José Manuel Soria, ministro de
Industria, Energía y Turismo, anunció hace algunos días la
concesión del permiso para la realización de prospecciones
petrolíferas en Canarias, las cuales permitirían comprobar la
existencia de crudo en la zona y su posible extracción; todo ello a
cargo del operador Repsol.
No es un anuncio completamente nuevo,
ya que desde 2001 existía el proyecto; siendo cancelado con la
llegada socialista al poder en 2004. Las reacciones y diversas
opiniones ante este anuncio no se han hecho esperar; desde este artículo he intentando
abordar y evaluar de forma imparcial y objetiva cada uno de los pros y los contras.
Según la opinión de algunos, la
extracción de petróleo en las costas de Lanzarote y Fuerteventura
supondría la destrucción de gran parte de la biosfera española.
Además, la adopción de un sistema productivo contrario al modelo
turístico adoptado por el archipiélago traería consecuencias
nefastas; relacionado todo ello con la pérdida masiva de turistas y
la consecuente degradación del medio ambiente.
Tampoco se debe el obviar el riesgo que
entraña un escape de combustible, que sin duda alguna traería
consecuencias nefastas para las islas; dañando el turismo y el
sector pesquero, principal actividad económica de muchos majoreros y
conejeros. A pesar de los setenta kilómetros que separan la costa canaria de la posible extracción, nadie niega las catastróficas consecuencias económicas y
ecológicas de una posible fuga; temiendo un
suceso similar al del vertido de crudo en el Golfo de México,
ocurrido el pasado abril de 2010.
Por otra parte, muchos se preguntan
dónde irán a parar los beneficios de la posible industria
petrolífera canaria. Es justo que parte de las ganancias vayan a las
arcas de Repsol, en sintonía con su participación e inversión
privada; sin embargo, puede ser dudoso que los beneficios del Estado
español, derivados de impuestos y demás formalidades legales,
contribuyan al desarrollo de la precaria economía canaria.
Las incógnitas que se plantean son:
¿Canarias merece una percepción mayor de los beneficios? ¿Debería
el Gobierno Central destinar la mayor parte de los beneficios al
archipiélago? ¿Es éste un planteamiento nacionalista? ¿Crecería
la economía canaria con la extracción de crudo? ¿Contribuiría a
la destrucción de puestos de trabajo relacionados con el sector
terciario?
No obstante, no todo son opiniones
negativas; y es que la posible extracción de petróleo en aguas
canarias satisfacería un 10% de la demanda española; además, la
producción diaria ascendería a 140.000 barriles durante veinte
años, suponiendo un ahorro energético de 28.000 millones; lo cual conllevaría la estabilización del tradicional déficit energético
español.
Según las palabras del ministro, la
actividad económica derivada de la posible extracción de
combustible podría complementar el modelo productivo
turístico canario; y es que muchos niegan un impacto negativo sobre
el turismo. Sobre el papel, la producción del crudo supondría un
incentivo para la actividad mecánica industrial; la industria
eléctrica; el aprovisionamiento de buques relacionados con la
extracción; y un empuje para el comercio, los servicios y la
ocupación de hoteles.
Por otra parte, Marruecos ya ha
iniciado la búsqueda del oro negro, autorizando prospecciones en su
franja territorial. Nuestro vecino no dudará un instante en extraer
el crudo si tenemos en cuenta que ningún país se permite el lujo de
no explotar esa clase de yacimientos. Llegados a este punto, el
debate pierde fuerza y se decanta hacia una de las dos partes;
contribuyendo a ello ciertas cuestiones:
¿Está reñida la economía turística
con la extracción de combustibles fósiles? ¿Es Dubai o Noruega un
buen ejemplo de ello? ¿Una actividad petrolífera supone
necesariamente peligro medioambiental? ¿Qué garantías tenemos de
que Marruecos será más respetuosa que Repsol con el medio ambiente?
¿Acaso un escape en aguas marroquíes no afectaría a las costas
canarias de igual modo? ¿Podemos permitirnos prescindir de semejante
actividad económica?
Por otra parte es digno de estudio el
comportamiento de la clase política en este asunto; es decir,
mientras el Partido Popular se negaba en rotundo a realizar
prospecciones petrolíferas en la costa valenciana, nos sorprende su
apoyo a las extracciones en Canarias. ¿Qué diferencia hay entre
Canarias y Valencia? ¿Por qué en Valencia no y en Canarias sí?
¿Qué intereses son los responsables de este doble rasero?
El Gobierno Canario con Paulino Ribero
a la cabeza se niega en rotundo, alegando las desastrosas
consecuencias económicas y ecológicas que supone para el
archipiélago la puesta en marcha del proyecto. No obstante, para el
pensador crítico será fácil averiguar que lo menos que persigue el
presidente canario es el bienestar de su región; su objetivo
primordial es la obtención de un beneficio personal y dejar claras
sus diferencias personales con el señor Soria. Además, los tintes
nacionalistas de su política influyen claramente en su rechazo.
Sin embargo, no acaba aquí el
escandaloso comportamiento de los políticos; ya que el ministro de
Industria, Energía y Turismo fue el mismo que se negó en 2001 a las
prospecciones cuando era Vicepresidente del Gobierno canario. Por
tanto, ¿Olvidó el señor Soria su negativa de 2001? ¿Olvidar los principios y éticas es una regla general en los políticos?
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