viernes, 2 de marzo de 2012

¿Es la República el camino? (II)


El Pacto de San Sebastián (1930) entre republicanos, socialistas y nacionalistas fue responsable de la caída de la Monarquía tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931; y que los meses posteriores traerían la aprobación de una Constitución marcadamente progresista. No obstante, el estrepitoso fracaso de la Reforma Agraria proyectado por Azaña, contribuyó a dar la victoria a la Confederación Española de Derechas Autónomas.

Es imposible negar que amplios sectores de la izquierda, sobre todo sindicatos como la Confederación Nacional del Trabajo y la Unión General de Trabajadores, pusieron la zancadilla desde el primer momento a la derecha, siendo guiados por los planteamientos de Bakunin y Karl Marx. Como prueba de ello podemos nombrar la revolución asturiana de octubre de 1934 y la proclamación del Estado catalán por parte de Companys. Por tanto, sería un error proclamar la III República inspirándonos en la segunda, ya que su desarrollo no fue para nada democrático ni políticamente estable.

Centrándonos en la segunda corriente republicana, los argumentos que se manejan son un tanto distintos con respecto a la primera; y es que no nacen de un sentimiento revanchista, sino de argumentos lógicos, como puede ser la conciencia de que la institución monárquica es anacrónica, supone un gran gasto público y está condenada a desaparecer. No obstante, y a pesar de que yo no encuentro mucha diferencia entre mantener con dinero público a un político (el Presidente de la República) y al Rey; valoro sobremanera esta corriente, que no nace como herramienta de crispación entre compatriotas, sino que nace para mejorar la calidad institucional de la democracia, sin negar el papel fundamental que jugó en su implantación Juan Carlos I.

Por otra parte, algo destacable de esta tendencia es que integra todos los planteamientos políticos, incluida la derecha, es decir, se puede ser de derechas y republicano.

La conclusión a la que llego es que la sociedad y vida política españolas no son lo suficientemente maduras como para asimilar este gran cambio con responsabilidad; es decir, el mal no está en la República sino en su mala utilización. Por tanto, ¿seremos verdaderamente capaces algún día de superar el fracaso de la II República, la Guerra Civil y la Dictadura franquista? ¿puede ser viable en un futuro la proclamación de la III República Española sin estar condicionada y utilizada para distorsionar nuestra Historia?


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