domingo, 28 de abril de 2013

Fracaso del socialismo del siglo XXI y tiempo de cambios en Venezuela.


Tras la muerte de Hugo Chávez y siguiendo los mandatos constitucionales, se convocaron elecciones presidenciales en Venezuela, iniciándose un nuevo capítulo en la historia del país caribeño. El vuelco electoral con respecto a las elecciones de octubre sorprendió a la comunidad internacional: la oposición venezolana había logrado recortar una distancia de catorce puntos hasta la mínima (1,83 puntos). Los datos demostraban que el heredero del régimen bolivariano había sido rechazado incluso entre gran parte de su electorado.

Sin embargo, es dudosa la raquítica victoria de Nicolás Maduro puesto que resulta difícil concebir que contando con los resortes y mecanismo del poder estatal para coaccionar el voto y pervertir las elecciones, tan sólo haya logrado 200.000 votos sobre Henrique Capriles. De esta manera, queda planteada una gran incógnita: ¿y si realmente el ganador ha sido Capriles y los resultados se han manipulado más de lo habitual?

La izquierda española, haciendo un guiño a los regímenes autoritarios, respalda el resultado electoral mientras alaba la fiabilidad y modernidad del sistema electoral venezolano. Por su parte, el Gobierno español ha reconocido torpemente al Gobierno de Nicolás Maduro pese a su ilegitimidad, prepotencia y sesgo autoritario. Tanto el gobierno como la izquierda deberían preguntarse en qué medida es fiable un recuento electoral telemático y el grado de moralidad y ética del llamado “voto asistido”.

Estos resultados electorales evidencian el desmoronamiento del socialismo del siglo XXI. Durante años el Gobierno ha estado subvencionando directamente a los sectores populares de la sociedad, en vez de enseñar a generar riqueza e inculcar la autonomía personal. La subvención directa ha logrado captar el voto de los más desfavorecidos pero en ningún caso ha reportado bienestar, puesto que la pobreza se combate instruyendo en la cultura del trabajo, el esfuerzo y la igualdad de oportunidades. En definitiva, constituye un planteamiento erróneo lograr el progreso social mediante la persecución indiscriminada de la riqueza, la colectivización de la propiedad y la planificación estatal en todos los aspectos de la vida.

Estas elecciones supondrán un avance hacia la instauración formal de una dictadura comunista; y es que el país se ha caracterizado por ser un Estado híbrido, una pseudodemocracia con tintes totalitarios propios del fascismo y con una dosis importante de populismo que moviliza masas. El chavismo se despojará del envoltorio democrático y reprimirá con el poder desatado del Estado cualquier foco opositor; y es que la intención de radicalizar la revolución socialista se extrae de las declaraciones de la ministra del servicio penitenciario de Venezuela (“Nadie va a atentar contra ti, pero estoy preparando la celda donde vas a tener que ir a purgar tus crímenes, porque eres un fascista y un asesino”) y el presidente electo (“Capriles fascista, me encargaré personalmente que pagues por todo el daño que estás haciendo a nuestra patria y a nuestro pueblo”).

Los opositores no están enfrentándose al planteamiento gubernamental, sino a un proyecto estatal: el Gobierno venezolano se ha apropiado del Estado, convirtiéndolo en propiedad de la revolución socialista. No resulta fácil defender las ideas de cambio en un Estado no neutral donde el oficialismo moviliza sus bases y utiliza la coacción para alcanzar la victoria. En este sentido, es digno de admiración el esfuerzo realizado por la oposición venezolana cuestionando abiertamente las políticas bolivarianas en el campo de las ideas.

Venezuela es más pobre que hace catorce años, crece a un ritmo más lento que sus vecinos continentales y es el segundo país más violento de América latina, panorama complementado por datos nada reconfortantes como el descenso de la producción petrolera y una galopante inflación. En esta pésima situación, Capriles representa un movimiento de cambio y renovación, conociendo las fórmulas que situarán a Venezuela en el lugar que le corresponde como potencia emergente: aumento de la producción, internacionalización de la economía y lucha firme contra la delincuencia.

En definitiva, no puede hablarse de democracia donde no existe separación nítida de poderes; tampoco donde los miembros del Consejo Nacional Electoral son elegidos por el Gobierno, y menos aún donde los funcionarios ven condicionada su libertad para votar. Y por último, tampoco puede existir democracia en un Estado donde el presidente electo dice ser “hijo” y “heredero” del anterior presidente, puesto que en democracia existen líderes y estadistas, pero nunca herederos.

domingo, 21 de abril de 2013

El ser y el deber ser del modelo universitario actual.


El acceso a la educación universitaria supone un gran salto cualitativo. La universidad amplía nuestras fronteras intelectuales y pone a nuestro alcance la formación superior. Sin embargo, la entrada en la institución no sólo conlleva profundización en el conocimiento, sino un estilo de reflexión y estudio guiado por el espíritu racional y crítico.

Actualmente, la universidad pública española es poco selectiva, prescindiendo de filtros en búsqueda de la auténtica calidad. Profundizando en este sentido, ingresan personas que realmente no poseen vocación o que deciden incorporarse a la institución como consecuencia de la inercia social, conforme a la cual lo natural es iniciar estudios universitarios. De esta manera, la búsqueda de la verdad, el conocimiento y nuevos enfoques de la realidad no constituyen los motivos esenciales del ingreso en las facultades universitarias.

Nos encontramos ante un exceso de demanda que trae consigo la masificación de las aulas y el deterioro de la relación entre alumno y profesor, en un ambiente de mediocridad y desinterés donde los nombres se convierten en números. La masificación supone un despilfarro de los recursos públicos y los ingresos de las familias, quienes dilapidan su patrimonio en la formación universitaria de muchos jóvenes que ni tienen vocación ni son conscientes del privilegio que supone pertenecer a la institución universitaria.

Los jóvenes deben entender que están condenados al fracaso quienes entran en la universidad guiados por intereses superfluos, sin metas medianamente definidas, o conducidos por una sociedad que no se plantea otras salidas profesionales. El sustento de este razonamiento lo aportan las estadísticas: masificación de las aulas de primero de grado y un número reducido de graduados finales. Debemos entender que a pesar de terminar la aventura universitaria los mejor preparados, el despilfarro de los recursos públicos y familiares es irreparable.

Para contrarrestar esta tendencia deben aplicarse estrictos controles en la entrega de becas públicas y la instauración de mayores filtros no aplicables al ámbito económico con el aumento de tasas, sino elevando las exigencias y notas de acceso. También es fundamental la puesta en marcha de un programa educativo estable en el tiempo, por encima de ideologías e inmune a las reformas políticas del Gobierno de turno.

El funcionamiento universitario deficiente no es consecuencia única de los alumnos, el borreguismo imperante o el desinterés de los padres en la formación y vocación intelectual de sus hijos, sino que también son responsables las autoridades universitarias y los programas educativos. Bolonia y la legislación europea condicionan el planteamiento y estructuración de las clases universitarias, pero es difícil aceptar que la implantación del grado europeo amordace la autonomía universitaria española de tal forma que la chabacanería y la desidia sean el ambiente imperante en las facultades.

En este sentido, la universidad no es una institución divina, sino una institución formada por personas y guiada por profesionales encargados de poner en práctica desde la organización y la logística los valores que presiden la institución. Por lo tanto, estos profesionales asumen gran parte de la responsabilidad en el triunfo o fracaso del proyecto, así como del prestigio y eficacia del centro.

En el caso de la universidad pública canaria, es difícil alcanzar el máximo rendimiento mediante un reducido horario presencial que ocupa de lunes a miércoles. Tampoco es idóneo que asignaturas cuatrimestrales distribuidas en clases teóricas, prácticas y seminarios sean impartidas por tres docentes diferentes, al mismo tiempo que se apuesta por la personalización de la enseñanza. Todo ello desencadena un contexto en el que las primeras víctimas son la constancia y el aprendizaje significativo.

Desde una perspectiva optimista, nos enfrentamos a una tendencia extendida y generalizada pero cuyas coordenadas están claramente delimitadas, conociendo sus causas y consecuencias. De esta forma, sabemos cuáles son las herramientas que deben emplearse para convertir las facultades en centros de auténtica intelectualidad, presidida por el espíritu crítico y alejada de tergiversaciones ideológicas. Debemos apostar por un modelo universitario elitista donde exista igualdad de oportunidades para quienes no dispongan de recursos económicos y posean talento, espíritu de superación y ambición.

En este modelo intelectualmente elitista no deberían olvidarse los valores morales directores de cualquier actividad personal o profesional, ya que ese canon universitario fracasará si prescinde del enfoque humano y social. Conceder una importancia desorbitada al conocimiento teórico sin subordinarlo al progreso y bienestar social significaría incurrir en un grave error.

En definitiva, el modelo universitario propuesto debe favorecer el ambiente para el desarrollo del espíritu crítico, aportar nuevos enfoques a una sociedad excesivamente maleable y contribuir al progreso de nuestro país.


domingo, 7 de abril de 2013

Roman Republic and contemporaneus democracy (II)


From that point of view, since 1978 we have been enjoying a parlamentarian regime which was a dream
during centuries; also we have to remember the traumatic experience of the Second Republic and Franco´s dictadure.

As a rule, in European scene we are not concerned about democracy difficulties during the Second World War, when Nazism tried to conquest European continent; either we recognise the breakable equilibrium at Cold War between Soviet bloc and nerveless occidental democracies. It meant not only an economic discussion, but also political and philosophic.

If citizens didn´t feel democratic system can respond satisfactorily their requirements, they would become away from and hate democratic values; that´s the most dangerous risk we have to face. As we have seen with August and the Republic, any conspirator disguissed of democrat will be able to tranform the system helped by the passivity of citizenship and using populist and demagogic instruments.

Restore citizens confidence on the Right State and focus on the studying of History and democratic postulates are the best guarantee in order to avoid tacit changes of regime. That´s why I strongly believe we need to renove the nobility of politic, making the popular representation impregnates its legislative and philosophical activities through the intelectual height of Classic Culture. I´m talking about those values which took place in Ancient Greece and Roman republic known how to reproduce in perfect way.

Nevertheless, it´s not enough with demand more preparation to our politicians, it´s necessary to demand an high level of citizenship intelectual preparation, teaching to our young generations the seed of racional and critic knowledge. Universities must teach looking at values represented by democracy, avoiding political indoctrinatement, imposition of dogmas and ideological fanatism.

In conclusion, the before reasoning should be the way to the democratic and social recuperation; if we don´t undertake the essential reforms about internal troubles of Democracy, we will take the risk of repeat traumatical historical experiences.

viernes, 5 de abril de 2013

Roman Republic and contemporaneus democracy (I)


From our current historic perspective, we use to think the values that inspire our juridical legislation came from French Revolution. However, that statement is not exactly true due to the outbreak of French Revolution was the performing of values which origins and development were situated many centuries before.

We are talking about values borned in the Ancient Greece, being aplicated at the end of sixth century before Jesus Christ and taking end with the invasion and victory of Filipo´s soldiers above Athenian army. Nevertheless, the Athenian democratic seed come back and blossomed many times in the History with better or worse luck; that´s why Democracy was tried at every time.

The Roman republic was inspired on those values, becoming a rather advanced form of political organisation for the epoch. Evidently it wasn´t a perfect democracy; in fact, the system vote and the magistratures access were conditioned by an aristocratic character. Apart from that situation, Roman republic can be considered as a perfect precedent of our contemporaneous democracy, sharing the basic and intemporal nucleus: the politic power must be subject to the laws voted by citizens.

Focusing on the formal and material perfection of Republican conception, institutions of our current democratic system are being affected by troubles that Roman institutions never had. Therefore, justice, power distribution and sovereignty thinkings that head this first democratic formulation have been valid for all time and all places. Those ideas are kept as universal values that must be object of respect, lauding and veneration.

However, the republican regime disappeared formally centuries later since the proclamation of Absolute Empire by Dioclesiano in 284 after Jesus Christ. Nevertheless, the truth is that republic began to descompose materially many years before, with August´s populist government and his power play. August known how to camouflage his personal ambitious and achieve an ilimitated power and influence. He claimed himself as the institutions guardian while he was destroying astutely the republican constitution; that´s why nobody wasn´t able to thwart his authentic purpose.

From critic spirit and Law student perspective, the disappearing and sustitution of the republican regime for the Principality due to the August´s populist actions it´s a recurrent historical image. In that way, it´s usually to say the people who doesn´t know his History is condemned to repeat it, specially those traumatical events which people was not able to extract learnings.

Stressing on that idea and from a general position, it seems to me that if Occident isn´t concerned about democracy troubles during the History, we will take the risk of trivialise and situate it in a second place.

The biggest challenge of democracy system is fight against those bads wich try to destroy it from inside. In order to manage this achivement, democracy needs to have all the necessaries instruments which let discover false messiahs and disguised menaces; but first at all, we should to work out the citizens confidence in the political system.

Currently we´re in a deadlock, it means we are trivialising ethic values and the Right State. We have fallen in the mistake to think the borning of a democratic regime in Spain and the hegemony of representative system in Europe are achievements reached without effort. We have taken for secure democracy is inherent ourselves and immune to any social or economical event.