martes, 19 de junio de 2012

Crítica a panfleto socialista, primera parte


Este artículo nace como reacción a un panfleto donde se explicaba que ciertos partidos políticos no eran de izquierdas por el simple hecho de tomar ciertas medidas progresistas en un momento concreto del tiempo. A raíz de esta introducción, el artículo exponía las bases sobre las que debería actuar una auténtica formación de izquierdas. Dichos argumentos son los que he tratado de contraponer y desmontar.

En primer lugar, el artículo socialista afirma que términos como “igualdad” o “derechos sociales” van asociados exclusivamente a la izquierda, cosa que no se sostiene bajo ningún concepto. La igualdad y los derechos sociales van unidos a cualquier formación política regida bajo un marco constitucional regulador del Estado de derecho. A su forma, la derecha trabaja para conseguir la igualdad y bajo ningún concepto es detractora de los derechos sociales alcanzados con mucho esfuerzo desde finales del s.XIX y todo el s.XX.

Por otra parte, la ideología progresista, como señalaba el artículo, es la actitud que toma el individuo contra el sistema establecido; es decir, el capitalismo. No obstante, me pregunto a qué clase de sistema quieren llegar esas personas que luchan contra el sistema establecido, me gustaría saber cómo pretenden alcanzar semejante paradigma igualitario. Me pregunto si están dispuestos a desprenderse de sus i-Phone, Blackberrys, ordenadores, i-Pods y todos aquellos artículos nacidos del capitalismo.

La experiencia está de mi parte, y es que la puesta en práctica del proceso gracias al cual se llega al socialismo no ha reportado beneficios a los países que lo han intentado. El ejemplo más representativo del fracaso socialista es la extinta URSS; donde tras la caída del muro de Berlín se pudo apreciar que el desarrollo del individuo era inexistente y donde la pretendida “igualdad” no era más que una quimera.

La ideología marxista se basa en fundamentos respetables, pero imposibles de lograr dado el propio carácter egoísta del Ser humano. Marx habla de conceptos que tienen sentido si nos remontamos al contexto social del s.XIX, existiendo una fuerte diferencia de clases y una evidente explotación sobre el proletariado. No obstante, en la sociedad actual prácticamente no tiene sentido la propugnación de la “lucha de clases” o “dictadura del proletariado”; aunque sí tiene sentido la responsabilidad en el reparto de las culpas por la crisis económica o el enjuiciamiento de los malos gestores; así como el establecimiento de una España igualitaria en derechos.

Por otra parte, en clara alusión al PSOE, el autor critica que no se puede hablar de partido de izquierdas por el simple hecho de crear una ley de igualdad, una ley de dependencia y una ley de memoria histórica. Resulta ineludible hablar de estas leyes, generadoras de una fuerte polémica; es decir, la primera regula numerosos aspectos de la vida social y decisiones que hasta el momento eran libres, estableciéndose una dicotomía entre una supuesta problemática social y una herramienta de control gubernamental; y la segunda ha supuesto un rotundo fracaso organizativo y económico.

La tercera y más discutida, la Ley de Memoria Histórica, ha vuelto a poner sobre la mesa una problemática resuelta desde la transición democrática comenzada con la muerte de Franco en 1975. Dicha ley ha supuesto la institucionalización de la tradicional división de las dos Españas y la falta de visión en el proyecto común. La consecuencia es el anclamiento de España en el pasado, en un momento en el que la unidad de la nación es imprescindible para hacer frente a los retos del futuro.

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