martes, 3 de julio de 2012

Las pruebas ignoradas y la injusticia española


Son cinco las conexiones directas que la Abogacía del Estado ha demostrado entre Sortu y la banda terrorista ETA; en primer lugar la conversación mantenida en prisión entre José María Compains, promotor de Sortu, y su hijo Eneko, miembro del aparato militar de la organización. En dicha conversación, se identifica a Batasuna con Sortu y se jactan de tener donde querían al Estado español.

En segundo lugar, unos documentos intervenidos al líder etarra Ibon Fernández Iradi; donde aparece el nombre de Sonia Respaldiza Bombín. La miembro del grupo promotor de Sortu barajaba la posibilidad de integrarse en un comando armado del grupo de asesinos etarras. Por tanto, es clara la radicalización de la individua que falsamente rechaza el uso de la violencia para solucionar el conflicto vasco.

En tercer lugar, la presencia de fieles colaboradores del entramado etarra, los abogados Iñaki Goyoaga y Arantza Zulueta, en el acto de presentación de Sortu, muestra la estrecha relación entre ETA y la recién legalizada formación abertzale. Además, dichos personajes se encuentran en libertad bajo fianza acusados de pertenecer a Halboka, estructura controladora del colectivo de presos, creada para transmitir consignas y evitar disidencias.

En cuarto lugar, José Javier Artola, otro de los promotores de Sortu, es titular de una cuenta bancaria en Caja Laboral Popular, utilizada para ayudar a presos de la banda terrorista. Tampoco se deben olvidar las aportaciones económicas a los procesados Xabier Alegría, Patxi Xabier Arregi Iparragirre, Olatz Altuna y Mikel Iruskieta; cuya relación con grupos partidarios de la lucha armada (KAS y la Fundación Joxemi Zumalabe) está demostrada.

En quinto lugar, los individuos que registraron los estatutos de Sortu en Madrid se desplazaron en vehículos alquilados por dos individuos relacionados con el entorno de la banda armada, estando uno de ellos condenado por delito continuado de terrorismo y procesado actualmente por integración en organización terrorista.

¿Cómo es posible que con todas estas pruebas el Tribunal Constitucional legalice Sortu? ¿Se mueve únicamente el tribunal en base a intereses partidistas? ¿Dónde queda la coherencia? ¿Existe realmente separación de poderes en el Estado español? ¿Como puede ser que el Tribunal Supremo, basándose en pruebas aportadas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, haya sido ignorado?

Por otra parte, el PSOE considera un paso positivo en la normalización política del País Vasco la legalización de una chusma proetarra, mientras el Partido Popular pone en práctica la Vía Nanclares, que en su momento tanto criticó. Todo ello, añadido al falso fin de ETA y la inacabada supresión de sus fuentes de financiación, resulta bochornoso para las víctimas de la violencia etarra y para todo aquel amante del Estado de derecho.

Es un error permitir la entrada en el Congreso de individuos incapaces de asistir a un acto conmemorativo en honor a las víctimas de la violencia o que rechacen aplaudir la detención de un extorsionador etarra. Es una vergüenza permitir la participación en la vida política de un personaje como Mikel Errekondo, quien consideró injusta la captura de los cobardes asesinos etarras en Reino Unido y Francia durante la semana pasada.

Como conclusión, es inaceptable la participación en el juego democrático de aquellos que pretenden destruir el sistema desde dentro, que falsamente rechazan la violencia para conseguir sus propósitos políticos y cuyo posicionamiento contra los que usan el terror es ambiguo. Mientras sigamos permitiendo esto, España está condenada a ser una democracia de segundo orden y cuya supervivencia es incierta.




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