A mediados del siglo XIX la actual Alemania era un conjunto de pequeños estados independientes y de poco peso político, a excepción de Prusia, cuya victoria sobre Austria permitió en 1866 la creación de la Confederación de la Alemania del Norte, un preámbulo de la moderna Alemania.
Francia veía esta unificación como un peligro para sus intereses, cosa que era cierta, por lo que la relación entre ambas potencias dio paso a una serie de tensiones. El canciller prusiano Otto Von Bismarck también veía en Francia un enemigo para sus intereses y consideraba inevitable un enfrentamiento con áquella para lograr la hegemonía continental. Todo ello llevó a que estallara el conflicto armado en 1870, siendo el motivo un incidente diplomático de poca importancia.
Los franceses convencidos de su superioridad militar avanzaron hacia la frontera germana, contando para ello con un ejército profesional de 270.000 soldados. Por otra parte, Prusia movilizó para su defensa a 400.000 hombres, la gran mayoría de ellos procedentes del sistema de reclutamiento. Contra lo que cabía esperar, los prusianos supieron defenderse y tomar la iniciativa, dejando al ejército del mariscal francés François Achille Bazaine en una situación comprometida.
El campo atrincherado de Metz se convirtió en el bastión del ejército de Bazaine, ya que fue capaz de resistir las acometidas prusianas. Mientras tanto, un ejército al mando del general Mac Mahon fue al rescate de los franceses atrincherados en Metz. No obstante, los prusianos tenían conocimiento de este movimiento y le cortaron el paso a Mahon, que no tuvo más remedio que retirarse a Sedán. Al igual que habían hecho con Metz, los germanos bombardearon la ciudad.
El fracaso francés obligo al emperador Napoleón III a entrar en Sedán para comunicarle a Mac Mahon las intenciones francesas de romper el cerco alemán en Eloing, siendo la operación un rotundo fracaso. Esta última derrota convenció al emperador de que lo más sensato si se querían evitar pérdidas mayores era optar por la retirada. Fueron capturados 419 cañones, 103.000 soldados y el propio emperador.
El conflicto armado que enfrento a las dos potencias tuvo como mínimo tres consecuencias de gran importancia: en Francia la derrota dio paso a un cambio político, inaugurándose la “III Republique française”; en Prusia la victoria permitió la unificación con los estados del sur, creándose una gran potencia a cuyo alrededor giraría la política europea hasta nuestros días; y el último aspecto importante de la victoria alemana fue la demostración de la superioridad numérica contra un pequeño ejército de profesionales herederos del emperador Napoleón Bonaparte.
Por ello la gran mayoría de los Estados europeos optaron por poner en marcha un sistema de reclutamiento obligatorio, política que se mantendría hasta bien entrado el s.XX. Cabe mencionar otro detalle y es que tras la guerra franco-prusiana del 1870, la caballería pasó a un segundo plano
Interesante.
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