miércoles, 29 de septiembre de 2010

Huelga General y "piquetes coactivos"

Hoy, 29-S, se ha llevado a cabo la tercera huelga general en 30 años de democracia. Corbacho, en nombre del Gobierno, ha calificado el éxito de la huelga de “moderada” y “con un seguimiento desigual”. Por otro lado, los líderes sindicales (Toxo y Cándido) han afirmado que el paro ha tenido un éxito rotundo.

¿Me parece bien la huelga? Pues no lo sé. Por un lado creo que estando España tan tocada por la crisis económica no hace bien a la nación que se paralice todo, sin embargo, el pueblo debe demostrar que no está a favor de la reforma laboral y una de las maneras de demostrarlo es yendo a la huelga; aunque en mi opinión, no creo que sirva de mucho.

Algo que sí tengo claro y hace que me indigne son los “piquetes”, los cuales han ido por muchas ciudades de España amenazando a los comerciantes que abrían o bloqueando el paso a los camiones de mercancías. Viendo en la televisión la agresividad que utilizan, no sé como tienen la poca vergüenza de hacerse llamar “piquetes informativos”, el nombre que les corresponde es “piquetes coactivos”.

¿Cómo puede ser que la persona que voluntariamente elige ir a trabajar tenga que temer a  los piquetes que no respetan su decisión? Mucho hablar de “defensores de los trabajadores” o “ejercicio de derecho democrático” pero realmente, se están comportando como verdaderos dictadores. Yo creo en un país democrático en el que se respete la decisión de ir o no a la huelga sin temor a represalias sindicalistas.

Por otro lado no quiero restarle importancia a la historia de los sindicatos, ya que han desempeñado un papel fundamental a la hora de conquistar derechos para los trabajadores; pero en mi opinión se han degenerado, un ejemplo de ello lo vemos en el líder sindical Cándido Méndez, el cual es aficionado a los restaurante de lujo y no gasta menos de sesenta euros por comida. ¿Debe llevar una vida más obrera? ¿Será que los tiempos cambian? ¿O será que tienen doble rasero? ¿Por un lado una ideología proletaria, de izquierda...y por el otro un estilo de vida lujoso?

domingo, 11 de julio de 2010

Y al fin, la victoria.


Por fin lo lograron, España, campeona del mundo. Tras numerosas derrotas y fracasos han logrado hacerse con el triunfo definitivo, que acredita su condición de primera potencia futbolística del mundo. Mucha gente dice "es darle patadas a una pelota" o "son 22 tíos corriendo detrás de una pelota", y tal vez tengan razón pero el que tenga un mínimo sentimiento de español vibrará cuando juega la selección, sus representantes. Es un sentimiento.

España ha ganado, a pesar del juego sucio holandés y del arbitro. Me parece que muchas empresas van a tener que cumplir su palabra, han arriesgado y perdido con una política comercial agresiva que se basaba en la derrota de la Selección.

Dicen que cuando un país está en decadencia política, todas las manifestaciones artísticas crecen. Yo pienso que ésto es así, no sólo por la selección española de fútbol, sino por el resto de nuestros deportistas. Como es el caso de Rafa Nadal, que ha vuelto a ganar Wimbledon; Fernando Alonso, que aunque no esté en la cresta de la ola nos ha hecho disfrutar siendo dos veces campeón del mundo; la presencia española en motociclismo (Pedrosa, Jorge Lorenzo...) y la varias veces campeona selección española de baloncesto.

Los ejemplos citados anteriormente son tan sólo una parte del brillo deportivo español, ya que en casi todas las categorías inferiores estamos siempre a la altura.

También quiero hacer una lectura política: Siempre que conseguimos un gran triunfo (Mundial de Baloncesto 2006, Eurocopa 2008 y Mundial de Fútbol 2010) veo a Zapatero intentando sacar el mayor jugo a las victorias. Tal vez sea lo correcto (el recibir a los ganadores) pero a mi verlo con sus discursos para después sacarse la foto y botar con nuestros deportistas me pone los pelos de punta. El señor presidente del gobierno y los políticos en general debería aprender de nuestros deportistas, ellos hacen lo que estos señores son incapaces de hacer con toda su palabrería: durante un rato hacen olvidar a los ciudadanos que deben pagar una hipoteca, devolver un préstamo o mantener una familia en la que la mayoría esta en paro.

viernes, 18 de junio de 2010

Algunos periodistas deportivos y su "Cura de Humildad"


Dice un refrán popular que de todo lo malo se debe sacar la parte positiva y eso es lo que pretendo hacer con la derrota de la selección española frente al conjunto helvético el pasado miércoles.

Esta derrota le va venir bien a la serie de periodistas deportivos que han vendido la piel del oso antes de cazarlo, que han hecho a España campeona sin tan siquiera tocar el balón y que si de algo escasean es de modestia. Que se puede pensar de esta serie de afirmaciones hechas por periódicos y periodistas deportivos: “Para merendar: suizos”, “No se preocupen, España va a tener muchas ocasiones, vamos a ganar seguro”, “Brasil, la rival de España”, “Nos veremos con Brasil en la final y les ganaremos”, “Para ganar un Mundial hay que ganar siete partidos y España los va a ganar todos”.

Una de mis metas personales es intentar ser una persona modesta, todo lo contrario que estos periodistas. Son ellos los responsables de que la gente se ilusione y luego se lleve un batacazo. Los peor parados son los jugadores de la selección, que no sólo defienden los colores de la camiseta sino que a mi parecer son bastante humildes, lo cual queda demostrado en sus previas declaraciones, que se pueden resumir en: “No podemos confiarnos, no somos favoritos, tenemos que ir partido a partido”.

La publicación deportiva Marca ha tenido la cara de publicar una foto del partido de la fase de grupos y un titular que rezaba “Cura de Humildad”. Para mí deberían haber cambiado la foto de los jugadores por una de los periodistas con cara de pocker. Posteriormente, dicha publicación anunció que el gol suizo estaba en fuera de juego, otra triste forma de justificar sus aires de grandeza. Lo que más me duele son los comentarios de los propios españoles o sudamericanos que dicen perlas como: “Lo de la Eurocopa fue un espejismo” o “Hasta Grecia ganó la Eurocopa”. Pero yo pregunto: ¿Fue la victoria ante Italia un espejismo? ¿Fue el gol final de Torres una simple ilusión?

Ahora si veo a España como favorita, con los pies en el suelo y sabiendo que para ganar este mundial deben dejarse más que la vida en el campo. Pero sobretodo es una lección a todas aquellas personas que tienen excesiva confianza, deben saber que uno de los valores más importantes en una persona es la humildad. Son nuestros deportistas los que alivian las penas de España, independientemente de si ganan o pierden; los políticos también deberían aliviar las penas del país pero no es así.

Por último me gustaría nombrar a Jose Luis Rodríguez Zapatero y las primas: Señor Zapatero, por favor, invierta el dinero del Estado en actividades más productivas como por ejemplo sacar al país de la crisis, que los jugadores ya tienen motivación suficiente con saber que representan a más de 46 millones de personas y con el dinero que de por sí ganan en sus respectivos equipos.

jueves, 11 de marzo de 2010

EE.UU y la guerra contra la Francia del Directorio.


Todo el interés francés en el norte de América se derivaba de Luisiana, un territorio que se le había concedido a España al finalizar la guerra de los Siete Años. Francia necesitaba proyectar su poder sobre esa zona, recuperando una isla de las Indias Occidentales o bien teniendo una base en Norteamérica, que en este caso era Luisiana, lo cual permitiría a los franceses ejercer presión sobre Canadá (bajo dominio británico) o los Estados Unidos de América.

El Gobierno Francés pronto se dio cuenta que los estadounidenses no eran los aliados que el pretendía que fueran. A pesar del tratado de amistad francoamericano de 1778, George Washington declaró la neutralidad de EEUU, negándose totalmente a una utilización por parte de Francia de EEUU como base para supuestos ataques en Luisiana (utilizando mercenarios reclutados en la frontera) o como centro de operaciones para los corsarios franceses. Así mismo, Washington siguió una política pasiva con respecto al Reino Unido, un ejemplo de ello es el reconocimiento por parte de EEUU de los derechos de su antigua metrópoli de bloquear el comercio francés, cuando ésta empezó a interceptar buques americanos que comerciaban con los franceses.

Esta acción hirió el orgullo del Gobierno francés, que opto por una política represiva, clasificando a los buques americanos como enemigos y asegurando que iban a seguir unas requisas mucho más duras que las utilizadas por lo británicos. Dichas amenazas eran cumplidas con regularidad por los corsarios franceses, por lo que al presidente Adams no le quedó otra opción que la de declarar la guerra formalmente al Directorio en 1798.

Los preparativos para invadir Luisana, Florida o alguna de las islas francesas en el Caribe fueron una realidad, así como la creación de una flotilla de navíos estadounidenses destinado a acosar a la Armada Revolucionaria. En menos de un año, los franceses recularon su posición un tanto y cuando llegó al poder el General Bonaparte se enviaron mensajes conciliadores a Adams, al que tampoco beneficiaba estar en guerra con Francia, ya que dicha guerra sólo beneficiaba a sus enemigos políticos. Finalmente se restauraron las conversaciones diplomáticas entre los dos países, que culminaron con una declaración de paz en las cuales se intentaba llegar a un entendimiento.

Dicho entendimiento funcionó algún tiempo, aunque siempre estaba vigente la amenaza de una reapertura del conflicto ya que al igual que con Reino Unido, los intereses de las dos naciones no coincidían lo más mínimo.

viernes, 5 de febrero de 2010

Persecución Lingüística


Como sabemos, las democracias de las que gozamos hoy en día, ese modelo de gobierno, se ha ido desarrollando durante muchos siglos, desembocando en lo que denominamos Liberalismo que junto con el Nacionalismo, fueron las insignias de numerosas revoluciones durante el siglo XVIII y XIX, como en España, en 1820, o Francia, en 1789, en 1830 y posteriormente en 1848.

El Liberalismo defiende la existencia de una Constitución que garantice unas libertades fundamentales para el Ciudadano, que asegure una Separación de Poderes, un Sufragio, una Soberanía Nacional, una Libertad de Conciencia y Culto, de Reunión y Asociación, de Propiedad privada..... pues bien, en España no se cumplen estas ideas en su totalidad.

El presidente de la organización independentista catalana "Catalunya Acció", el señor Santiago Espot, ha reconocido en una entrevista concedida a "El Mundo" que su organización en 2009 denunció a más de 3.000 comercios catalanes por rotular el nombre de sus negocios sólo en español, con el objetivo de que se respete el catalán y contribuir al objetivo de una Cataluña Libre en 2014, cabe decir que en Cataluña te pueden multar si rotulas sólo en castellano.

Yo pienso, ¿qué hay más libre que una Cataluña en la que se pueda rotular en cualquier idioma? ¿no tiene derecho el comerciante a rotular en coreano si le place? ¿por qué tiene que haber una imposición lingüística? ¿por qué dentro de tu propio país, el gobierno autonómico no deja rotular el nombre de tu comercio con la lengua oficial? No le encuentro explicación.

Personas como Santiago Espot piensan que le hacen un servicio a la sociedad catalana, pero no se dan cuenta que a los que más dañan con esa política son a los propios catalanes, que esa política tan agresiva es actuar como si fueran ellos los "opresores" de lo que consideran su nación.

A pesar de tener un Régimen Democrático, España está todavía a algunos pasos de ser una democracia plena y no lo será hasta que se dejen de permitir cosas como ésta, siempre en un marco de diálogo, que el pueblo español y los partidos políticos (ya sean de izquierda o derecha) no permitan ésto.

viernes, 29 de enero de 2010

Premio al Blog Inteligente


Gracias al Filoloco por aportar su granito de arena (cuando no lo hace con sus comentarios) al Blog de Santacrucero haciéndome merecedor del dicho premio. Gracias amigo ya que siempre es una satisfacción recibir premios de este tipo.

No he puesto antes este artículo porque tenía el PC en una revisión y he estado unas dos semanas sin él, y aún así tengo algunos flecos pendientes que solventar (cambiazo de teclado y ratón por ejemplo).


viernes, 1 de enero de 2010

El Santísima Trinidad y su intento de réplica



Las construcciones de navíos de tres puentes estuvo paralizada en España durante el s.XVIII debido a la fuerte recesión que sufría el país. No obstante, durante el segundo reinado Borbón, La Habana fue el astillero encargado de dotar a la nación española de nuevos buques de tres puentes.

Uno de esos primeros navíos de tres puentes por Real Orden del 12 de marzo de 1768 se llamó Santísima Trinidad. Botado a las once y media un 2 de marzo de 1769, el Trinidad medía unos 61 metros de eslora, aproximadamente 53 metros de quilla y 17 metros de manga, lo cual le concedía un tamaño extraordinario, siendo el buque más grande de la época.

Fue ordenado al departamento de Ferrol al mando de Joaquín de Maguna, iniciando la travesía el 19 de febrero de 1770 sin escolta. Llevaba provisionalmente 32 cañones de 24 libras y 14 de 8 y una dotación de 960 hombres. Debido a las tormentas del violento Océano Atlántico tuvo que hacer escala en Vigo, donde fue reparado de numerosas averías en las vergas de los palos de trinquete y mesana, zarpando el 9 de mayo y llegando a su destino el 15 del mismo mes.

Siguiendo las prácticas habituales de la Marina se hizo a la mar, junto a los navíos “Guerrero” y “Santo Domingo” , el 21 de julio para hacer las pruebas de navegación pertinentes, al mando de las cuales estaba Pedro González de Castellón y Salazar. En estas pruebas estaba artillado con 62 cañones de 24 libras, 32 de 12, 2 de 8, 16 de 6 y cuatro pedreros. Durante las pruebas que duraron hasta el 9 de agosto se descubrieron fallos en la construcción del navío como pudo ser el punto de escora.

Para arreglar estos defectos, el Santísima Trinidad entró en dique seco el 14 de marzo de 1778, bajándole la cámara alta y añadiéndole una falsa quilla con lo cual se intentaba estabilizar el centro de gravedad, que hacía al Trinidad una mole susceptible de vuelco.

En la Guerra de Independencia Norteamericana, el Trinidad formó parte de la flota de 42 navíos del Almirante Luis de Córdoba, que apoyaba a la escuadra francesa, cuyo objetivo era apoderarse del Canal de la Mancha para poder invadir Inglaterra. La escuadra francoespañola recibió numerosos buques de refuerzo lo cual llevó a situar su número final en 65. Nuestro buque permaneció destinado a la flotilla de observación, compuesta por 16 navíos de linea y 2 fragatas. He de decir que el Trinidad era la insignia de la flota y estaba al mando del capitán Fernando Daoiz.

Durante las misiones de bloqueo en el Canal de la Mancha no hay nada reseñable salvo los dos rayos que, el 19 de agosto de 1779, impactaron en la insignia española provocando algunos heridos.

De nada le sirvió a la flota combinada discutirle el control del Canal a los británicos, ya que debido a las enfermedades que los azotaban tuvieron que retirarse a Brest, donde fue cesado del cargo d´Orvilliers y nombrado sucesor el Conde Duchaffault de Besné el 22 de septiembre de 1779.

El Trinidad, por órdenes del Gobierno Español, pasó destinado al refuerzo del bloqueo de Gibraltar, que estaba al mando de Lángara. Cuando llegaron al Estrecho, el día 19, Córdoba tomó la decisión de fondear en aguas del mismo, informado de que Lángara había pasado al Mediterráneo debido al mal tiempo.

En diciembre, la flota de Córdoba, sufrió una réplica del temporal que había obligado a Lángara a retirarse a aguas mediterráneas. Tal fue la tormenta que el Trinidad estuvo a punto de perecer frente a las costas africanas, sin embargo, logró atracar el 31 de diciembre en Cádiz junto a los demás navíos españoles.

Durante 1780 estuvo destinado en aguas del Atlántico, cerca de Cádiz y Portugal. Nadie podía negar la grandeza del Trinidad y por eso, Córdoba lo volvió a elegir como insignia de la flota en aquel lugar. El 9 de agosto, la flota logró interceptar un convoy inglés de tropas y municiones que iba rumbo a las colonias inglesas de las Indias Orientales.

El 23 de julio de 1781, todavía en plena Guerra de Independencia de los EEUU, formó parte de otra flota combinada al mando de Córdoba, destinada a la reconquista de Menorca y una fulgurante campaña en aguas británicas. Después de recuperar una de las islas del principal archipiélago español, la flota del Trinidad capturó un convoy inglés de 19 navíos que iba rumbo a Terranova. El Trinidad también estuvo en aguas de Algeciras, rescatando parte de las dotaciones de baterías flotantes que habían atacado Gibraltar, con escaso resultado.

En 1782, se le forró el casco de cobre en el arsenal de La Carraca. Posteriormente participó en el Combate del Cabo Espartel, repitiendo el título de Capitana. Durante el conflicto sufrió 5 bajas.

En 1783 se firmó la paz entre España y Gran Bretaña, por lo que la flota fue disuelta y el Trinidad quedó anclado en Cádiz 8 largos años. Puede que resulte increíble que un navío de ese porte estuviera anclado tanto tiempo en un mismo puerto pero lo justifica la crisis que sufría el país, ya que no había dinero para mantener tantos navíos y tampoco para financiar expediciones. Este sedentarismo provocó que los marineros no estuvieran tan adiestrados en el uso de artillería o en el arte de navegar como los británicos.

En 1796, debido a la invasión de la propia España por parte de las tropas revolucionarias francesas, hubo un cambio radical en la política del reinado de Carlos IV, que aliándose con Francia declaró la guerra de nuevo a los británicos. Está claro que aliarse con Francia estuvo provocado por el miedo a una gran invasión, eramos un títere en manos de Francia. En mi opinión fue lo peor que le podría haber pasado a España ya que la flota británica podía hostigar fácilmente las colonias españolas y estaba en clara superioridad.

El 4 de agosto de 1796, el Trinidad, fue destinado a una flota de 26 navíos y 14 fragatas bajo el mando de Juan de Lángara que había tomado como buque insignia a nuestro navío, cuyo capitán era Rafael Orozco. Con éxito variable, el 26 de septiembre, la flota regresó a España y puso rumbo al Mediterráneo donde capturó un bergantín y un mercante con bandera inglesa. En diciembre, partiendo de Tolón junto a doce navíos franceses escoltó al Almirante Villeneuve hasta Brest.

El Trinidad acabó el año en el puerto de Cartagena, donde José de Córdoba fue nombrado líder de la flota. Durante enero de 1797 la flota española del Mediterráneo al mando de Morales de los Ríos se unió a Córdoba.

El 1 de febrero de 1797 y por orden del Gobierno de Su Majestad, la flota zarpó rumbo a Cádiz, donde viéndose sorprendida por el viento de Levante quedaron anclados en costas portuguesas, frente al Cabo de San Vicente. El 14 de febrero fueron avistados por una escuadra de 15 navíos ingleses que se aproximaban a ellos, divididos en dos columnas. El Trinidad luchó durante cinco horas, siendo cañoneado por varios navíos, entre ellos el “Blemheim” de 98 cañones, el “Orion”, el “Irresistible” y el “Excellent” de 75 cañones. A pesar de defenderse con gallardía, el Trinidad fue muy maltratado, llegando incluso a tener vías de agua graves, unos 476 hombres estaban fuera de combate de una tripulación de 960 personas.

Por todas las bajas sufridas los españoles decidieron arriar el pabellón, pero justo en el momento en que una delegación inglesa navegaba hacia el Trinidad, el “Príncipe de Asturias”, el “Conde de Regla”, el “San Pablo” y el “Infante Don Pelayo” fueron en auxilio del insignia español, obligando a los ingleses a retirarse.

Lo que quedaba de la derrotada flota española puso rumbo a Cádiz o Algeciras, siendo remolcados por fragatas los navíos peor parados. Entre este grupo de barcos estaba nuestro Trinidad, que fue remolcado por la fragata Mercedes, con la cual perdió el contacto el 17 a mediodía, dejando al Trinidad a merced de las corrientes. En la mañana del 20 fue divisado por dos navíos ingleses, sin embargo, Orozco resultó ser muy inteligente al ordenar izar el pabellón inglés por encima del español, dando a entender que estaba bajo mando británico. Eso, unido a las tormentas provocó que los ingleses no se acercaran.

El Trinidad logró atracar en Zafí, Marruecos, donde después de hacer las reparaciones más apremiantes zarpó rumbo a Cádiz. Durante el viaje de regreso, el 28, la fragata inglesa “Terpsichore” los interceptó, cambiando un vivo fuego con el buque español, sin embargo, con unos pocos cañones el Trinidad logró poner a ésta en fuga. Llegó al puerto gaditano junto al resto de la flota el 3 de marzo, permaneciendo allí anclado otros tediosos años.

El 18 de noviembre de 1803 se nombró capitán del Trinidad a Don Francisco Javier Uriarte y posteriormente formó parte de la escuadra compuesta en Cádiz, debido al retorno de las hostilidades con la Gran Bretaña. Siguiendo la dinámica que caracterizaba a nuestro navío, fue elegido buque insignia por el jefe de la escuadra española, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros.

La flota francoespañola realizó una expedición a las posesiones británicas en América, con el objetivo de distraer un gran número de buques del Canal que, alarmados, acudirían a enfrentarse a la nueva amenaza. Mientras los buques de la Royal Navy estuviesen buscándolos por el Caribe, la flota combinada regresaría a Europa para asegurar el paso del ejército imperial por el Canal de la Mancha. Era un plan ideado por Napoleón pero que no contaba con las condiciones del mar, lo que unido a las enfermedades y al enfrentamiento con una flota británica en el Atlántico lo hizo inviable.

Al mismo tiempo, la escuadra al mando de Horacio Nelson regresó de las Indias Occidentales, bloqueando el puerto gaditano y con ello, a la flota combinada. Villeneuve era el Almirante supremo de la flota anclada en el puerto andaluz, había renunciado a sus orígenes aristocráticos con el fin de salvarse de la purga de la Revolución y buscaba por todos los medios contentar al Emperador. Villeneuve sabía que sería relevado del cargo por su fracaso y que con un poco de suerte sería sometido a un Consejo de Guerra, del cual no se podía esperar nada bueno. Prediciendo ésto, ordenó el 19 de octubre de 1805 salir a alta mar.

Era el momento que los británicos estaban esperando, Francia representaba un gran peligro para la seguridad de la nación, dominaba el continente a su antojo e Inglaterra estaba en el punto de mira. Para evitar una invasión Reino Unido contaba con su flota, que dominaba el océano a su antojo. Conscientes de esa superioridad esperaban una batalla definitiva que evaporizara el poderío de la flota francesa, la única capaz de discutirle la supremacía a Gran Bretaña en el mar. Ese momento llegaría, en aguas de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

El orden de batalla que dispuso Nelson fue en dos columnas, una bajo su mando tomando como insignia al Victory y la otra a las órdenes de Collingwood, que tomó al Royal Sovereing como buque referencia. El “toque Nelson” pretendía cortar la línea francoespañola, lanzando una andanada demoledora a la popa y proa de los navíos, su intención era que por un barco enemigo hubieran dos británicos haciendo que la vanguardia y retaguardia de la escuadra hispanofrancesa perdiera un tiempo precioso al girar para ir en auxilio de los navíos del centro, para cuando llegaran, los británicos serían claros dominadores.

Villeneuve, por su parte dispuso que su flota recibiera a los ingleses en una línea, mostrando los cañones de babor al enemigo, a los cuales contaban con desarmar antes de que llegaran hasta ellos. Debido al poco viento que soplaba y a la decisión de Villeneuve de poner las proas mirando a Cádiz, los navíos estaban colocados en una desigual línea y separados por mucha distancia.

El Santísima Trinidad se colocó a proa del “Bucentaure”, el buque insignia del Almirante Villeneuve, y a popa del “Héros” de 74 cañones. En un primer momento se enfrentó al Leviathan de 74 cañones, pero posteriormente tuvo que vérselas con el “África”, el “Conqueror, el “Neptune” y el “Mars” dejando a nuestro navío prácticamente inservible, desarbolado y haciendo agua rápidamente. Tal era el fuego de los ingleses que las respuestas del Trinidad cesaron, en vista de ésto, una partida de captura inglesa subió al navío para tomar posesión de él, pero fueron despachados con elaborada cortesía española: “Nuestro navío ha cesado el fuego para proveer de pólvora los cañones”. El Trinidad fue el último barco de la batalla que se rindió, a las 17:30, con más de 250 muertos y 216 heridos.

Después de estar la batalla decidida se desató una fuerte tormenta, sin dar tregua a los hombres, que aparte de las operaciones bélicas se tuvieron que enfrentar a una tempestad. El navío, ya bajo mando inglés, fue intentado remolcar a Gibraltar pero las bombas no pudieron achicar todo el agua que entraba, condenando irremediablemente al Trinidad.

Cabe destacar el honorable comportamiento de los ingleses, que arriesgaron sus vidas para intentar salvar a los heridos del navío que había sido su rival, sólo 80 pobres diablos se hundieron con el barco sin poder ser rescatados debido a su estado.

Así acabó uno de los navíos más ilustres de la Historia de España, sirvió durante más de 30 años protegiendo los intereses españoles en el mundo. Me podía pasar las tardes reflexionando si ese barco no merecía una réplica, una reconstrucción de aquella vieja gloria pero cual no fue mi sorpresa que un día supe que había un proyecto de réplica, imaginé que sería utilizado para adiestrar marineros y que cada 21 de octubre participaría en la reconstrucción de la batalla, junto al Victory.

No obstante quedé enormemente decepcionado y contrariado, el nuevo Santísima Trinidad serviría como restaurante, discoteca y sala de exposiciones, nada de marineros ni navegación alrededor del mundo pero bueno, no debería extrañarme, en este país parece que no se respetan o no se valoran estas cosas históricas. Sin embargo, ésto no es todo, ya que la reconstrucción no se asemeja en nada al Trinidad, parece otro barco distinto, yo no sé de donde sacaron la idea de que el Trinidad era así de horroroso, y sino juzguen por ustedes mismos:




¿Es cosa mía o parece un ataúd?