un poco mayor: la mayor victoria estratégica y política del Régimen franquista fue la “no intervención" en la Segunda Guerra Mundial; en la cual, España tenía todas las papeletas para hundirse aún más.

También se le suele quitar mérito a Franco en la “no intervención”, diciendo que Hitler no tenía el menor interés en la alianza con España cuando la entrada de España en la guerra era de suma importancia. Atravesando la península Ibérica, cosa que Franco no permitió, la toma de Gibraltar hubiera significado el cierre del Mediterráneo a la Royal Navy, que solamente tendría la base de Malta; aislada en la cuenca mediterránea y de captura fácil. También la beligerancia en el conflicto significaba la apertura de otro frente en Europa para Reino Unido, con la consecuencia de una disgregación de su marina para poder llevar a cabo un bloqueo de los puertos españoles; por tanto, era una prioridad para Hitler la beligerancia de España ;demostrado con varias cartas que el líder nazi mandó a Franco y que éste con diplomacia rechazó.

Para quitarse cualquier problema de conciencia, Franco envió a la División Azul, cuya profesionalidad quedó demostrada. Fue un acierto no entrar en la guerra y, de hecho, Winston Churchill lo agradeció al votar "no" a la “intervención militar" en España alegando que el país no había interferido en las acciones de los Aliados. Optando por  un aislamiento internacional se pensaba que el nuevo Gobierno caería a los pocos meses.

También existe el mito de que la represión subyugó especialmente a catalanes, vascos y gallegos. Si eso fuera así ¿por qué se editaron más libros en vasco, catalán o galllego durante el Franquismo que durante la República? ¿por qué se fundaron más periódicos escritos exclusivamente en vasco, catalán o gallego durante el Franquismo que durante la II República?

Se le da también al Régimen la característica de “páramo cultural”, pero en la España de la Guerra Civil hubieron dos tipos de inmigraciones de pensadores y artistas: la primera fueron los que huyeron de un Frente Popular cada vez más extremista, como Gregorio Marañón, Gaset o Ramón Pérez de Ayala, los cuales actualmente son ensalzados como acérrimos republicanos. No fueron simpatizantes de Franco pero tampoco lo fueron de la República, definiéndola como “trágico fracaso” y algunos, como Gasset dijeron que "Tras la victoria de Franco, el horizonte de España se halla despejado”. Otra segunda oleada fueron los que escaparon de la represión, como Rafael Alberti, Bergamín o Luis Buñuel, mucho de los cuales volvieron años después y no precisamente para morir en España, sino para continuar su carrera artística.

Durante la España Franquista se registró el mayor crecimiento económico en la Historia de España; también durante nuestra renta per cápita aumentó considerablemente. De hecho, no hemos alcanzado durante estos años los niveles de crecimiento de los años 50 y 60.

De 50.000 penas de muerte Franco conmutó la mitad. Tenemos que destacar el comportamiento de Franco con los judíos con respecto a los nazis, cierto es que podrían haberse salvado más, pero mejor eso que nada. También durante la etapa franquista aumentó la escolaridad (más mujeres que hombres), en 1960 habían más de 4.000.000 de niños escolarizados, con 100.000 maestros; la enseñanza secundaria incluía a más de 80.000 alumnos en la misma fecha, llegando a alcanzar en 1975 los 325.000 alumnos. También el número de reclusos disminuyó, así como el de presos políticos.

Una República no sería malo, pero la utilización de ella para los intereses propios (el poder, los secesionismos...) por parte de los partidos políticos, seguramente por parte de la izquierda, como ya nos demostraron durante la II República nos llevaría de nuevo a una época de caos.

lunes, 5 de enero de 2009

La guerra de Cuba 1898


Situémonos en el período histórico de la guerra de independencia cubana, en 1895, reina María Cristina de Austria por la minoría de edad de Alfonso XIII y a la cabeza del gobierno estaba Antonio Cánovas.

Durante el gobierno de dichos personajes, en Cuba se gestó una revuelta, la revuelta de Baire encabezada por los hermanos Lora. Dicha revuelta fue aplacada con el envío de fuerzas terrestres y navales a la colonia española. La revuelta fue aplastada pero no estaba del todo segura, sobre todo por el intervencionismo de EEUU que apoyaba a los rebeldes, por ésto, Cánovas empieza unas reformas administrativas.

El 4 de octubre de 1897 llega al poder Sagasta, el cual hace otras reformas con toque personal, a si mismo, decretó una amplia autonomía para Cuba lo cual no impidió numerosas revueltas, el ambiente era muy tenso a ambos lados del Atlántico. España contaba con el apoyo único de Portugal, ya que las demás potencias occidentales desoían las protestas del país ibérico que argumentaba presión internacional en aquellos momentos de tensión e incertidumbre.

Pero pronto el vaso rebosó, y la gota que lo rebosó fue un barco, un barco norteamericano llamado USS Maine, su voladura en puerto cubano todavía trae polémica en la actualidad, sabemos que EEUU le tenía el ojo echado a la isla caribeña y que mejor excusa para entrometerse en los asuntos de la isla que una "explosión intencionada" , vamos, que pudo ser provocado por los propios norteamericanos. La versión oficial todavía responsabiliza a España de un terrible acto de sabotaje. La explosión del Maine provocó que EEUU declarara la guerra a España, ya no había motivos para ser sutil con las intenciones de anexión sobre Cuba.

La escalada de tensión entre ambos países desembocó en la batalla naval de Santiago de Cuba, tal vez la derrota más triste y de olvidar de la historia de la Armada española. La batalla se desarrolló así:

La escuadra española de Santiago de Cuba sale a las 09:35 del 3 de julio de 1898. Primero sale el Teresa y posteriormente el Vizcaya, Colón, Oquendo, Plutón y Furor, enfrente, la escuadra estadounidense la forman los acorazados Texas, el Brooklyn, Indiana, Oregón, Iowa y el New York. En una envalentonada el Teresa ataca decididamente pero es acribillado (recibiendo impactos de 305mm) y es embarrancado. Mientras, el Vizcaya y el Colón logran alejarse pero en cuanto cae el Teresa son perseguidos con buen resultado ya que el Vizcaya recibe un impacto mortal que lo obliga a embarrancar. Los demás destructores españoles también son tiroteados, en estos impactos resultan fuera de combate el Oquendo, el Plutón y el Furor. El Colón es el único que logra ponerse a una distancia prudente pero igualmente recibe daños y embarranca.

La tragedia española finaliza a las 13:15 horas del día, con 350 bajas, el resto de combatientes españoles son hechos prisioneros, en contraste, los americanos tienen un solo muerto y algunos heridos. Mientras, la escuadra reservista movilizada en Suez recibe ordenes de volver a España.

El 25 de julio toman posesión de Cuba los EEUU. El 12 de Agosto se suspenden las hostilidades y el 10 de diciembre de 1898 se firma el tratado de París en el cual se sella la pérdida de colonias en América por parte de España.

Posteriormente Cuba logra la autodeterminación frente a los americanos (los cuales en la actualidad siguen teniendo Guantánamo) y goza de cierta prosperidad hasta que llegan los dictadores Batista y el comunista Castro (que cumple 50 años de comunismo dictatorial), que han llevado a Cuba a ser casi un país tercermundista. Esperemos que Castro dejé en libertad a los cubanos y que ellos mismos puedan escribir más episodios de su historia, esperemos que el próximo episodio sea el advenimiento de la democracia a la isla caribeña.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Blas de Lezo, el vasco que salvó al Imperio


Inglaterra había reunido la mayor flota que vieron los tiempos, su objetivo era apoderarse de Cartagena de Indias, llave del Imperio español y el centro neurálgico del dominio español en América. Su toma significaría el estrangulamiento de las comunicaciones entre los virreinatos y España.

Para la conquista, Inglaterra movilizó una gran flota de 80 embarcaciones, 23.000 combatientes y 3.000 piezas de artillería, todo bajo el mando del almirante Vernon. Sobre el papel la victoria estaba asegurada, de hecho, Vernon mandó a emitir monedas conmemorativas que decía "El orgullo español, humillado por Vernon".

Blas era un hombre valiente e inteligente, le llamaban "medio hombre" porque había perdido una pierna, la movilidad de un brazo y la vista de un ojo. Tenía una buena fama y los enemigos de España le temían. Blas se había enfrentado muchas veces a los ingleses, y la mayoría de las veces les ganó con audacia e ingenio. En el intento de toma de Cartagena también aplicó esta valentía y audacia: mandó a poner unas cadenas a la entrada del puerto, lleno de huecos las almenas, ordenó a cavar zanjas al pie de la muralla defensiva, dotó a las piezas de artillería de rampas para poder adaptar el disparó de la pieza según las exigencias del combate e ideó un tipo especial de proyectil.

Las defensas españolas eran muy fuertes pero los ingleses eran muchísimos respecto a los combatientes españoles y empezaron a avanzar. La tenacidad española, el clima tropical y que los ingleses no enterrasen a los muertos provocaba enfermedades, epidemias y fiebres y por tanto su debilitamiento. Tampoco debemos olvidar el ataque definitivo de los españoles, 300 marineros frescos que cargaron contra los ingleses que definitivamente se derrumbaron y huyeron.

Fallecieron 6.000 ingleses en combate y 7.500 heridos, respecto a la flota, los ingleses perdieron 50 barcos de los 80 que tenían, el número de piezas de artillería tomada se elevaba a 1.500 cañones, la mitad de los que tenían.

Ésto nos enseña que no debemos vender la piel del oso antes de cazarlo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

La verdad sobre la Diada


El día 11 de septiembre, en Cataluña se celebra la Diada, la cual desde hace algunos años es una fiesta nacional catalana, en la cual se hace una ofrenda floral a Rafael de Casanova. En este artículo pondré los puntos sobre las íes para decir que la Diada es una gesta nacional española.

En España, en 1714, estamos es plena guerra de sucesión. El último Austria, Carlos II ha muerto sin descendencia y los principales candidatos extranjeros son: Felipe de Anjou (futuro Felipe V) y Carlos de Habsburgo.

Debido a ésto, los territorios españoles se posicionan: catalanes, valencianos, baleares y aragoneses se alían con Carlos, el cual promete respetar sus fueros. Mientras que los castellanos, navarros y vizcaínos se decantan por Felipe.

La guerra se desarrolla y se decanta a favor del pretendiente Borbón, el último toque de gracia a los carlistas será la toma de Barcelona, la cual es tomada de forma aplastante.

Para entender este episodio hay que aclarar un par de cosas, las cuales actualmente están tergiversadas por los nacionalistas independentistas:

-Esa guerra fue mayormente el reparto del pastel español (el imperio más grande de la tierra) entre las potencias europeas que lo ambicionaban, como sabemos ganó el pretendiente francés.

-En dicha guerra se produjo un gran cambio socioeconómico en el que aparecen innumerables conflictos de intereses, no puede entenderse como luchas de clases sociales, sino que en cada sitio presentan causas distintas.

¿Por qué entonces los catalanes defendieron tanto a Carlos? ¿Fue por ganas de independencia? ¿De un gran nacionalismo?, pues no, lo explicaremos:

España estaba soliviantada por los cambios sociales, en Cataluña además, se guardaba mal recuerdo de las guerras con los franceses (pérdidas del Rosellón y Cerdaña), que mayormente se desarrollaron en Cataluña, por eso a la mayoría de los catalanes les resultaba intolerable el reinado de un francés. Cataluña apoyó al archiduque Carlos como rey, porque para ellos representaba verdaderamente la tradición nacional española, en incluso lo siguieron defendiendo cuando ya Carlos, recién proclamado emperador de Austria, se había se desinteresado por completo de la corona española. Un paisaje muy diferente al que ven los nacionalistas catalanes.

Para desarmar a los nacionalistas que dicen que uno de los resistentes barceloneses, Casanova, fue un nacionalista redomado simplemente escribiré un bando de gran importancia histórica que él publicó en el momento antes de la rendición barcelonesa:

"Se confía en que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados con el fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por el rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda ESPAÑA "

domingo, 23 de noviembre de 2008

La trágica batalla de Trafalgar


Todo comienza con el estacionamiento de un ejército de 180.000 soldados en la costa francesa con el propósito de invadir Reino Unido. Este plan no era posible sin antes conseguir el dominio del mar y de ahí nace el plan que unos meses después desembocaría en Trafalgar.

Los navíos francoespañoles intentarán mantener ocupados a la Royal Navy con una serie de maniobras que les llevarán desde las costas europeas a las americanas ida y vuelta. Finalmente estas persecuciones hacen que la flota francoespañola se refugie en Cádiz, acción que era todo lo contrario que pretendía Napoleón.

Napoleón decide sustituir al comandante en jefe Villeneuve por su penosa actuación por otro líder más experimentado, por eso Villeneuve en un último intento por salvar su pescuezo decide ir al Mediterráneo para obedecer las exigencias de Napoleón arriesgándose a ser interceptado por la marina británica, que en ese momento vigila desde la costa gaditana.

Entre los líderes españoles de la flota se encuentran el marino-científico Federico Gravina, el líder español, con una abrumadora experiencia militar y diplomática. Otro gran líder es Cosme Damián Churruca que es un excelente marino, matemático, geógrafo y astrónomo. Dionisio Alcalá Galiano es otro jefe nato, participante en la expedición Malaspina y importante científico español. No hemos de olvidarnos de Francisco Alcedo y Bustamante, un gran militar y marino. Todos estos ilustres están en contra de la partida del puerto por la tempestad que se avecinaba y por la escasa experiencia de los marinos españoles.

Nelson, el líder británico, hizo bien sus movimientos y dividió a la línea francoespañola en dos grupos y cuya vanguardia no podía socorrer a los demás bloques de la línea. Los ingleses penetraron en los espacios más sensibles, cercando a las naves líderes.

Después de la batalla se dió lugar una gran tormenta que tuvo un efecto casi igual de devastador que al de la batalla. La peor parte se la llevó la flota francesa de los cuales murieron unos 3.400 hombres, de los ingleses murieron muy pocos con respecto a los demás, unos 449 hombres . En cuanto a los marinos de España hubieron unos 1.022 fallecidos, todo ésto de una cantidad total de 11.847 combatientes.
¿Qué fue de aquellos líderes españoles, franceses y británicos?

Los españoles perdieron más líderes: Gravina, Galiano, Churruca y Bustamante cada uno de ellos con una muerte honrosa.

El líder francés Villeneuve fue capturado y cuando posteriormente fue devuelto a Francia apareció muerto en el hotel en el que se hospedaba.

El almirante Horacio Nelson falleció cuando tuvo lugar el enfrentamiento entre su buque insignia (el Victory) y el Bucentaure. Nelson no llegó a ver el final de la batalla pero fue enterrado como si se hubiese tratado de un monarca.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Los símbolos nacionales españoles.


La bandera roja y gualda española nace de la necesidad de distinguirse en alta mar, ya que en la época del siglo XVII las naciones se identificaban por sus escudos reales, y practicamente todas eran iguales (blancas con el escudo).

Nuestra bandera nace formalmente el 28 de mayo de 1785, bajo el reinado de Carlos III de Borbón, el cual encarga a su secretario de marina, Cayetano Valdés, que busque una bandera visible en alta mar.

La bandera que resultó escogida fue la rojigualda, esos colores habían sido usados en España desde tiempos inmemorables. En este artículo explicaré que significa cada cosa y su trayectoria.

El rojo: El rojo viene desde los guerreros íberos, que en su casco llevaban el penacho de ese color. Los propios visigodos estampaban en sus banderas leones rojos encima de un fondo amarillo. Durante la Reconquista, todos los reinos usaban ese color.

El amarillo: Los visigodos utilizaban banderas de color amarillo, Castilla utilizaba como símbolo un castillo dorado, Aragón tambien utiliza líneas amarillas en su bandera y Navarra tenía las cadenas doradas.


¿QUÉ BANDERAS TENÍA ESPAÑA ANTES DE LA ROJIGUALDA?

Teníamos unas cuantas, como la Cruz de San Andrés, las Aspas de Borgoña o los Escudos y Pendones Reales, muchos de los cuales fueron evolucionando bajo las reformas de los sucesivos monarcas. Los que más reformas introdujeron en nuestros símbolos fueron Los Reyes Católicos, Felipe el Hermoso, Felipe II, Felipe V y Carlos III.


SU TRAYECTORIA

La bandera rojigualda seguirá siendo nuestra bandera en La I República, pero en 1931, bajo la II República fue alterada por la banda morada la cual fue igual de efímera que el Régimen Republicano. Posteriormente, durante el Régimen Franquista volvió a ser restablecida, pero con otro escudo, el Águila de San Juan. Tras la muerte de éste, nuestra constitución establece que la bandera es la rojigualda, pero esta vez con otro escudo.


EL ESCUDO ESPAÑOL

El león: Representa al Reino de León, empezó a utilizarse en la heráldica de los reyes leoneses durante el siglo XI.

El castillo: Surge en tiempos de Alfonso VIII, como sello castellano. Su torre central es más alta que las otras dos. El Castillo y el León empiezan a aparecer juntos a partir de Fernando III, en 1230.

Las armas de Aragón: Aparece como real sello de Berenguer IV en 1150. Posteriormente este escudo pasa a sus sucesivos linajes.

Cadenas de Navarra: En una de las muchas batallas de la reconquista peninsular, los musulmanes logran cercar a los navarros, pero Sancho VII, se planta en la tienda de Miramamolín la cual estaba rodeada de camellos y esclavos encadenados, Sancho rompe esta cadena y de ahí nace la leyenda del escudo navarro.

Flor de Lis: Se trata de la representación del último reino moro en España, cuya conquista hace finalizar la Reconquista.

Columnas de Hércules: Las columnas viene con el lema "Plus Ultra" como representación del descubrimiento del Nuevo Mundo.


domingo, 26 de octubre de 2008

Varios siglos de Leyenda Negra.


Debemos de estar concienciados de que en la historia de España hay luces y sombras; aunque se intente imponer que fueron más abundantes las sombras en el papel de España en el Nuevo Mundo, debemos deshacernos de los clichés y valorar la historia española en América desde un punto de vista objetivo.

Los conceptos más habituales que se manejan con respecto a la relación de la metrópoli española con las colonias americanas son muy dispares, tales como la realización del mayor genocidio en la historia de la Humanidad, alcanzando la astronómica cifra de 90 millones. Además, las relaciones de los colonizadores con los nativos se basaron únicamente en el maltrato, la violación y la excesiva autoridad.

No obstante, hay muchos datos conocidos por unos pocos que niegan frontalmente todo lo expresado con anterioridad. Estas explicaciones son de todo tipo, por ejemplo económicas, demográficas, culturales e incluso ideológicas.

El quechua, lengua de los nativos precolombinos mejicanos, es lengua cooficial en junto con el español. No se corresponde la actual situación de la lengua indígena con un supuesto genocidio, que en palabras de algunos historiadores cortó el desarrollo cultural al otro lado del Atlántico. Tampoco sería lógico que una lengua de ese tipo perviviese hasta nuestras fechas si la población que la hablaba pereció. No sólo la pervivencia del quechua demuestra la injusticia histórica cometida contra España, también la existencia de numerosas tribus indígenas en selvas sudamericanas, que conservan sus costumbres y su religión, demuestran que no fue el "lobo" tan fiero como lo pintan.

Hay una famosa frase que dice: "Un pueblo no se conquista, si antes no se ha destruido a sí mismo". Esto está muy relacionado con el tema que estamos tratando, debido a que muchos ignoran cómo Pizarro pudo conquistar México con sólo 600 hombres. No sabe que parte de los nativos mejicanos pasaron a formar parte en las filas del ejército castellano, debido a que estaban fuertemente enemistadas con los aztecas, la tribu dominante por aquel entonces en el territorio; y que según las fuentes históricas, ejercía su liderazgo de una forma cruel.

Otro gran punto a favor de las "teorías negras" es la alabanza que se hace al alto grado de desarrollo cultural y astronómico de los pueblos precolombinos. Es indudable la perfección del calendario maya pero muy poca gente recuerda la religión que practicaban estos pueblos. Ciertamente, la religión católica por aquel entonces tampoco es que fuera de lo más tolerante pero, a diferencia de los mayas, incas y otros muchos pueblos, no hacían sacrificios humanos; unos sacrificios cuyas herramienta era el secuestro de individuos de otras tribus. Sus rituales mágicos y religiosos eran como mínimo grotescos, tales como destripar a la persona aún con vida.

Otra de las cosas que se le echa en cara a España es la intención con la que colonizó América, poniéndo como razón última el deseo de evangelizar y llevar la cultura. Nadie puede negar que España invadiera América con fines coloniales y con el deseo de incrementar su influencia en la esfera global; pero no podemos juzgar los hechos del pasado con la mentalidad del s.XXI. Es decir, no podemos criticar a Pizarro  por conquistar México para la Corona de Castilla cuando lo normal en aquella época era eso. Con mentalidad del s.XXI no se deben juzgar los hechos del pasado, principalmente porque de esa forma nunca se podrá llegar a entenderlos completamente.

Los que apoyan la Leyenda Negra se empeñan en demostrar que la actividad intelectual y educativa hispanoamericana durante la conquista y los años que siguieron fue nula. Esto es completamente falso, apoyándonos en un simple dato podemos desarticular toda esa maraña: la primera universidad que se construyó en el Nuevo Mundo era propiedad española y se hizo exclusivamente para la educación indios. No se entienda por Educación filosofía o matemáticas, entiéndase principalmente la lectura de los libros sagrados y toda esa parafernalia propia de los misioneros. Otro dato nada despreciable nos dice que España construyó más universidades de este tipo que otras grandes potencias coloniales europeas juntas; todo ello estrechamente relacionado con la concepción que se tiene de los nativos en las distintas metrópolis, es decir, un español tenían permitido casarse con una indígena y viceversa; pero un inglés o un holandés lo tenía terminantemente prohibido, de ahí que la población mestiza en las antiguas colonias aglosajonas (EE.UU, Australia y en una última etapa La India) sea escasa.

Aunque suene extraño, había una legislación que pretendía la protección e integración del nativo con respecto a los españoles; siendo la institución protectora de los primeros la Inquisición. Cierto es que persiguió con tenacidad a los herejes, pero tampoco reparó en los medios para garantizar la protección de los indígenas, que por otra parte eran un gran "reto" con vistas a la conversión. Un ejemplo típico de lo explicado puede ser el "caso Colón", que fue llamado de regreso a España por los Reyes Católicos, que habían recibido la denuncia de que el conquistador estaba maltratando a los indios, tampoco restemos importancia a que Cristóbal Colón tenía muchas deudas, y que esa mezcla fue la que determinó su ingreso y muerte en prisión.

Los máximos responsables de que la Leyenda Negra haya calado profundamente la tienen las potencias anglosajonas; que vertieron una multitud de falacias sobre el papel español en Sudamérica. Es aquí donde se aplica el dicho "somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio", con ello quiero decir que si comparamos la gestión inglesa en América con respecto a la española, podemos ver que estos últimos pusieron en práctica un modelo de integración de lo más novedoso.

Uno de los baluartes españoles  de la Leyenda Negra es Fray Bartolomé de Las Casas, que vió casos de abusos e intimidación, pero aislados e incluso dudosos, ya que en todos sus relatos nunca desvela la identidad del colono así como tampoco el lugar donde se producen los hechos.

Lo peor de todo es que esa versión que nuestros enemigos vertieron sobre nosotros ha calado profundamente en la mentalidad de los propios españoles y les llega hacer despreciar su propia historia; y es esto, el despreciar la propia historia nacional, uno de los mayores errores que comete un país, porque sin conocimiento del pasado no se puede razonar el presente, ni mucho menos crear un espíritu fuerte.