Estas elecciones autonómicas y municipales han sido un golpe de autoridad por parte de los ciudadanos, que ya están hartos de aguantar tanta miseria. Las elecciones municipales y autonómicas son el termómetro de la nación y ha quedado claro que el PSOE tiene perdidas las próximas elecciones generales, da igual quien sea el próximo candidato o si finalmente se celebra un congreso socialista.
He reflexionado acerca de los fallos de nuestro sistema democrático: no puedo entender como el partido más votado de un municipio puede quedarse fuera del gobierno por los pactos entre partidos de la oposición, eso da que pensar que lo menos importante para los políticos es la decisión de los ciudadanos. No obstante, ésto que escribo no me hace dejar de creer en la grandeza del sistema democrático, que es el único camino para el progreso y evolución de nuestro país, por tanto creo que son necesarias una serie de reformas en nuestra Constitución.
Estas reformas deberían estar centradas sobre todo en el sistema electoral, con la instauración de una segunda vuelta en la que los ciudadanos, tras hacer una primera votación, sepan los pactos que se han establecido y poder así votar con total conocimiento de lo que ocurrirá si continúan con la intención de voto. Por otra parte es necesaria la reforma del código penal, que en mi opinión ha quedado obsoleto frente al aumento de una delincuencia cada vez más brutal, por tanto se debería implantar la cadena perpetua para terroristas, violadores y pederastas.
Otro aspecto importante debería ser la supresión de privilegios por parte de la clase política ya que es inmoral que un diputado o un parlamentario no pueda ser sometido a un proceso judicial por parte de un Tribunal corriente; con lo cual es evidente que tras cumplir su ciclo político siguen aferrados al poder ya que es sinónimo de privilegios e inmunidad. Tampoco veo lógico que por el simple hecho de ser diputado se cobre una pensión vitalicia de cifras astronómicas y un trabajador necesite haber cotizado durante 30 años para conseguir su pensión completa.
En este tema hay opiniones para todos los gustos, he llegado incluso a escuchar que la clase política debería ser vocacional, es decir, que la política no sea una mina para aquellos que sólo buscan riqueza y que sea el afán de servicio a los ciudadanos lo que los mueva; sin recibir remuneración alguna. Este pensamiento se inspira en el antiguo parlamento británico donde los Lores eran personajes muy ricos que no necesitaban de la política para conseguir capital, sino que simplemente era algo vocacional.
Otra idea que tengo muy clara es que el político debe tener un mínimo de formación profesional para poder dedicarse paralelamente a otra cosa que no sea el juego político , lo cual debería evitar la necesidad de echar mano a la caja o el afán desmesurado de poder.
Lo suscribo al cien por cien. Aunque una parte vital de la reforma de la Constitución sería revisar el actual y disparatado "modelo autonómico".
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