No obstante, buena parte de sus
votantes desconocen quién es Pablo Iglesias y la esencia de su
perfil ideológico contenido en un programa electoral que pocos han
leído. Los detractores del eurodiputado atacan principalmente su
vinculación con el entorno de ETA y el régimen bolivariano de
Venezuela. En este sentido, documentos incautados a Herrira, la red
de apoyo a los presos de ETA desarticulada por el poder judicial, le
señalan como hombre de referencia en Madrid. Además, el profesor
universitario impartió una conferencia en una herriko taberna, donde
señaló que quienes primero se habían dado cuenta de la falsedad
del proceso constituyente español fueron la izquierda vasca y ETA.
Los guiños al entorno proetarra son
numerosos, pues en esa conferencia Iglesias reconoce que existen
derechos que no se pueden ejercer en el marco de la legalidad,
independientemente de lo que proclame la Constitución Española.
Además, en una de sus intervenciones en el programa “La Tuerka”,
Pablo Iglesias señala que la banda terrorista ha dejado de asesinar
y que ya no constituye una de las principales preocupaciones de la
población española, por lo que apelando a los demócratas plantea
la posibilidad de que los presos empiecen a abandonar las cárceles.
Las duras críticas por estas
intervenciones han sido merecidas, aunque a veces los detractores han
perdido la serenidad en sus críticas, confundiendo “explicación
política” con “justificación”, en relación a una de las
intervenciones del eurodiputado y la actividad criminal etarra. Desde
que surgió la polémica, los líderes de Podemos han reiterado su
condena a la actividad asesina de ETA, desvinculándose de cualquier
relación con el entramado proetarra y argumentando que Herrira
mantuvo contacto con otras fuerzas políticas. Además, señalan que
la banda terrorista negoció con los diferentes Gobiernos de España,
por lo que ellos no han hecho nada que no hayan hecho otros antes.
Aunque lo último es cierto, con
matices y salvando las distancias, el programa electoral de la
formación de izquierdas aclara sus posiciones políticas. En primer
lugar, la apuesta por una política penitenciaria más flexible al
compás de la desaparición de ETA, que abarcaría desde acercar a
los presos al País Vasco hasta su liberación. Pablo Iglesias se
equivoca, que ETA haya dejado de matar no implica su desaparición,
ni que deje de ser fuente de preocupación. La banda ha dejado de
asesinar porque su radicalismo y simpatizantes han obtenido
representación en los parlamentos navarro, vasco e incluso en las
Cortes Generales.
Los asesinos y cómplices de ETA no han
retirado su desafío al Estado de Derecho ni a la Democracia, pues no
se han disuelto ni entregado las armas, dispuestos a retomar su
actividad delictiva cuando se ordene desde ciertas instancias. Los
verdaderos demócratas deben combatir a ETA hasta su rendición
incondicional y desaparición, apoyando a los cuerpos y fuerzas de
seguridad del Estado, y sin renunciar a derrotar en el campo de
batalla de las ideas a los secesionistas no simpatizantes de la
violencia.
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